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Orientación Universidad
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conceptos cartografia, Apuntes de Geografía

Asignatura: Fundamentos de Ordenación del Territorio, Profesor: Tipo de Incognito, Carrera: Geografía y Gestión del Territorio + Historia, Universidad: US

Tipo: Apuntes

2016/2017

Subido el 11/11/2017

lucia2016chin
lucia2016chin 🇪🇸

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¡Descarga conceptos cartografia y más Apuntes en PDF de Geografía solo en Docsity! Historia de la Cartografía 1.- Pueblos Primitivos Los hombres han usado mapas desde la más remota antigüedad, y probablemente ya los hacían en épocas prehistóricas. Es posible que incluso algunos dibujos encontrados en cuevas y refugios, con un significado desconocido hasta el momento, sean croquis de los territorios donde vivían y cazaban. Tanto las civilizaciones antiguas como los pueblos primitivos han recurrido como soporte de los mapas a una plural variedad de materiales; fueron grabados sobre madera, sobre piedra, o sobre tabletas de arcilla cocida, pintadas sobre la piel preparada de un animal, o hechos en un entramado de piezas de madera. Los pueblos primitivos que han mantenido hasta nuestros días sus culturas ancestrales construyen mapas tan ingeniosos, a veces, como las cartas de navegación de los indígenas de las islas Marshall, quizá los mapas primitivos más interesantes. Estas cartas están formadas por un armazón de cañas atadas con fibras de palma sobre el que aparecen sujetas pequeñas conchas que representan islas, y cañas curvadas que son corrientes marinas y frentes de olas. Pese a su rústico aspecto los polinesios han empleado estos primitivos mapas para orientarse en sus navegaciones cubriendo distancias enormes sobre el Pacífico. En América los Incas, del Perú, hacían mapas en relieve, los tallaban sobre piedra, tal como lo muestra la llamada "piedra de Saihite" que representa una ciudad. De los aztecas se conservan bastantes mapas que en general presentan un aspecto muy decorativo; y en los que curiosamente representan con más interés hechos históricos que los propios detalles topográficos. Los pueblos de las praderas dibujaban excelentes croquis sobre pieles de bisonte; su sistema de escritura ideográfica se prestaba muy bien al desarrollo de signos convencionales; así, huellas de caballo simbolizaban un camino, un hombre cruzando un río, representaba un vado, etc... Los Tuareg del desierto del Sahara emplean para hacer sus mapas los mismos materiales del lugar que representan: arena para marcar las dunas, grava para marcar el erg y guijarros para la hamada. La habilidad cartográfica de los esquimales es aún más conocida. Construyen sus mapas sobre madera o sobre piel de foca empleando colores para señalar la vegetación, las corrientes de agua, los lagos, islas, etc... En sus mapas se podían apreciar grandes deformaciones y no por ello cabe decir que carecían de habilidad en ello sino que estas deformaciones eran resultado del concepto primitivo de distancia, que no es geométrico, sino cronométrico. No median la distancia entre dos puntos por la longitud métrica entre ellos, sino por el tiempo en que tardaban en recorrerla. El mapa tiene por objeto en cualquier cultura representar diversos puntos y accidentes de la tierra y la relación que entre ellos establece el hombre. Estas relaciones principalmente se determinan por la distancia y la dirección. Antiguamente la distancia se expresaba no sólo en medidas lineales sino también, frecuentemente, en unidades de tiempo (horas, días,... ), tal como hemos visto en la cartografía esquimal. En general, estos croquis de los pueblos primitivos presentan únicamente zonas de las que tienen conocimiento directo, aunque en ocasiones sean muy extensas. Esto es lo que los hace tan precisos y reales. Todos estos mapas tienen una característica común, son mapas con una finalidad informativa, utilitaria. 2.- Primeras Civilizaciones Con las primeras civilizaciones estables aparece junto al mapa utilitario un nuevo concepto más intelectual. Existe una dualidad, el mapa se presenta no sólo como instrumento dirigido a un fin concreto, la utilidad inmediata, sino también como imagen, que es por el contrario símbolo e ilustración. El hombre trata de representar el Universo según sus concepciones; con la geografía que conoce mezcla sus ideas cosmogónicas, y en los mapas empiezan a aparecer lugares míticos, genios, etc..., todo ello rodeando a una zona central, que es en cada caso el país del autor, al que éste considera siempre como centro del Universo y su zona más importante. No limitaron sólo su inquietud a lo más próximo o conocido sino que ensayaron también la representación de zonas más alejadas, de las que tenían una idea borrosa, e incluso de territorios remotos más o menos imaginarios y fantásticos. La parte central representa realidades, hechos geográficos concretos, mientras que a medida que se aleja de ese mundo familiar se va haciendo cada vez más impreciso y poco a poco el mapa se va poblando en sus extremos de monstruos, de seres fabulosos y de creaciones mitológicas. Este tipo de mapa donde el hombre ha plasmado su concepción del Universo, se concreta desde las primeras civilizaciones en una representación circular, correspondiente a la panorámica natural del horizonte. Sólo el conocimiento completo de la Tierra desterrará estas ideas, que hasta entonces se repiten indefectiblemente a través de los siglos y de los lugares 3.- Cercano Oriente El mapa más antiguo que se ha encontrado hasta ahora, es una placa de barro cocido procedente de Ga Sur en Mesopotamia; se supone que fue compuesto hacia el año 2500 a.C. y representa el valle de un río en una determinada zona del país.También se han encontrado otros posteriores con representaciones del Mundo, según la concepción babilónica. En general los mapas babilónicos suelen ser, como los de los egipcios, representaciones de tipo catastral. En Egipto, especialmente, los trabajos catastrales tuvieron gran importancia porque al tratarse de un territorio inundado todos los años, las aguas del Nilo borraban los límites de las propiedades y era preciso tenerlos muy bien delimitados. Se han hallado varios planos, en su mayoría de tipo catastral y topográfico, pero no se han encontrado mapas de grandes zonas. 4.- China En China, vamos a encontrar de nuevo, junto al mapa-instrumento, extraordinariamente desarrollado allí, el mapamundi circular, el mapa-imagen. Los más antiguos (del siglo V a.C.) acompañados de textos budistas, parecen de origen indio; en los posteriores, ya típicamente chinos, aparece China, el "Imperio de Enmedio" ocupando el centro de un gran continente rodeado por un gran océano exterior con numerosas islas con nombres imaginarios. El mapa-instrumento por su parte tiene en China, desde tiempos muy antiguos un gran desarrollo, promovido por la propia administración imperial, tanto para fines administrativos como militares. De tal manera que cuando los misioneros jesuitas, en el siglo XVI, iniciaron la publicación del mapa de China, encontraron un material abundante para su preparación. Se ha hablado de mapas chinos del siglo XXVIII a.C.; pero la referencia más antigua a su existencia es sólo del año 227 a.C., apareciendo una cita en un documento, en la que se ensalza la jonios, que habían usado Anaxágoras y Hecateo de Mileto, y que fue común en la Edad Antigua, sin incorporar ninguna de las aportaciones cartográficas de los alejandrinos. El centro del mundo es lógicamente Roma. El más famoso es el gran "Orbis Terrarum" realizado por M. Vispanius Agripa (63-12 a. de C.), por orden de Augusto. El mapa se terminó en el año 20 a. de C., y estaba situado en el Campo de Marte, de Roma. En él se señalaban los itinerarios de todo el Imperio y reunió el mayor número posible de datos. Se hicieron copias de este mapa en las ciudades más grandes del Imperio, pero ninguna ha sobrevivido. Sin embargo el mapa de Agripa tuvo una larga influencia posterior tanto en Roma (la Tabula Peutingeriana antes citada) como más adelante en la Edad Media. CartogramaHistoria de la Cartografía Edad Media webmaster@cartograma.com Principal El mapamundi medieval deriva directamente del "Orbis Terrarum" de los romanos. Pero la Edad media occidental intentó, bajo la influencia de tradiciones bíblicas, una representación simbólica de carácter religioso, que introducía variaciones significativas en el Orbis Terrarum. El Oriente (Asia), como en los mapas romanos, está situado en la parte superior, de ahí procede la palabra orientación. De este modo se conseguía colocar en una posición destacada (parte superior) las representaciones bíblicas como son el Paraíso Terrenal, los Reyes Magos,... Los mapas medievales se alejan en su concepción de la Geografía intentando representar simbólicamente el mundo mediante abstracciones místicas. Se pierde totalmente la idea de la esfericidad de la Tierra. En la antigüedad greco-romana, las tres partes del mundo, rodeadas por el Océano exterior, quedaban delimitadas por el mar Negro y el río Don (Tanais), entre Europa y Asia, por el río Nilo y el mar Rojo entre Asia y África, y por el Mediterráneo, situado perpendicularmente a ellos, entre Europa y África. En la Edad Media se mantienen estas mismas demarcaciones, y el Mediterráneo sigue siendo el centro predominante; aunque el mapa tiene como eje a la ciudad santa de Jerusalen, centro del universo cristiano, y con frecuencia los tres continentes llevan el nombre de los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet). También se les añaden seres fantásticos tomados de la antigüedad; y la toponimia es la misma que la de la época clásica. Estos mapas se denominan tripartitos, porque incluyen los tres continentes. Existen muchos de ellos, cuyas líneas interiores están esquematizadas y forman una T, enmarcada por el Océano exterior, que se dibuja como un círculo. A estos tipos de mapamundi esquemáticos, muy típicos en la Edad Media, se les conoce como "Mapa de T en O" (la parte fundamental del dibujo es un jeroglífico construido con las letras O y T, iniciales de "Orbis Terrarum"; la O representa el borde del mundo, y la T en ella encerrada, la divide en los tres continentes conocidos entonces) o como "Mapa de rueda". Muchos de ellos han quedado reducidos a simples diagramas geométricos de forma circular, en cuyos espacios libres figuran solamente anotaciones escritas. Este tipo se atribuye a San Isidoro, el sabio más ilustre de la España visigoda, pues aparecen por primera vez en las "Etimologías", ya desde las primeras ediciones, y en otras obras suyas. Por estas razones, en España, el patrón de los topógrafos y geodestas es... SAN ISIDORO de Sevilla. Otros mapas siguen el modelo de Orosio (español del siglo V) más próximo al mapa de la antigüedad. La tendencia ornamental y el alejamiento cada vez mayor de los modelos romanos hacen que muchos de estos mapas sean confusos; aparece también en ellos una tendencia a la estilización y a la esquematización de los contornos. Otro modelo de mapa llamado cuatripartito, deriva del universo representado en el globo de Crates (siglo II a. de C.). En él un Océano transversal que se suponía existente en la zona del Ecuador, divide el mapa en dos partes, en la superior están los tres continentes tradicionales y en la inferior un cuarto continente denominado "terra incognita" o "terra australis". Viene a representar así todo un hemisferio terrestre, por lo que han sido llamados también "mapas hemisféricos". Dentro de los mapamundis medievales, forman un grupo con personalidad bien definida los que aparecen en los llamados "beatos", manuscritos que contienen los "Comentarios al Apocalipsis", del monje español Beato de Liébana (siglo VIII). No se han conservado ninguna clase de mapas particulares de países europeos, salvo alguna excepción en el siglo XIII. Sin embargo los viajes fueron muy frecuentes en toda la Edad Media, pero sin dejar constancia cartográfica alguna. Muchos de estos viajes debieron de desarrollar itinerarios o "guías", pero salvo casos muy concretos no han llegado a nosotros. Los mapamundis medievales tienen un indudable interés arqueológico y documental, pero su valor cartográfico es muy pequeño y desde este punto de vista deben de considerarse como primitivos. Hasta el comienzo del desarrollo del "portulano" no se puede hablar de mapas propiamente dichos. De la segunda mitad del siglo XIII se conservan dos grandes mapas que suponen una evolución significativa del mapa medieval. Son el de la Catedral de Hereford, de Ricardo de Haldinghan, que formaba parte de la ornamentación de un retablo, mide 1.62 metros, y es de forma circular; y el de Ebstorf, encontrado en una Abadía Benedictina, medía cerca de 4 metros y fue destruido en un bombardeo en la II Guerra Mundial. Corresponden a la Baja Edad Media en la que comienza, con los grandes viajes, el interés por un conocimiento más exacto de los países, y coincide con la aparición de otros grandes mapas que, aunque de origen diverso y distanciados en el tiempo, tienen en común su interés por ofrecer una imagen del mundo más aproximada a la realidad. Tanto el mapa de Hereford como el de Ebstorf tienen como base el simbolismo cristiano, tradicional en la Edad Media. CartogramaHistoria de la Cartografía Los Portulanos webmaster@cartograma.com Principal Con el término "portulano" se designa en general, a las cartas náuticas que tuvieron su apogeo desde el siglo XIII al XVI e incluso el XVII. En su origen esta palabra designaba los cuadernos de instrucciones en que los navegantes anotaban los rumbos y las distancias entre los puertos y que es probable que fueran ilustrados con croquis; cuyos datos, más adelante, se unieron confluyendo en una carta general, que por extensión vino a denominarse también "portulano" o "carta portulana". La Carta Pisana, de c. 1300, el portulano más antiguo que se conserva. Pincha sobre él para una mejor imagen El origen de los portulanos se remonta al siglo XIII, aunque los más antiguos datan de principios del XIV. Su aparición fue consecuencia del traslado a una carta náutica de los llamados libros portulanos o registros donde se anotaban los rumbos tomados con la brújula entre los puertos del Mediterráneo. Los centros donde aparecieron por primera vez fueron Mallorca, Génova y Venecia, siendo los primeros autores conocidos Petrus Vesconte (carta de 1311) y Angelino Dulcert (1339). Uno de los más fecundos fue Joan Martines (1556-1591), cartógrafo de origen catalán o mallorquín que trabajó en Mesina y Nápoles tras recibir el título de cosmógrafo real por orden de Felipe II, y que publicó algo más de 30 atlas. En ellos incorporó los últimos descubrimientos realizados por españoles y portugueses. Este nuevo tipo de mapas, que sobrepasaba en exactitud a todos los anteriores, apareció al mismo tiempo que, en los ambientes monásticos y universitarios continuaba la cartografía tradicional de la Edad media, que podríamos llamar "culta". El portulano es el eslabón de una larga cadena de navegaciones en un mar, el Mediterráneo, cerrado, de costas relativamente próximas, que permitían cruzarlo cómodamente en todas direcciones, pero suficientemente amplio para excitar el espíritu de aventura, para constituir un desafío a mercaderes y guerreros. Recoge así una experiencia en la navegación que se remonta a los fenicios, a los cretenses, a los griegos: una experiencia de rivalidades también por el dominio del comercio y de las rutas (la "thalasocracia" de los griegos) en un mar interior, que fue ya familiar ("mare nostrum"), durante siglos para el Imperio romano; un mar que, pese a la ruptura de este Imperio, y a la quiebra posterior de las invasiones árabes que lo convirtieron en una frontera en lucha permanente, no perdió nunca su carácter de lazo comercial y de unión entre los pueblos. Los elementos de las cartas náuticas están heredados de tradiciones que remontan a la más remota antigüedad. Las cartas más antiguas conservadas, alguna del siglo XIII, son de origen italiano. Del siglo XIV se conservan abundantes cartas de la escuela mallorquina (la más importante manifestación de la cartografía medieval) como la carta de Angelino Dulcert, de 1339, las de Guillermo Soler y el famoso Atlas Catalán atribuido al judío mallorquín Abraham Qresques, de 1375. En el siglo XV, que con el XIV, son los más representativos de la cartografía mallorquina, Meciá de Villadestes, Pedro Rosell, Jaime Beltrán y Gabriel de Valseca, son los cartógrafos más notables. Con el sistema de construcción de cartas utilizado en los portulanos, se consiguieron representaciones cartográficas del Mediterráneo y de la costa occidental europea de una gran precisión, que globalmente coinciden con los mapas actuales de esas zonas. La utilización de la brújula como instrumento náutico, corriente desde finales del siglo XII y comienzos del XIII, unido al desarrollo del astrolabio, fue decisivo en la construcción de las cartas náuticas, que alcanzaron su mayor perfección en los portulanos realizados a partir del siglo XIV. Existen numerosas citas en las que se da noticia de este instrumento marino, la brújula, ya común en el siglo XIII. Alfonso X el Sabio lo menciona en el "Código de las Partidas", y Raimundo Lulio en su "Fenix de las maravillas del Orbe", escrito en 1286, nos da además la primera cita que se tiene del uso común en esa fecha de las cartas náuticas, explicando como los navegantes de su tiempo se servían de "instrumentos de medida, de cartas marinas y de la aguja imantada". Estas cartas se elaboraban sobre pergamino para lo que se utilizaba, en general, la piel entera, colocándose la parte correspondiente al cuello del animal hacia la izquierda. Existen algunas, aunque en menor número, y ya posteriores, de los siglos XVI y XVII, en varias hojas formando una especie de atlas. Comprendían fundamentalmente las costas del Mediterráneo, las de los mares Negro y Rojo, y las del Atlántico correspondientes al NO de África y Europa, incluyendo los principales archipiélagos del océano. principal característica es su enorme valor decorativo, conseguido mediante el empleo de gran cantidad de dibujos alegóricos, no solo como adorno del título, sino también bordeando sus márgenes, e incluso invadiendo el campo propio del mapa; hay en estos mapas, además muchas rosas de los vientos y barcos, sobre el mar, animales reales y fantásticos en las zonas inexploradas, y dibujos de sus habitantes en los paises lejanos, tal como los holandeses podían imaginarlos. La rotulación se adorna con rasgos muy largos y elegantes, y con curvas decorativas de fantasía. Apareció en el atlas del cartógrafo Hendrick Doncker El mapa volvió a ser utilizado para el atlas del propio De Wit editado en 1671 Fue típica del período la reutilización de planchas. Otros célebres cartógrafos de los Paises Bajos son Joannes Janssonius, Justus Danckerts y Nicolas Visscher. Comprende las partes septentrionales de América FRANCIA: Mientras tanto, en Francia trabaja Nicolas Sanson (1600-1667), que emplea una decoración más sobria, especialmente en la rotulación. Sus mapas introducen algunos errores, a veces por seguir a Ptolomeo, como en el caso del Mediterraneo; otras, por mala información, como en el de la península de California, que representa como isla. En 1668 el ministro Colbert encargó a la Academia de Ciencias la formación de la carta geográfica de Francia. El trabajo fue confiado al abate Picard y los astrónomos Jean-Dominique Cassini y la Hire; el mapa se publicó en 1693 y rectificó considerablemente el perímetro de Francia dibujado por Sanson. ITALIA: Domenico Rossi publicó en 1692 un gran atlas en dos volúmenes, titulado "Mercurio Geográfico", que siguió reimprimiendose durante el siglo siguiente. ESPAÑA: destaca Joäo Bautista de Lavanha (Juan Bautista de Labaña), portugués, que hizo un mapa de Aragón en 1615 empleando triangulaciones; fue la primera región representada científicamente. Pedro Sierra hace en 1620 un mapa de Galicia y varios regionales más. Pedro Texeira Albernas, también potugués, publica en 1622 su " Descripción de las costas de España" y en 1656 el "Plano de Madrid", que es su obra más conocida. Francisco Ferrer hizo en 1696 el "Mapa General de España". La hegemonía holandesaHistoria de la Cartografía Hegemonía holandesa webmaster@cartograma.com Principal Los países bajos a comienzos del siglo XVI quedaron unidos a España bajo el emperador Carlos V. La lucha por la independencia no tardó en iniciarse hasta que en 1581 las provincias septentrionales se declararon independientes de España. En 1609, el sucesor de Felipe II consiguió una tregua que duró unos 12 años. Una vez roto el armisticio, se reanudaron las hostilidades, hasta 1648, en que, en virtud del Tratado de Westfalia, que puso fin a la guerra de los Treinta Años, España acabo reconociendo la independencia de los Países Bajos. El poderío holandés y su capacidad mercantil aumentaron de manera sustancial con la fundación de la Compañía de las Indias Orientales en 1602. En los Países Bajos florecieron los más brillantes cartógrafos e hidrógrafos de Europa, coincidiendo más o menos con la fundación de la Compañía holandesa de las Indias Orientales, en 1602. Ésta creó su propio departamento cartográfico, y lo dotó del personal adecuado. Éste recurrió a la proyección de Mercator, que permitía el trazado de mapas planos en los que los marinos podían señalar una ruta rectilínea pese a la esfericidad de la tierra. Amsterdam no tardó en convertirse en el centro europeo de la producción de mapas, globos terráqueos, cartas marinas e instrumentos de navegación. Estas tareas estaban dominadas por tres firmas familiares: Hondius, Jansson y Blaeu. De ellas, los Blaeu fueron los más famosos. Entre los autores de esta época podemos destacar a: Gerardus Mercator Abraham Ortelius Willem Janszoon Blaeu Gerard y Cornelis de Jode Lucas Janszoon Waghenaer Jan Van Linschoten Jan Jansson Joan Blaeu Hendrick Doncker Frederick de Wit Justus Danckerts Pieter Schenck Christopher Saxton John Norden John Speed John Ogilby La cartografía en la era modernaHistoria de la Cartografía Era Moderna webmaster@cartograma.com Principal La segunda mitad del siglo XVIII había sido un período de extraordinaria actividad cartográfica en toda Europa, y particularmente en Gran Bretaña, debido en gran medida a los avances científicos en los ámbitos de la trigonometría y la astronomía, iniciados por Newton, y a las vitales innovaciones en materia de diseño de instrumentos llevadas a cabo por Hadley, Harrison y Ramsden, todos ellos ingleses. John Hadley (1682-1744), óptico de profesión, construyó el primer telescopio reflector con suficiente exactitud y potencia como para ser usado en astronomía; inventó también un cuadrante que fue el antecedente del sextante. John Harrison (1693-1776) era un relojero que inventó un cronómetro marino que permitió a las gentes del mar calcular de manera exacta su longitud en ruta. Jesse Ramsden (1735-1800) fue un extraordinario precursor en el diseño de instrumentos de precisión, como un sextante y un teodolito de extremada exactitud y barómetros. El advenimiento de la Revolución Industrial creó mucha riqueza y permitió a Gran Bretaña alcanzar la preeminencia en la producción de mapas, actividad que se vio estimulada por premios de hasta 100 libras, concedidos entre 1759 y 1809 por la Society of Arts a cualquier persona que completara el trazado de un condado a escala 2.5 cm:1.6 km. A comienzos del siglo XIX, la casi totalidad del país había sido cartografiado a escala, y el Ordnance Survey, creado en 1791-1792, la adoptó y prosiguió la tarea. Las guerras revolucionarias y las napoleónicas tuvieron gran repercusión en la cartografía, lo mismo en Francia, donde las campañas de Napoleón crearon una demanda de exactitud y detalle, que en países como Gran Bretaña, que precisaban conocer el territorio que acaso tuvieran necesidad de defender, o el que ellos y sus aliados podían atacar. El siglo XIX también presenció la culminación del cartografiado a gran escala de las costas continentales, así como la mayor parte de la exploración de África y Australia. En Australia, Matthew Flinders completó la tarea que emprendieron los holandeses y continuó el capitán Cook. Éstos y similares trazados cartográficos nacionales se llevaron a cabo siguiendo las directrices marcadas en los últimos años del siglo XVII por los Cassini, una familia de renombrados astrónomos. La exactitud de los datos se vio incrementada gracias a los recientes progresos en el diseño de instrumentos y al superior conocimiento científico de la época. Las técnicas de impresión también cambiaron a mediados del siglo XIX, y las planchas de cobre fueron reemplazadas por la litografía, procedimiento mediante el cual la imagen se dibujaba sobre piedra. Ello permitió imprimir miles de ejemplares sin pérdida de claridad, y la introducción de muchos más detalles y colores: las antiguas planchas de cobre no tardaban en desgastarse, y a menudo había que regrabarlas para conservar su claridad. Pese a ello el grabado en cobre no desapareció por completo hasta que se inventó la fotografía y pudo aplicarse a la impresión litográfica. Desde los tiempos de Mercator, se tenía la idea de confeccionar un atlas general que comprendiera mapas de todas partes del mundo, y había sido explotada por los grandes editores holandeses Blaeu y Jansson, pero en el siglo XIX la riqueza de la información científica permitió a los cartógrafos incluir en sus atlas mapas temáticos y de otros tipos. Estos atlas se convirtieron en "expresiones" del pensamiento geográfico de cada país en concreto, y a esta tendencia contribuyó en gran medida la introducción en Alemania de la geografía como materia de estudio. El Atlas géographique et physique del barón Alexander von Humboldt, publicado en 1812 para acompañar sus estudios sobre Nueva España (México), incluye gran cantidad de información concretada en forma cartográfica, y tenía planes para dar a conocer otro atlas destinado a ilustrar conceptos geográficos. En 1838 se publicó la primera edición del Physikalischer Atlas de Heinrich Berghaus, compatriota de Humboldt, a la que siguió en 1852 una versión revisada y aumentada que incluía información sobre meteorología, climatología, hidrología y geología, así como de pluviosidad y de la distribución de las razas e incluso de ciertas enfermedades. La importancia del atlas de Berghaus fue apreciada en Gran Bretaña, y el editor de Edimburgo Alexander Keith Johnston incluyó algunos de esos mapas en su National Atlas de 1843. Cuando dos años después apareció el Physical Atlas, las dos terceras partes de los mapas derivaban de Berghaus. Fueron rivales de Johnston los dos John Bartholomew, padre e hijo, cuya empresa fundó el Edinburgh Geographical Institute. La producción de atlas generales estuvo dominada por los editores comerciales alemanes hasta finales de siglo, si bien la escuela geográfica francesa plasmó sus ideas en el Atlas général Vidal-Lablache, publicado en 1894. La primera edición de The Time Atlas, producido en 1895, fue en realidad una versión en inglés del Allgemeine Hand Atlas de Andreo, pero al cabo de dos ediciones fue completamente redibujado por John George Bartholomew, a fin de reflejar los cambios territoriales que siguieron a la Primera Guerra Mundial. Los atlas manuales de carácter general, convertidos en una realización propia de la época, testimonian los intereses y preocupaciones de editores y lectores, y así las publicaciones británicas subrayaban la extensión del imperio. Durante el siglo XIX se crearon numerosos organismos geográficos nacionales. Podemos destacar en esta época: La Sociedad para la Difusión del Conocimiento Útil Walter Graham Blackie J.G. Bartholomew El atlas de The Times Enlaces
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