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Libro sonrie o muere, la trampa del pensamiento positivo. Analisis capitulos, Apuntes de Informática

Asignatura: Sociología, Profesor: Pedro López López, Carrera: Información y Documentación, Universidad: UCM

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 07/02/2015

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silvanacoca-1 🇪🇸

4.3

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¡Descarga Libro sonrie o muere, la trampa del pensamiento positivo. Analisis capitulos y más Apuntes en PDF de Informática solo en Docsity! Sonríe o muere: la trampa del pensamien to positivo. Trabajo final de curso. Sonríe o muere: la trampa del pensamiento positivo Bárbara Ehrenreich es periodista, ensayista, activista y conferenciante. El libro que he escogido de entre los dieciséis que ha publicado ya es el titulado Sonríe o muere: la trampa del pensamiento positivo. Elegí este libro por su título, pensando que quizás sería otro de los muchos ensayos ya escritos sobre la influencia que ejerce sobre nosotros un "pensamiento positivo" y cómo influye en nuestra vida diaria ver la vida desde un prisma lleno de color y buena fe; que quizás incluso en el ensayo se describieran maneras de actuar, claves, para tener un pensamiento positivo y como atraerlo o como enfrentarnos a situaciones difíciles, y por supuesto, todas las ventajas que ello conlleva. Antes de escoger definitivamente el libro, busqué en Internet el argumento del que trataba exactamente, y comprobé no sin sorpresa que, nada más lejos de mis conjeturaciones iniciales, el ensayo hacía una fuerte crítica a toda la corriente del pensamiento positivo. Por supuesto, este enfoque llamó considerablemente mi atención, por lo que finalmente me decanté por este libro y no por otro. Bárbara Ehrenreich comienza su libro con una introducción que empieza así: "Los norteamericanos son gente positiva. Esa es su fama, y esa es también la imagen que tienen de sí mismos." Más adelante nos regala los datos de que en más de cien estudios de felicidad subjetiva en el mundo, los estadounidenses quedaban en el puesto veintitrés, pero además, el medicamento más recetado allí son los antidepresivos. Creo que son datos muy significativos. Y con estos datos en mano, la pregunta que surge es: ¿Cómo es posible pues, que den al mundo una visión tan positiva sin ser los más felices? La respuesta, según la escritora, se debe a que realmente el ser positivo no es un estado mental ni anímico, sino una ideología a seguir, y que es esto lo que los habitantes de Estados Unidos muestran al mundo. Debemos diferenciar en primer término que aquí, en este libro, no se habla del pensamiento positivo como optimismo, sino que hablamos de ello como una disciplina a seguir, obligándonos a pensar positivamente, lo cual, según aseguran, que aparte de hacernos sentir optimistas, favorecerá y atraerá el éxito, ya que nuestros pensamientos tienen una influencia real en nuestro entorno. En este punto debo decir que personalmente si creo en el "poder" que puede tener un pensamiento positivo en nuestra vida, vinculado siempre con el optimismo y las ganas de que ciertos aspectos que nos rodean mejoren, porque pienso que nuestra propia actitud hacia la vida y las decisiones que podamos tomar, van ligadas a ese positivismo, a ese optimismo, que es un estado cognitivo que nosotros podemos controlar. Por supuesto no hablo de que únicamente con pensar de esta forma se alcancen los objetivos, desde luego hay que moverse para conseguir resultados, pero en definitiva, muchas de las cosas de la vida serán peores o mejores, más difíciles o más sencillas, dependiendo de como nos enfrentemos a ellas y de la actitud escogida. Finalizando ya su introducción, la ensayista alega que se ha incentivado tanto y se ha visto con tanto poder, que aquellos que defienden este nuevo pensamiento positivo y que lo imparten, machacan a la gente haciéndoles creer que si algo falló en sus vidas, fue porque no tuvieron esa actitud positiva, que no creyeron en que lo lograrían. Y digo yo: "Calma, señores, calma." ¿Cómo pueden hacer creer a la gente tal cosa? ¿Qué culpa tiene una madre de perder su tienda porque la gente ya no va a comprar? Nadie tiene derecho a arrojar culpas a esa mujer porque su negocio no funcionó, promover el éxito y la riqueza, aunque se mantuvo un aspecto negativo del calvinismo: la forma despiadada de juzgar y la insistencia de hacer una constante labor de autoexamen. Sabemos que después de todo este proceso llegó nuestro actual pensamiento positivo, con sus libros de "Hágase rico ya" y libros de autoayuda, y sinceramente, no creo que esto fuera lo que se pretendía al principio, cuando lo único que querían era librarse de una religión que les enfermaba y optar por algo mucho más humano y permisivo, con el que pudiesen sonreír y disfrutar de pequeños placeres, aunque ahora los norteamericanos se vean obligados a pensar en positivo. A partir del capítulo cuarto nos queda claro que el pensamiento positivo ya no es sólo una tendencia filosófica, sino que se ha vuelto un mercado a explotar que da grandes beneficios. Se venden libros, CD's, artículos como tazas o cojines con frases positivas para alcanzar el éxito, pero no es únicamente al individuo al que van dirigidos todos estos productos, sino a las grandes empresas, y los oradores que se anuncian en sus páginas web animan a estas entidades a que les regalen a sus empleados sus libros y les ofrezcan sus charlas, prometiendo una mayor efectividad en sus plantillas. Seguramente, donde tenga más aceptación este movimiento, sea en el área de comerciales, puesto que, y lo digo desde mi propia experiencia, suele ser un trabajo solitario, en donde recibes "noes" la mayor parte del tiempo, y es imprescindible que esto no te debilite ya que tu trabajo depende de conseguir los "sies". Por eso, son un grupo al que se le hace mayor hincapié con la positividad y se les somete a rallies con charlas motivadoras, además de proponerles ciertos libros para eliminar la negatividad, e incluso, se les dan recompensas por objetivos cumplidos para animarlos a seguir adelante, motivados y llenos de positivismo. Realmente, y por desgracia, detrás de todo ese enjambre de charlas y recompensas, lo importante es ofrecer trucos que le sirvan al vendedor, aunque puedan llegar a ser ilusorios, como escribir tus objetivos en un papel y colgarlo donde lo veas diariamente, porque lo que consigues finalmente es enfrentarte a una jornada laboral dura y solitaria. Más tarde, ante la oleada de despidos masivo que se produjo, a estos oradores no les quedaba más remedio que insertar en la mente de la gente parada la idea de que esto era un buen cambio, de que lo vieran como una nueva forma de progresar, y que debían pensar en positivo para alcanzar de nuevo un buen nivel de vida. Pero estas ideas eran tanto para parados como para aquellos que aún mantenían su empleo, aunque no sabían por cuanto tiempo, y se les llegó a decir, incluso, "Tú eres el responsable; no le eches la culpa al sistema; no le eches la culpa al jefe; trabaja más y reza más.", cubriendo así el miedo psicológico que todos lo empleados tenían y animándolos a que se muevan y dejen de quejarse, procurando ser mejores. En el capítulo Dios quiere que seas rico, comprobamos que el calvinismo y el pensamiento positivo se siguen disputando hoy en día el número de seguidores, ya sea a través de la venta de libros, midiendo la audiencia que tienen por televisión o por la asistencia que consiguen en sus iglesias, aunque los más populares son los pensadores positivos porque no hacen referencia al pecado ni amenazan en cada misa con el infierno, dejando a un lado los juicios de valores que tan poco le gusta a la gente. Estos pensadores manifiestan que el éxito, la salud y la felicidad se consiguen a través de la técnica de la visualización y de "reprogramarse" la mente hasta llenarla con imágenes positivas, lo que viene a ser la llamada "ley de atracción", que teoriza con que tu mente puede atraer aquello en lo que piensas y deseas. En las misas que dan en sus mega iglesias suena música del tipo rock cristiano, y pocos son los signos cristianos que se encuentran en el interior, a excepción de unas pocas cruces, como en el templo de los señores Osteen. Cuando hablan en público al dar la misa, su imagen aparece reflejada en las grandes pantallas que tienen instaladas ante las doce mil personas congregadas allí, aunque pueden llegar a alcanzar los siete millones de televidentes. La impresión que se acaba sacando de todo este espectáculo que realizan viene siendo que finalmente reducen a Dios a siervo del hombre, obligado a darnos lo que pedimos y visualizamos cuando se lo demandamos por el hecho de que Dios es bondadoso y nosotros sabemos lo que queremos. Las mega iglesias se empeñan en desentenderse de la imagen original de la Iglesia cristiana, ya sea suprimiendo los símbolos o procurando que su edificio pase desapercibido, todo ello para atraer a más "clientes", que según confiesan en una encuesta, prefieren que la nueva institución no se asemeje a la que ellos solían asistir cuando eran pequeños, y que además de eso, den servicios públicos como guarderías, apoyo a drogadictos, mujeres maltratadas... todo aquello que para ellos es ajeno a su "Estado de Bienestar". En mi opinión, lo que en la práctica estas mega iglesias son es un centro de actividades, además de tener un toque social, pero bajo el parámetro de empresa, que precisa para seguir adelante con más suscriptores y que sea dirigida como tal, con personas cualificadas encargadas de la promoción y publicidad de la misma, convirtiendo a sus párrocos en ejecutivos, comportándose como tal y rodeándose de otros muchos empresarios. Cuando la psicología empezó a adentrarse en el mundo del pensamiento positivo, como se nos informa en el capítulo seis, muchos diplomados y doctorados se unieron a esta "ciencia de la felicidad", publicando trabajos científicos que vinculaban el optimismo y la felicidad con la buena salud y el trabajo, aunque se desvinculan de los "charlatanes" que ofrecen el dinero y aseguran que, los psicólogos positivos, podrán publicar en 10 años libros de autoayuda con fundamentos, centrándose en la felicidad del individuo y la buena salud que esta proporciona. Pero tras informarte un poco y leer varias declaraciones de estos psicólogos positivos, eres consciente que bajo toda esa felicidad tan accesible para todos en principio hay un dato camuflado, que vincula esta felicidad con un duro trabajo, tan latente en la mentalidad estadounidense, ya que únicamente si te esfuerzas y trabajas duro podrás alcanzar la prometida y verdadera felicidad, independizada totalmente de los placeres que obtienes sin ningún esfuerzo, como oler una simple flor o ver un amanecer. Por lo tanto, no puedes ser feliz si estás todo el día tirado en el sofá sin hacer nada, aunque esa sea tu máxima en la vida. Aunque esta psicología positiva no se ata con partidos políticos, ya sean de derechas o de izquierdas, parece que si que se acerca más a la derecha, a los republicanos de Estados Unidos y al mercado libre, ya que si indagas en sus testimonios, todos hacen referencia a tú felicidad, a si has alcanzado tus objetivos, en vez de hacer preguntas referentes a si te gustaría cambiar algo de tu entorno social. Por ello, las empresas son muy partidarias de este movimiento, que incitan a los trabajadores a trabajar más para avanzar en su puesto de trabajo, proporcionando a las empresas el beneficio de contratar menos empleados porque los que tienen viven para trabajar, subir puestos y encontrar así esa prometida felicidad. El capítulo siete, Cómo el pensamiento positivo destruyó la economía, empieza dándonos los datos abrumadores sobre cómo los trabajadores tradicionales empezaban a rozar la pobreza a principio del siglo XXI y debían pelearse por conseguir trabajos de corta duración por un sueldo mísero, mientras que en el otro lado de la balanza, los ricos se hacían cada vez más ricos, aumentando la diferencia entre unos y otros de forma abismal: "Es como si cada hogar del ochenta por cierto que menos gana le estuviera mandando cada año un cheque de siete mil dólares al uno por ciento que más gana". E incluso en este momento en que las familias podían dejar de pagar sus casas por un despido en la familia, los positivistas animaban a la gente a encontrar el lado bueno de ello, como el libro publicado por Harvey Mackay, titulado ¡Nos despidieron!... Y es lo mejor que nos ha pasado nunca. Según mantienen ciertos expertos, el boom inmobiliario que se vivió en Estados Unidos y la libre disposición con la que se empezaron a dar hipotecas y créditos sin mirar el salario que cobraba la gente, en definitiva, todo el movimiento de dinero que hubo antes de la depresión económica, tenía una fuerte conexión con el pensamiento positivo. La gente gastaba mucho y ahorraba poco, creyendo que nunca pasaría nada porque, al fin al y al cabo, ellos se lo merecían; a esto se le unió que muy pocos economistas fueron los que se atrevieron a levantar la voz contra el sistema piramidal instaurado y contra sus futuras catástrofes, pero en definitiva a nadie nos gustan los aguafiestas. Esto no quita, por supuesto, el engaño de aquellos que ofrecían las hipotecas a gente con bajos salarios enmascarándolo como activos, buscando la obtención de sustanciosos ingresos por todo ello. En las grandes empresas se llegó al punto de que nadie quería oír malas noticias; si uno de los asesores de los poderosos ejecutivos iba a explicarle que era posible que la situación en la que vivían podía desmantelarse en unos pocos meses, era silenciado totalmente porque no había sitio para las personas negativas, o en el peor de los casos eran despedidos en el acto. Por ello, muchos de estos pocos que previeron la caída de la torre, no fue capaz de articular palabra negativa. Así cayó todo estadounidense en una espiral de positivismo que no les dejaba ver la realidad que se convertía en tornado; los ricos desde sus jets y limusinas no veían las enfermedades de los de abajo, y los de abajo seguían cegados con visualizar su propio triunfo. Es curioso como cambia la vida, y como una mínima esperanza puede hacerte aguantar. Mientras leía el capítulo iba rememorando el video que visualizamos en clase, también sobre las riquezas y las desigualdades salariales entre los más ricos y los más pobres, y mi pregunta sigue siendo la misma: ¿Qué le pasa al mundo? ¿Cómo alguien puede vivir tan sumergido en su burbuja que no ve que tiene la capacidad de usar una cuarta parte de su dinero (ya no digo ni la mitad) para ayudar a la gente y cambiar su entorno? Al final y al cabo, unos de los principios del pensamiento positivo es aquel que señala que la felicidad se consigue a través de esfuerzo, y desprenderte de tu dinero seguro que será visto como un gran esfuerzo; además, quedarte mirando todos los días como aumenta tu nivel de ingresos sin hacer nada mayormente me parece a mí un placer que no requiere energía. ¿Y cómo la gente de a pie vive observando a los de arriba sin ver que es injusto como está construido el sistema? ¿Es realmente por esa esperanza de llegar a entrar en ese mundo de ostentosidad, o es por la pérdida de ella sobre un cambio? "El crédito fácil murió. El gastar a lo loco nos parece cada vez más destructivo. Y, además, eso es lo que ya hicimos". El último capítulo está dedicado a las conclusiones y reflexiones de Bárbara Ehrenreich sobre el devenir si el pensamiento positivo sigue anclado en las mentes de las personas, o de cómo se ha utilizado con las grandes dictaduras, donde a aquellos que se les marcaba como derrotistas o escribían documentos con aires de tristeza se les acusaba de “quejicas” o se les expulsaba de ciertos gremios a los que pudieran pertenecer.
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