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Exploración de la Personalidad de Alejandro Magno: Fuerzas, Déficits y Fortuna - Prof. Ord, Ejercicios de Historia antigua

Este texto ofrece una descripción detallada de la personalidad de alejandro magno, el grande rey macedonio, a través de las obras de quinto curcio rufo, plutarco y arriano. Se abordan sus cualidades, defectos y las influencias de la fortuna en su vida. Además, se incluyen episodios clave como su encuentro con el profeta de amón, la controversia sobre su divinidad y sus planes expansionistas hacia el oeste.

Tipo: Ejercicios

2017/2018

Subido el 18/07/2018

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3.5

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¡Descarga Exploración de la Personalidad de Alejandro Magno: Fuerzas, Déficits y Fortuna - Prof. Ord y más Ejercicios en PDF de Historia antigua solo en Docsity! TEXTOS SOBRE ALEJANDRO DE MACEDONIA Descripción de Alejandro Magno (Quinto Curcio Rufo, Historia de Alejandro Magno 10.5.26-35): A la hora de hacer una crítica imparcial del rey, se echa de ver que sus cualidades hay que adjudicárselas a su naturaleza, sus defectos, a la fortuna o su edad. La fuerza de su espíritu era increíble; su resistencia, a la hora de soportar las fatigas, casi excesiva; su fortaleza, sobresaliente no sólo entre los reyes sino incluso entre aquéllos en los que la fortaleza es su única virtud; su generosidad llegaba al punto de conceder mayores gracias que las que se les piden a los dioses; clemente para con los vencidos; tantos reinos o devueltos a quienes se los había arrebatado por las armas o regalados gratuitamente; un desprecio continuo de la muerte ante la que los demás hombres se quedan exangües de miedo; su deseo de gloria y alabanza, superior, es verdad, a lo normal, pero comprensible en un joven como él y en medio de una hazañas tan grandes; por otra parte, su piedad para con sus padres: a Olimpíade había decidido consagrarla a la inmortalidad y, en cuanto a Filipo, había tomado cumplida venganza de su muerte; aparte, su benignidad para con la mayor parte de sus amigos; su benevolencia para con los soldados; su prudencia, pareja con su grandeza de alma y su destreza en lo que podía dar de sí su edad; su moderación en las pasiones desenfrenadas; sus relaciones amorosas limitadas al deseo impuesto por la naturaleza, y, en cuanto a los placeres, únicamente los permitidos; éstas eran ciertamente cualidades de su carácter. En cuanto a lo que hay que atribuir a la fortuna: igualarse a los dioses y reivindicar honores divinos; dar crédito a los oráculos que le empujaban precisamente a creer en ellos; encolerizarse más de lo justo con quienes desdeñaban venerarlo; trocar su atuendo personal por un atuendo extranjero; imitar las costumbres de los pueblos vencido, costumbres que antes de la victoria había despreciado. En cuanto a su cólera y su afición a la bebida, así como su juventud las había estimulado, de igual modo la vejez las hubiera podido mitigar. Hay que reconocer, sin embargo, que si debió mucho a su propio valor, su deuda fue mayor para con la fortuna a la que, él solo entre todos los hombres, tuvo sometida a su poder. - Alejandro ante el profeta de Amón (Plutarco, Vida de Alejandro): Después de atravesar el desierto llegó a aquel lugar. Entonces, el profeta de Amón le dirigió la palabra en nombre del dios, como si Alejandro fuera el hijo de la divinidad. El rey le preguntó si se le había escapado alguno de los asesinos de su padre. El profeta le exhortó a cuidar sus palabras, ya que no tenía como padre a un mortal. Cambiando la cuestión n le preguntó si todos los asesinos de Filipo estaban castigados. Luego le preguntó por el imperio, es decir, si la divinidad le concedía ser señor de todos los hombres. La divinidad le respondió que sí le había sido concedido y que Filipo había sido ya vengado. Entonces Alejandro hizo al dios ofrendas magníficas y repartió reglaos a los sacerdotes - El episodio de Clito y Alejandro (Arriano, Anabasis 4.8.3-5) Algunos de los presentes intentaban adular a Alejandro (son estos hombres que por siempre existieron y existirán, y que con sus intrigas perjudican las decisiones reales) diciendo que no podía ni compararse a Cástor y Pólux con Alejandro y sus hazañas. Hubo algunos incluso que no respetaron en medio de la orgía ni siquiera la figura de Heracles. Es la envidia, decían, la que impide que a los vivos se les tributen y reconozcan los honores que les son debidos por parte de los demás. Clito ya se había mostrado desde hace tiempo molesto por esta desviación de Alejandro hacia las costumbres bárbaras, así como por la presencia de estos aduladores que con sus palabras le lisonjean. Pero fue en este momento cuando, estimulado por el vino, manifestó que no estaba dispuesto a permitir insolencias contra la divinidad, ni a que las hazañas de los antiguos héroes quedaran preteridas para atribuir a Alejandro honores inmerecidos, pues las hazañas de Alejandro ni eran tan grandes ni tan admirables como aquéllos ensalzaban, ni las había llevado a cabo él solo, antes bien eran común patrimonio de la mayor parte del pueblo macedonio. Al oír todo esto, Alejandro se irritó sobremanera. - Calístenes y la proskýnesis (Arriano, Anábasis de Alejandro 4. 10. 5‑12): También corre por ahí el siguiente relato a propósito de la oposición que Calístenes manifestaba frente a Alejandro sobre la proskýnesis: convinieron Alejandro, los sofistas y los más ilustres persas y medos de sus tertulias traer a colación este tema en el transcurso de una de sus charlas. Comenzó la argumentación Anaxarco, haciendo ver cómo Alejandro debía ser considerado con mayor justicia un dios que el propio Dioniso o Heracles. Y ello, no tanto porque las hazañas de Alejandro fueran mayores y más numerosas, sino porque Dioniso era tebano, sin parentesco por tanto con los macedonios, y Heracles un argivo, también extraño a la estirpe macedonia, a no ser por la línea de parentesco con Alejandro, ya que éste era descendiente de Heracles. De otra parte, lo más justo parecía ser que los macedonios honraran con honores divinos a su propio rey, pues no había la menor duda de que así harían cuando él no estuviera ya en este mundo, y que por tanto ¿cómo iba a ser justo que le honraran como a un dios cuando hubiera muerto (cuando ya no obtendría de ello provecho alguno) que ahora que aún existía? -Los planes para Occidente de Alejandro (Quinto Curcio Rufo, Historia de Alejandro Magno 10.1.17-19): Alejandro, abarcando en su ánimo proyectos sin límite había decidido, una vez sometida toda la región marítima hacia Oriente, y odiando como odiaba a Cartago, dirigirse desde Siria a África; desde allí, y tras atravesar los desiertos de Numidia, encaminarse hacia Cádiz […] después alcanzar las Hispanias, que los griegos llaman “Iberia” por su río Ebro, y tras atravesar los Alpes, costear el litoral de Italia desde el que la travesía al Epiro es corta. Así pues, ordenó a los gobernadores de Mesopotamia que cortaran madera en el monte Líbano, la transportaran a Tapsaco, ciudad de Siria, que con ella hicieran construir las quillas de 700 naves, todas de siete hileras de remos, y que las condujeran a Babilonia. A los reyes de Chipre se les ordenó que suministraran bronce, estopa y velas. -El monarca universal (Arriano, Anábasis VII, 15, 3-4):
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