Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

Resumen Lectura ''La creación de la clase obrera: una creación cultural'', Ejercicios de Historia Social y Económica

Asignatura: Historia Politica y Social del Mundo Contemporaneo, Profesor: Marcela Alejandra García Sebastiani, Carrera: Sociología, Universidad: UCM

Tipo: Ejercicios

2017/2018

Subido el 21/02/2018

paulaestebanez
paulaestebanez 🇪🇸

4.3

(9)

5 documentos

1 / 4

Documentos relacionados


Vista previa parcial del texto

¡Descarga Resumen Lectura ''La creación de la clase obrera: una creación cultural'' y más Ejercicios en PDF de Historia Social y Económica solo en Docsity! MANUEL PÉREZ LEDESMA (Lectura 17) LA CREACIÓN DE LA CLASE OBRERA: UNA CREACIÓN CULTURAL 1. El punto de partida y la tesis a demostrar Frase resumen inicial: En este texto Pérez Ledesma considera a la clase obrera como un sujeto histórico, y no solo como una categoría sociológica, y no solo se considerará a la clase obrera como resultado de la producción o evolución económica; más bien es considerada como una identidad colectiva, resultado de un proceso de formación entendido como la construcción cultural de una identidad forjada por los protagonistas a lo largo del tiempo. Manuel Pérez Ledesma dice que considerar a la clase obrera como una “creación cultural”, como se dice en el título de este capítulo, no es una novedad, ni mucho menos una provocación. Si a la clase obrera se le considera sujeto histórico, y no solo como una categoría sociológica, la clase obrera no es el resultado automático de relaciones de producción o de la evolución económica; más bien se trata de una identidad colectiva forjada por los propios protagonistas a lo largo del tiempo. Por supuesto no significa unidad absoluta y sin fisuras, antes todo lo contrario, tal y como indica Michael Mann, las clases sociales nunca fueron cohesionadas, sino que siempre han estado divididas por numerosas líneas de fractura. Lo cierto es que, durante un largo periodo histórico, la pertenencia a la clase obrera definió el comportamiento de millones de personas de países occidentales; lo cual es sorprendente contra muchas previsiones, la evolución económica y en concreto el desarrollo capitalista, no favoreció la homogeneidad sino la diferenciación de los trabajadores. Para la creación de identidad colectiva fueron necesarios otros componentes. Para Thompson eran “las experiencias comunes”, pero también encontramos otros como “el lenguaje” como ordenador de las experiencias. Manuel Pérez Ledesma dice que, en todo caso, y sea cual sea el aspecto sobre el que se ponga un mayor énfasis, lo importante es señalar en un punto fundamental: que la clase obrera, en cuanto a colectivo fue el resultado de un proceso de formación entendido como la construcción cultural de una identidad. 2. En España: de la explicación económica al análisis cultural España. Pese a la abundante historiografía sobre la evolución de la clase obrera se sigue considerando que la formación de la clase fue casi automática de la industrialización; o en todo caso, de la fusión de dos únicos ingredientes vinculados al desarrollo capitalista: las difíciles condiciones económicas y laborales de los trabajadores, en especial de los trabajadores industriales, por un lado, y la difusión de las nuevas corrientes ideológicas por el otro. Ledesma cree que es necesario mencionar algunos puntos de discrepancia entre tal visión y el argumento del capítulo. Para empezar, es evidente que tal proceso no tuvo como protagonistas a los nuevos trabajadores industriales. En realidad, quienes lo impulsaron fueron artesanos y obreros clásicos, todavía no sometidos, o menos sometidos a las nuevas formas de industrialización. Hasta aquí el autor había planteado las limitaciones del paradigma tradicional, pero no está demás plantearlo también desde otra perspectiva que incluyan ingredientes culturales en el proceso. Si la clase obrera es una identidad colectiva, lo que interesa saber es cómo sectores tan distintos (una fuerza de trabajo tan diversa, con tanta diferenciación y división en el trabajo, las diferencias salariales…) llegaron a percibir y sentir que, a pesar de esas diferencias, formaban parte de una unidad (y esto tuvo más fuerza que las diferencias) y tenían objetivos e intereses comunes, enfrentados además a los de otra u otras clases. Dentro de esos ingredientes culturales es imprescindible destacar el lenguaje, es un medio de expresión, pero también actúa como configurador de las experiencias. Más tarde apareció con ello el “lenguaje de clase”, que a partir de los ochenta es cuando tuvo más aceptación. En esta parte del texto el autor hace referencia a ciertos términos propios de ese lenguaje de clase como pueden ser: clase, estado, burguesía, proletariado; y va explicando un poco la evolución de su significado. Es entonces también cuando aparece cierto reconocimiento a esos términos, y profundizaba en esa visión dicotómica de la sociedad: “ricos y pobres”, “pueblo y privilegiados”, “capital y trabajo”, “burguesía y proletariado”. Por otra parte, una cosa era la aceptación académica del muevo lenguaje de clase y la extensión de una visión dicotómica de la sociedad, y otra bien distinta que de inmediato los trabajadores por cuenta ajena hicieran suya esa visión como punto de partida de su identidad de clase. Para a formación de una identidad colectiva, era necesario un proceso de formulación y difusión de esas tramas de significado; pero también resultaba imprescindible superar algunos obstáculos como: la pervivencia de formas tradicionales de relación social o una segunda traba de aún quienes aceptaban la existencia de la dicotomía y el antagonismo, lo expresaban habitualmente en lo que se puede definir como “visión de pueblo” , y no a través de una “visión de clase” sobre la que asentar la identidad proletaria. Aquí hay que destacar que la cultura mantenida por la cultura republicana hasta nuestro siglo fue decisiva en la creación de una identidad de “pueblo”, lo demuestra el duradero apoyo a los grupos republicanos, tanto en el terreno insurreccional como en la más prosaica actividad electoral (apoyo de los republicanos a la conformación de la clase obrera). La construcción de la clase pudo darse gracias a los trabajadores de diferentes oficios, pero durante todo este proceso ellos mantenían una esperanza de emancipación del trabajador, entendida como la posibilidad de convertirse en maestro o patrono, pero esto se estaba convirtiendo en un sueño irrealizable. En consecuencia, la condición obrera dejaba de ser transitoria, como pudo ocurrir en el sistema gremial, para convertirse en permanente y provocar el cierre de movilidad social. Si la imposibilidad de la emancipación individual era una de las caras de la identidad obrera, otro ingrediente fundamental de la misma quedó recogido en una nueva definición de las experiencias productivas, a partir de una termino crucial en el lenguaje de clase: la explotación. Con lo que se difundió la contraposición entre “explotadores”: aquellos que eran dueños de un capital y
Docsity logo



Copyright © 2024 Ladybird Srl - Via Leonardo da Vinci 16, 10126, Torino, Italy - VAT 10816460017 - All rights reserved