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Evolucion humana, respuestas de las preguntas!, Exámenes de Arqueología

Asignatura: Evolución humana, Profesor: Juan Luis Arsuaga Ferreras, Carrera: Arqueología, Universidad: UCM

Tipo: Exámenes

2011/2012
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Subido el 06/02/2012

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¡Descarga Evolucion humana, respuestas de las preguntas! y más Exámenes en PDF de Arqueología solo en Docsity! Aparato masticador: P.boisei, H.sapiens y Chimpancé -Paranthropus boisei: El imponente aparato masticados de los Paranthropus boisei nos habla de una marcada especialización alimentaria. Comenzando por la dentición, los molares de los P.boisei, presentan una capa de esmalte bastante gruesa, más que la de ningún otro homínido ni antropomorfo. Ligado a una dieta que desgasta mucho los molares. Por otra parte la superficie de los dientes dedicada a triturar el alimento es muy grande en relación al peso corporal. Esto se debe al incremento de los molares, y sobre todo a la molarizacion de los premolares (premolares con aspecto de muela). De forma paralela al aumento de tamaño de los molares y premolares, la dentición anterior de los paranthropos, está muy reducida. -H.sapiens y Chimpancé: Tanto en los chimpancés como los H.sapiens, los premolares son bicuspidales, pero el premolar inferior situado en posición más adelantada es estrecho y alargado, y su cúspide exterior predomina tanto que parece tener una sola cúspide. El borde posterior del canino de arriba se afila contra el borde anterior del primer premolar inferior, formando una cizalla. Los chimpancés tienen unos incisivos centrales superiores muy grandes y con un borde cortante recto que funcionan como cinceles. Los incisivos superiores laterales son menores y aun más en el caso de los inferiores, pero todos tienen un borde cortante y recto y la misma función de cincel. Los humanos también tenemos esta forma de incisivos espatulados pero con la diferencia, de que no existe diastema y que las puntas de los caninos no están proyectadas más allá de la superficie de masticación. En los antropomorfos los caninos tienen una forma cónica, pero en los H.sapiens la forma es más espatulada, ensanchándose progresivamente hasta poco antes de la punta del diente. El primer premolar inferior tiene en los humanos dos cúspides y no se afila contra el borde posterior del canino superior. La disposición de los dientes en los antropomorfos deja a los incisivos muy por delante de los caninos. Estos últimos se alinean con premolares y molares, de forma en U. Entre nosotros las arcadas dentarias tienen forma parabólica. Rasgos craneales del Paranthropus boisei Su esqueleto craneal, es muy peculiar por presentar un aparato masticador, que presenta una especialización alimentaria muy abrasiva. Comenzando por la dentición los molares de los parántropos presentan una capa de esmalte bastante gruesa, más que la de ningún otro homínido ni antropomorfo, ligada a una dieta muy abrasiva. Por otra parte, la superficie de los dientes dedicada a triturar el alimento es muy grande en relación con el peso corporal. Esto se debe al incremento del tamaño de los molares y sobre todo a la molarizacion de los premolares. De forma paralela al aumento de tamaño de los molares y premolares, la dentición anterior, es muy reducida. El hueso maxilar de los parántropos ocupa una posición más retrasada bajo el cráneo, llevando hacia atrás la región de los premolares. Por otra parte los huesos malares están adelantados hacia delante, la zona donde se originan los músculos maseteros. Estas modificaciones aumentaron la potencia del mordisco a nivel de los premolares. En los parántropos los arcos cigomáticos están muy curvados hacia fuera, lo que aumenta de forma notable el diámetro de cada fosa y nos habla de unos músculos temporales extraordinariamente gruesos y potentes. El tamaño de estos músculos fue tan grande que, sobre todo entre los machos, apareció una cresta sagital. Junto con el aumento de tamaño de los músculos temporales, acrecentando la potencia de la acción de los músculos temporales y maseteros. Como consecuencia se produce también un incremento paralelo de la altura de los malares y el maxilar. En cuanto a las mandíbulas de los parántropos son muy robustas, como respuesta a la necesidad del hueso a resistir y disipar las grandes tensiones originadas por el acentuado esfuerzo masticatorio. Por otra parte la mandíbula del parántropo es muy ancha con relación a su longitud. Esta disposición es ideal para conseguir movimientos circulares, para moler alimentos. Como consecuencia del retroceso del maxilar y el adelantamiento de los pómulos, el rostro del parántropo no era prognato, sino plano y aun cóncavo de lado. Además, la región de los pómulos estaba muy ensanchada como resultado de la ampliación lateral de las fosas temporales. Finalmente, la cara también era muy alta debido al aumento de altura de las ramas mandibulares y los huesos malares y maxilares. Diferencias entre Neanderthal y H.sapiens: Los neandertales no eran muy altos, con un promedio de estatura masculina en torno a 170 cm y el femenino alrededor de 160 cm. Sin embargo su complexión física era extraordinariamente robusta. En promedio pesaban 70 kg, mientras que la media de nuestra especie se sitúa en torno a los 58. Muchos autores piensa que esta constitución maciza responde a una ley bien conocida en biogeografía, denominada regla de Bergmann, que establece que las poblaciones de una especie de sangre caliente que habitan en regiones frías tienden a tener el cuerpo más voluminoso que las que viven en tierras cálidas. De este modo los individuos se aproximan a la forma de la esfera, que es la que presenta la menos superficie por unidad de volumen. Esta reducción relativa de la superficie minimiza la perdida de calor del cuerpo por radiación. Por otro lado, en las extremidades de los neandertales los antebrazos y la parte inferior de las piernas, por debajo de las rodillas eran relativamente más cortos. Dentro de nuestra especie también se cumplen estas leyes, como se puede constatar fácilmente comparando a un esquimal con un Tuareg. En todo caso, los neandertales y nosotros somos las dos formas humanas más encefalizadas de la historia. Mientras el neurocraneo moderno es alto y de frente levantada, el cráneo cerebral de los neandertales se hizo muy alargado de delante hacia atrás. En relación con este alargamiento anteroposterior de la caja craneal, se produjo un estiramiento hacia atrás del occipital, formándose un característico abultamiento que se conoce como moño occipital de los cráneos Neandertales muy apreciables cuando se observan en vista lateral. Los neandertales presentan otros rasgos exclusivos en el neurocraneo. Por ejemplo, sobre un toro occipital poco desarrollado y hundido en su parte central se encuentra una depresión llamada fosa suprainíaca. Finalmente la cara del neandertal es única entre los homínidos. Entre el resto de homínidos, los huesos que se encuentran bajo las orbitas y a los lados de la abertura nasal forman una superficie ósea que mira hacia delante. En cambio en los neandertales la superficie en cuestión se dispone diagonalmente. En la parte más anterior de esta cara apuntada hay una abertura nasal muy ancha, que los H.sapiens no tiene. Otra característica casi exclusiva de los neandertales es que en la mandíbula la dentición esta adelantada en relación al hueso. Los neandertales destacarían por tener una nariz muy ancha y prominente, ausencia de pómulos, una frente huidiza, cejas dispuestas sobre unos relieves marcados y una mandíbula sin barbilla (ya que el mentón bien desarrollado es una característica propia de los H.sapiens) Dilema entre Homo rudolfensis y Homo habilis: Según Wood, el H.rudolfensis se distingue por la combinación única de un cerebro grande junto a un aparato masticador desarrollado y parecido en algunas características al de los parántropos. Por su parte el H.habilis se caracteriza por presentar un cerebro algo mayor que el de los australopitecos y parántropos, aunque menor que el del H.rudolfensis. Del H.habilis se distingue por un menor desarrollo y longitud del aparato masticador, el menos tamaño de sus muelas y la presencia de un toro supraorbital separado del resto del hueso frontal por un leve surco. Otras opiniones dicen que los principales con los que se ha justificado la existencia del H.rudolfensis podrían muy bien incluirse dentro del H.habilis si se acepta para esta especie un marcado lo están tanto como en los antropomorfos, ni tienen la misma forma que estos. Los humanos tenemos los caninos con forma incisiviforme, hecho que se esboza ya en el Ardipithecus ramidus, además el borde anterior del primer premolar de la mandíbula no se afila con el uso contra el canino superior, de hecho este cambio es uno por los cuales se admite al Ardipithecus como homínido. Toda esta combinación de rasgos atribuye a esta especie un papel importante en la evolución humana. Aunque cuando se encontraron los primeros fósiles del Australopithecus afarensis parecieron el colmo del primitivismo, a la vista de los rasgos tan arcaicos del Ardipithecus ramidus se puede apreciar que ya habían cambiado muchas cosas en el Australopithecus afarensis, algunos de cuyos fósiles muestran todavía primeros premolares inferiores con una cúspide muy predominante, los diastemas en las arcadas dentarias superiores son pequeños cuando existen y los caninos se proyectan menos y son mas incisiviformes que en el Ardipithecus ramidus. Lo más importante es que en el Australopithecus afarensis se ha producido un aumento del tamaño de los molares, sobre todo en su anchura. Esto unido al engrosamiento del esmalte dentario nos indica que ha tenido lugar un cambio ecológico importante, con una alimentación todavía vegetal en la que productos duros y abrasivos han cobrado importancia. No hay en la morfología dental ningún rasgo que indique un aporte significativo de carne. Dimorfismo sexual en Paranthropus boisei, H.sapiens y Chimpancé: El dimorfismo sexual en los parántropos se diferencia, sobre todo si observamos los esqueletos craneales de dos especímenes de distintos sexo, en el parántropo masculino, podemos observar un aparato masticador más desarrollado que el de las hembras. En el cráneo del macho de parántropo podemos observar una gran cresta sagital, correspondiente a unos importantes músculos temporales, que no observamos en el caso de las hembras del parántropo. En los H.sapiens, no hay un gran dimorfismo sexual, se podría decir que algunas de las pocas marcas de dimorfismo se encuentran en el cráneo, aparte de la diferenciación de alturas entre individuos de diferentes sexos. En el cráneo de los machos de H.sapiens las líneas temporales no son paralelas, como es en el caso de la mujer, sino que si se continuaran terminarían por juntarse. Otro rasgo característico en los cráneos de los H.sapiens para su diferenciación es la verticalidad del hueso frontal, muy vertical en las hembras y más inclinado hacia atrás en el caso de los machos. Otra diferencia dimorfica seria la talla de los individuos, siendo más alto el macho con una media de 175 cm y en las hembras alrededor de 160 cm, y los pesos promedios respectivos son de 75 kg y 61 kg respectivamente. En los chimpancés el dimorfismo sexual, es identificable en sus esqueletos craneales, sobre todo en su dentición. Entre los chimpancés machos, la dentición es más grande que en las hembras, de entre los dientes, destacan sus caninos, muy grandes respecto a los caninos de los individuos femeninos. Estos caninos, grandes en el macho y menores en las hembras, son utilizados básicamente por los chimpancés como arma. El dimorfismo sexual en los chimpancés también es visible en el tamaño de los individuos, siendo mayor el macho que la hembra. Una marca de dimorfismo sexual acusada durante el celo de los chimpancés hembras es su zona perianal, que durante este periodo se muestra hinchada y de colores rojizos y rosados vivos, que no muestran los chimpancés machos. Señales de bipedísmo en esqueletos: El bipedísmo no es solo mantener una postura erguida y caminar de pie, sino que también consiste en alinear las piernas con el tronco, es decir, estirar el cuerpo. Una de las características de nuestra posición en parada, es que cuando firmes nuestra cadera se mantiene estable y la cadera horizontal. Sin embargo en el momento de que adelantemos una pierna para dar una zancada, el peso del cuerpo del cuerpo hace que la cadera tienda a inclinarse sobre el lado no apoyado del cuerpo, amenazando la estabilidad. Pero esto no sucede por unos músculos llamados abductores que estabilizan la cadera e impiden que se venza demasiado hacia el lado que está en el aire. Estos músculos abductores realizan la abducción debido a la orientación del ala iliaca. Esta orientación del ala iliaca, que cambio radicalmente desde los cuadrúpedos, de modo que la superficie de origen de los glúteos medios y menor mira hacia a un lado en lugar de hacia detrás. El resultado es que la contracción de los dos músculos, al tirar lateralmente de la cadera, produce el efecto de abducción que hace posible la marcha bípeda al equilibrar el tronco en cada zancada. Otro rasgo característico del bipedísmo es la situación del foramen magnum, que en el caso de los humanos se encuentra en una posición adelantada, dirigiéndose hacia abajo, porque la columna vertebral se dispone verticalmente al andar. Que el foramen magnum esté dispuesto de esta manera no quiere decir que la columna vertebral forme una línea recta, sino que está muy recurvada, con una curvatura cervical y otra lumbar dirigida hacia delante, y una curvatura dorsal dirigida hacia atrás. Rasgos característicos del Homo ergaster: La especie Homo ergaster se distingue de las especies precedentes por un claro aumento en el tamaño del cerebro, la presencia de un toro supraorbital netamente independizado del resto del hueso frontal por un surco supratoral bien marcado que lo separa de las escama frontal. La disposición de los huesos nasales, provoca que la nariz destaque en el perfil de la cara y también por el acortamiento del esqueleto facial y la reducción en el tamaño relativo de los molares, teniendo unas caras pequeñas y verticales. También cabe destacar la marcada línea temporal que acaba en el estefanion (Punto en el que se cruzan el frontal con el temporal). Tienen un neurocraneo grande. El fósil mas notable atribuido al Homo ergaster es el WT 1500, conocido mas familiarmente como Turkana boy. La antigüedad de este esqueleto esta próxima al 1,5 ma y conserva la mayor parte de los huesos del cuerpo, incluyendo el cráneo y la mandíbula. Gracias al desarrollo óseo y dental sabemos que se trata de un ejemplar de entre 9 y 10 años, y por los huesos de su cadera que es macho. La altura de este individuo a pesar de su corta edad es de 160 cm, lo que significa que un ejemplar desarrollado llegaría a medir los 180 cm. Otro aspecto de gran interés es la proporción entre las longitudes del humero y del fémur, que refleja el tamaño relativo de los miembros, dicha proporción es del 74 por ciento, plenamente humana. Homo ergaster aparece ante nosotros como la más humana de las especie primigenias de Homo. Aparte de su gran cerebro esta especie presenta una estatura y proporciones entre los miembros similares a las de los humanos. Además poco después del surgimiento del Homo ergaster una nueva forma de tallar la piedra hizo su aparición el Achelense. Comparativa entre Homo ergaster, Homo habilis y Australopiteco afarensis. La especie Homo ergaster se distingue de las especies precedentes por un claro aumento en el tamaño del cerebro, la presencia de un toro supraorbital netamente independizado del resto del hueso frontal por un surco supratoral bien marcado que lo separa de las escama frontal. La disposición de los huesos nasales, provoca que la nariz destaque en el perfil de la cara y también por el acortamiento del esqueleto facial y la reducción en el tamaño relativo de los molares, teniendo unas caras pequeñas y verticales. También cabe destacar la marcada línea temporal que acaba en el estefanion (Punto en el que se cruzan el frontal con el temporal). Tienen un neurocraneo grande. El homo habilis son llamados así por la forma moderna que tenían sus falanges, que se pensaban que podrían ser más habilidosos y se les considero como los primeros en utilizar y crear la industria lítica, estas falanges eran parecidas a las de los australopitecos, pero estaban más curvadas. Gracias al OH-62, sabemos que el Homo habilis tenía un esqueleto postcraneal muy parecido al de los australopitecos. Se piensa que puede ser el primer espécimen del género homo, se observan diferencias en la dentición de la arcada dental, que está más abierta, no tan paralela como la de los australopitecos. Tiene una dentición anterior normal y una dentición posterior grande, no tanto como los parántropos pero si más parecida a la de los australopitecos. El Australopithecus afarensis destaca por tener un cráneo relativamente pequeño, y su capacidad craneal por lo tanto también era pequeña, podría ser parecida al de un chimpancé actual. Tenía una cata bastante grande y que se proyectaba delante del cráneo debido al tamaño de los dientes. Los caninos del afarensis eran pequeños, y contaban con unos incisivos y unos molares grandes. Presentaban dimorfismo sexual entre sus especímenes. Es destacable también la forma de su pecho, que no es como el nuestro, sino que se estrechaba agudamente hacia arriba, como en forma de campana. Primeros Homos: Habilis, erectus y ergaster: El homo habilis son llamados así por la forma moderna que tenían sus falanges, que se pensaban que podrían ser más habilidosos y se les considero como los primeros en utilizar y crear la industria lítica, estas falanges eran parecidas a las de los australopitecos, pero estaban más curvadas. Gracias al OH-62, sabemos que el Homo habilis tenía un esqueleto postcraneal muy parecido al de los australopitecos. Se piensa que puede ser el primer espécimen del género homo, se observan diferencias en la dentición de la arcada dental, que está más abierta, no tan paralela como la de los australopitecos. Tiene una dentición anterior normal y una dentición posterior grande, no tanto como los parántropos pero si más parecida a la de los australopitecos. La especie Homo ergaster se distingue de las especies precedentes por un claro aumento en el tamaño del cerebro, la presencia de un toro supraorbital netamente independizado del resto del hueso frontal por un surco supratoral bien marcado que lo separa de las escama frontal. La disposición de los huesos nasales, provoca que la nariz destaque en el perfil de la cara y también por el acortamiento del esqueleto facial y la reducción en el tamaño relativo de los molares, teniendo unas caras pequeñas y verticales. También cabe destacar la marcada línea temporal que acaba en el estefanion (Punto en el que se cruzan el frontal con el temporal). Tienen un neurocraneo grande. El homo erectus, son a simple vista como los ergaster pero muestran unas características que no se encuentran entre los Homo ergaster y que caracterizan a los Homo erectus. El neurocraneo es más robusto, de paredes más gruesas, con un toro supraorbital recto y muy desarrollado, y otro refuerzo transversal, muy angulado denominado torus occipital. También muestran una quilla sagital muy desarrollada, que le dan a la bóveda craneal una forma de quilla, también llamado perfil tipo tienda. La cara del erectus es una cara muy ancha y bastante plana, con una frente aplanada y muy huidiza. Se trata de especímenes muy robustos, sobre todo teniendo en cuenta los encontrados en java, donde se piensa incluso que podría existir una especialización regional, debido a que se han encontrado especímenes de gran robustez, con torus supraorbitales y occipitales muy gruesos, y con quillas muy desarrolladas. Fauna y flora de los yacimientos: Entre los micromamíferos se han documentado varios grupos de roedores entre los que destacan topillos (familia arvicolidae), ratón de campo (familia muridae), lirón careto (familia gliridae), puerco espín (familia hystricidae) y castor (familia castoridae). También, grupos de insectívoros como topos (gen. talpa), erizos (gen. erinaceus) y musarañas (gen. sores y crocidura), además de conejos, liebres y murciélagos. En cuanto a los macromamíferos se han hallado cinco familias: jabalíes (sus crofa, toros salvajes (bos primigenius), gamos (dama clactoniana), ciervos (cervus elaphus), corzos (capreolus cf. capreolus), caballos (equus caballus) y rinocerontes (dicerorhinus hemitoechus). También se han encontrado restos pertenecientes carnívoros: leones o tigres (pantera sp.), gatos montés (felis sylvestris), hienas de las cavernas arcaica (crocuta spelaea intermedia), osos pardo arcaico (ursus prearctos), lobos (canis lupus), zorros (vulpes vulpes) y comadrejas (mustela sp..). Los peces, anfibios y reptiles también están representados con los salmónidos, el sapo común (bufo bufo) y corredor (bufo calamita), varios tipos de ranas, culebras, tortugas, lagartos y lagartijas. Entre la flora de los yacimientos encontramos gran variedad de especies vegetales, entre ellas de tipo arbóreo, los tipo pinus, quercus caducifolios, quercus perennifolios, corylus y oleaceae, y alguna betula. Del tipo de bosque de ribera: Salix y Ulmus. Arbustiva: Juniperus , Ericaceae, Rosaceae y Cistiae. Dentro del grupo herbaceo encontramos los Asteraceae liguiliflorae y tubuliflorae, Chenopodiaceae y taxones nitrofilos, y Apiaceae. Nombres y descripción de los yacimientos de Pinilla del Valle: El yacimiento de la cueva del Camino: constituye hoy en día una cavidad abierta. El techo de la misma esta desplomado. Se descubrió por en el 79, como consecuencia de las obras de un camino al borde del embalse del Lozoya. Se descubrieron en los 80, molares que se asignaron a pre-neandertal. Esta cueva fue interpretada como un lugar de ocupación humana, pero que mas tarde Díez, reinterpreto como un cubil de hienas. La Cueva de la Buena Pinta: tanto Camino como la Cueva de la Buena Pinta parecen ser antiguos cubiles de carnívoros, con abundantes restos de fauna. En verano 2007 proporcionó un par de hallazgos de gran valor en la Cueva de la Buena Pinta, un par de molares de neandertal, que sumados a los otros dos molares encontrados por el prof. Alférez en sus excavaciones, han renovado las expectativas de hallazgos de restos humanos en los yacimientos.
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