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Orientación Universidad
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comunicacion, Apuntes de Comunicación Audiovisual

Asignatura: Comunicacion Audiovisual, Profesor: Jose Alonso Seco, Carrera: Periodismo, Universidad: URJC

Tipo: Apuntes

2016/2017

Subido el 21/04/2017

alejandro_barroso_fernandez
alejandro_barroso_fernandez 🇪🇸

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¡Descarga comunicacion y más Apuntes en PDF de Comunicación Audiovisual solo en Docsity! El caso de Rusia es especialmente curioso; tuvo su Renacimiento, su Ilustración y su Revolución Industrial como el resto de Europa. Pero, al entrar en el siglo XX nos encontramos en Rusia con uno de los países más atrasados de Europa. La masa campesina seguía anclada en la Edad Media, lo que, unido a las penosas condiciones en las que vivía el proletariado y al profundo descontento por su participación en la Primera Guerra Mundial, desencadenó una revolución sangrienta y casi tan sonada como la francesa. En marzo de 1917, obligado por las circunstancias y la fuerza de las armas, Nicolás II abdicó, y cedió el poder a un gobierno provisional que, a su vez, fue derrocado apenas seis meses después por una segunda revolución, la de octubre de 1917. Rusia en época de los zares era un enorme imperio que se extendía por los continentes europeo y asiático. Desde el mar Báltico hasta el océano Pacífico. Lo formaba un conglomerado de pueblos y nacionalidades muy distintas, todas ellas sometidas al poder imperial del zar. En vísperas de la Revolución de 1917, el imperio estaba habitado por algo más de 180 millones de habitantes, muy por encima de los 65 de Alemania y los 45 de Reino Unido. Rusia era el país más poblado de Europa. 1/6 del total del planeta. Contaba con una población no uniforme, compuesta por mayoría eslava, entre la que destacaban los rusos, que impusieron al resto su lengua, la religión ortodoxa y su administración, al resto de los pueblos a los que tenían sometidos. El resto de los eslavos tenían un idioma, cultura y religión distintos, y entre ellos destacaban los lituanos, polacos, estonios, ucranianos, etc… Además de los eslavos encontramos un montón de pueblos de distinta raza, religión y tradiciones, como judíos, musulmanes, tártaros y fineses 1. Situación Politica. En 1917 Imperio ruso era un país atrasado en todo. La economía y la sociedad de ese inmenso imperio eran las más atrasadas de toda Europa. Seguía sin haber conocido los efectos de la revolución liberal-burguesa que tanto había contribuido a trasformar a las naciones europeas y seguían viviendo en un modelo de vida propio del Antiguo Régimen. La forma de gobierno era una monarquía absolutista de derecho Divino. El emperador, de la dinastía Romanov instalada desde 1613, usaba el título de zar y era la cabeza única de un gobierno autocrático El poder del zar era inmenso, concentraba toda clase de poderes y gobernaba por decretos sin contar con ningún tipo de parlamento. Decretaban las leyes, designaban ministros y tenían autoridad religiosa. A diferencia de los monarcas occidentales, el zar no tenía limitaciones parlamentarias o constitucionales. Además es el jefe del ejército y con este instrumento, con la ayuda de una compleja burocracia y una poderosa policía zarista (okrana) impone la ley y mantiene amordazada a la oposición política que tiene que recurrir a la clandestinidad. Su persona era considerada como sagrada ya que reunía e atribuciones religiosas importantes, considerándose a sí mismo el representante de Dios en la tierra. Los poderes del zar dependen de su carácter personal, así Alejandro III que reinó de 1881 a 1894 fortaleció aún más el poder real, (muerte de su padre en un atentado)y gobernó de manera autoritaria hasta su muerte causada por una nefritis. Su hijo Nicolás II le sucedió en el trono y gobernó hasta 1917 y a pesar de su carácter débil e influenciable, debido a sus consejeros, actuaría de una manera enérgica con la oposición. . La Sociedad. La sociedad rusa estaba dominada por una nobleza que poseía la mayoría de la riqueza del país. La aristocracia, además, tenía un importante papel en la vida política y social del Estado. A ella estaban reservados todos los puestos públicos, tanto civiles como militares. Gran parte de la aristocracia rusa vivía en la Corte pero su poder se apoyaba en un solido dominio agrario, aún cuando después de 1861 los siervos habían obtenido su libertad. El clero tenía tambien gran importancia en un pais eminentemente religioso. A la cabeza el Zar y nombraba los altos cargos. Ante las duras condiciones de vida la Iglesia era el único consulo de millones de personas. Lo mismo que desde hacía siglos, el Imperio Ruso seguía siendo un país esencialmente rural (el 85 % vivía en zonas rurales). La mayor parte de la población era campesinado analfabeto y pobre ligado a la tierra de sus amos. En una gran mayoría vivían en condiciones paupérrimas, siendo mayoritariamente jornaleros o pequeños arrendatarios. Esa forma de vida, contrastaba con la de un reducido número de grandes terratenientes, pertenecientes todos ellos a la nobleza y que eran poseedores de inmensas propiedades, y la del grupo de los Kulaks, un grupo algo más amplio que el de los aristócratas, de campesinos medianamente pudientes. Desde hacía un tiempo el antiguo orden social había comenzado a tambalearse, agravando las dificultades de los más pobres. La guerra contribuyó a empeorar aún más la situación. Desde mediados del siglo XIX se había desarrollado en Rusia una constante pero ascendente oposición al sistema de gobierno absoluto, y especialmente al mantenimiento del sistema y los privilegios de la nobleza. La abolición de la servidumbre promulgada en 1861 por el zar Alejandro II fue la primera muestra de la existencia de serias fisuras en el antiguo sistema feudal. Las condiciones de vida de los campesinos no han cambiado desde el decreto de 1861 ya que desde entonces deben pagar una suma muy elevada por su libertad y ello frenará su desarrollo Una vez liberados, los antiguos siervos se desplazaron a las ciudades, convirtiéndose así en mano de obra industrial. La explotación de los primeros obreros era descomunal y su situación de una miseria casi absoluta. . La economía. Desde el punto de vista de la economía, Rusia en el siglo XIX mantenía más puntos en común, con la economía del Antiguo Régimen, que con las naciones occidentales que habían iniciado ya su despegue industrial y su revolución agrícola. Rusia seguía siendo un país eminentemente agrio, y con una agricultura extensiva, es decir, rudimentaria y estancada. En 1861 se produce la liberación de los siervos que hasta entonces eran vendidos casi como esclavos en los mercados. Esa liberación se hizo a cambio de pagar una enorme cantidad de dinero a los señores y al Estado. Aunque la producción agrícola aumentó de 1881 a 1914 los capitales sobrantes irán a pagar las grandes deudas que la industria y el ferrocarril tienen con los capitales extranjeros. En los últimos tiempos, si bien una parte de los campesinos, los Kulaks se habían enriquecido y constituido una especie de clase media rural con el apoyo del régimen; el número de ninguna reforma económica favorable al pueblo. III. Tercera Etapa. Octubre de 1917.Fue la verdadera Revolución Comunista Roja. Dirigida por socialistas radicales, que constituían la mayoría (Bolcheviques). Se trató de un movimiento popular que destruyó por completo el antiguo régimen de privilegios y desigualdades, es decir, que transformo el imperio autocrático y despótico de los zares , eminentemente feudal, en una República Federal Comunista, dirigida por la clase obrera que, desde 1923, denominase Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. Desde hacía un tiempo que el ambiente para la insurrección del pueblo contra la monarquía estaba ya preparada, y con los meses todo ellos propiciaría el estallido de la revolución. Varios factores incidieron en ello: • La situación desesperada de las clases bajas. Hambre, inflación y carestía de la vida. • La aguda crisis de alimentos que provocó una hambruna general, sobre todo en la capital (Petrogrado) se había extendido por todo el país tras la derrota de Rusia en la guerra con Japón en 1904. • Las frecuentes y aplastantes derrotas de los ejércitos rusos en dicha guerra, y las sangrientas represiones ordenadas por el gobierno, que acentuaron aún más la presión a la que el pueblo estaba sometido. Fue en este clima en que estallará la revolución en la Capital rusa, y luego se propagará por todo el país. La guerra con Japón, en principio popular, se convirtió en una fuente de descontento general por la sucesión de derrotas y la falta de objetivos claros. Aquella inquietud se hizo mas evidente que en ningún otro lado en las filas del ejército, y se hizo para el gobierno realmente difícil contar con la lealtad de los reclutas. En febrero de 1905, el ejército ruso fue derrotado en Mukden, con una perdida de cerca de 90.000 hombres. En mayo de ese mismo año capituló la guarnición de Port Athur tras meses de asedio y la flota del Báltico sufrió pérdidas irreparables( más de la mitad de sus barcos) en la batalla de Tsushima donde fue derrotada por la flota japonesa. El Ministro, Serguei Witte emprendió urgentes negociaciones para la paz. El 5 de septiembre de 1905, firma del tratado de Portsmouth. Rusia reconoce la derrota. En 1905, el Imperio ruso va a sufrir una fuerte sacudida como consecuencia de: su estrepitosa derrota en la guerra con Japón de 1904-1905, la profunda crisis económica, el hambre generalizado y la situación social . El 9 de enero el pope (cura ortodoxo) Gapon convoca una gran manifestación informal (familias enteras) sobre el palacio de invierno del zar leer un manifiesto escrito expresando el descontento del pueblo con una petición de reformas y mejoras sociales. Sin consigna política. Le pedían al zar que adoptase medidas contra el hambre, la carestía de los productos básicos, la inflación y la explotación de los obreros. Ese día coincidirán en San Petersburgo, (Petrogrado) capital de invierno de los zares, la manifestación pacífica de Gapon y un huelga general. Alrededor de 200.000 personas se concentraron en las calles de la capital de invierno de los zares. Todos ellos, por diferentes medios, pedían lo mismo: mejoras en sus condiciones sociales y laborales. La situación de los campesinos insostenible La respuesta del Gobierno fue muy dura. Dio órdenes a los cosacos de cargar contra las masas y se ordenó abrir fuego contra los manifestantes desarmados. El ejército disparó sobre la multitud, y ocasionó cientos de muertos y heridos. Se barajan cifras en torno a los de 1000 muertos. La represión fue brutal. Aquella fatídica jornada fue conocida en adelante como el Domingo sangriento El zar desprestigiado se alejaba todavía más de su pueblo. Ante esa situación, la postura de los manifestantes se endureció. Las huelgas y los motines se extendieron a otras ciudades. Las revueltas y los levantamientos se multiplicaron alcanzando máximos en verano y otoño. Noviembre mes fatídico Los arrendatarios pedían menores tasas, los asalariados urbanos mayores sueldos y los pequeños propietarios terrenos. Se paralizaron las fábricas, los trasportes, hasta las líneas de telegrafo dejaron de funcionar.. Los huelguistas crearon una asamblea de representantes, SOVIET (consejo representativo) de carácter secreto. Aquello, no fue un hecho espontáneo. En realidad, los que propiciaron la creación de esas asociaciones de obreros fueron los miembros del partido socialdemócrata (marxista). Para ello se eligieron 1 de cada 50 obreros. El Soviet se creó primero en S. Petersburgo y estaría dirigido por León Trotski. luego fue imitado en Moscú y otras ciudades. Poco a poco se fueron extendiendo los soviets por otras ciudades y crearán un auténtico poder en la sombra. Se trataba del primer órgano revolucionario formado y elegido por los propios trabajadores. Dirigió las sucesivas huelgas, y llegó a paralizar la capital. Trotski se dio cuenta que si dominaban las ciudades dominaban el país. Su momento llegará en octubre de 1917. Al mismo tiempo, en distintos puertos Sebastopol, Vladivostok y Kronstadt, se sublevaban los marinos, como ocurrió con el famosísimo acorazado Potemkin, en el puerto de Odessa. Fue a comienzos de verano de 1905 cuando los marineros del Potemkin se sublevaron contra sus oficiales. Todo empezó porque los oficiales les obligaron a comerse la carne comida por gusanos. El resto de barcos recibe la orden de reducirles pero las restantes dotaciones se negaron a combatir. Algunos hablan de 2000 victimas en la represión. Eran motines desorganizados y fueron duramente aplacados. Aquello dio la pista a Lenin para entender que el momento esperado estaba cerca y que la situación era ya propicia para la revolución. Ante la amenaza de un alzamiento general, y aconsejado por su ministro Sergei Witte, el zar se decidió a firmar una propuesta que se conoció como el Manifiesto de octubre, en el que anunciaba cambios constitucionales dirigidos a disminuir el tinte absolutista de la monarquía. En este, el zar prometía: • Libertades civiles. • La ampliación de la ley electoral para elegir algunos comités locales. • Apertura de un parlamento o duma. • La elaboración de una Constitución….,o …..más bien, pseudo constitución, ya que no era una constitución que emanara del pueblo sino que era el zar quien concediera una pantomima de régimen constitucional. En las primeras elecciones a la duma los miembros del partido Kadet era mayoría en la cámara baja, pero el poder estaba recortado por un Consejo de estado o cámara alta elegido por el zar. Esa Duma duró poco. En 1907 se restringe el sufragio a las clases altas por lo cual quedaban fuera casi todos los miembros del partido kadet y la situación se volverá muy tensa. Nicolás exigió su disolución, pero también la dimisión de su primer ministro, Serguei Witte. El sucesor de Witte, Pior Stolypin, presionado por el zar tuvo frente así el mismo problema. Poco después disolvió él la Segunda Duma, modificando las leyes electorales para asegurarse una composición leal y en línea con los intereses zaristas. Con ello, dejó al descubierto la continuidad del sistema autocrático. Este mal manejo de la situación dejaba al descubierto la continuidad del sistema autocrático y daba argumentos a los partidarios de la revolución para poner en practica sus métodos violentos y expeditivos. Finalmente , con el tiempo hará estallar la segunda rebelión bolchevique. El 21 de julio de 1906 Stolypin fue elegido Primer Ministro, cargo que ejerció hasta 1911. Representó un tipo de altos funcionarios opuestos a cualquier reforma política que pusiera en peligro a la autocracia zarista, pero preocupados al mismo tiempo por la modernización de su país. Nacido en una familia de la aristocracia zarista de menor rango, entró pronto a la carrera de la administración pública rusa. Era un tecnócrata y destacó pronto por su firme conservadurismo en cuestiones sociales y políticas, así como por su firme fe en la autocracia zarista. No obstante, se mostró también convencido de la necesidad urgente de reformas económicas que impulsaran la modernización del Imperio. Stolypin combinaba sus ideas conservadoras con una gran preocupación por el atraso económico de Rusia basado en: una agricultura deficitaria, pobreza de los campesinos, una industria poco desarrollada y una fuerte dependencia del capital extranjero. Consideraba que el futuro de la economía rusa dependía del campesinado, mucho más numeroso que el proletariado urbano y potencialmente más leal al zarismo, por lo cual era preciso mejorar el nivel de vida de las masas campesinas con medidas económicas audaces que transformaran a los empobrecidos mujiks en pequeños propietarios a semejanza del campesinado del resto de Europa Después que la Revolución de 1905 forzó a Nicolás II a establecer una Duma o parlamento, Stolypin intentó gobernar con la Duma, pero cuando ésta rechazó sus reformas, la disolvió y gobernó con ukazes (decretos del zar). En junio de 1907 el zar disolvió la Segunda Duma y redujo el derecho a voto. Promulgó una nueva ley electoral, que limitó el peso electoral de la clase inferior y de los votantes no rusos, y aumentó el peso de la nobleza. Este golpe político tenía el resultado deseado de, a corto plazo ,restaurar de nuevo el orden. Las nuevas elecciones de la tercera Duma la volvieron aún más conservadora. La introducción de ideas del socialismo y el comunismo representaban un gran problema. Tales ideas políticas podrían estimular revueltas entre el incipiente proletariado y los campesinos. Había que combatirlas al precio que fuera. Persecucion. Stolypin admitía el parlamentarismo en muy pequeña escala, insistiendo en preservar la autoridad del zar por encima de la Duma. Perseguirá cualquier tipo de cuestionamiento a la autoridad imperial y cualquier proyecto político contrario al régimen. intensificó su política represiva. En esos años se aplicó en gran escala la pena de muerte para aplastar cualquier A comienzos de febrero, ya parecía que la oportunidad de un golpe de mano interno de los políticos moderados había pasado. El zar no quería escuchar. A pesar de los esfuerzos de unos y otros, él seguía ajeno a la necesidad del cambio. Incluso la familia real, especialmente el gran duque Nicolás Nicolayévich, trató sin éxito de convencer al Nicolás II de la necesidad de realizar concesiones políticas; en una tormentosa entrevista el 5 noviembre de 1916, el gran duque había indicado al soberano que perdería el trono si no cedía a las peticiones de liberalización política. A las crecientes pero estériles conspiraciones contra el gobierno autocrático de finales de 1916 (golpe de Estado de Kornilov) se unieron las penurias de la población, cada vez mayores, que produjeron numerosas protestas a comienzos de 1917. A principios de año, al descontento político por la falta de reformas se sumaron las privaciones de la población, muy perjudicada por la gran inflación y el desabastecimiento de alimentos y productos básicos. A comienzos de 1917, el ambiente estaba revuelto, muy revuelto. La tensión se palpaba en el ambiente. La confluencia de numerosos factores negativos auguraba las peores previsiones: La incompetencia gubernamental, el descrédito y la oposición a cualquier cambio político del monarca, las divisiones entre los políticos, el desapego de la sociedad educada con la autocracia, la profunda crisis económica, la reaparición de anteriores tensiones sociales y económicas, el resurgimiento de los partidos revolucionarios, y de una manera decisiva el profundo y evidente hartazgo de la guerra…todo ello favorecía un cambio… El descontento, era profundo y amplio por las penurias de la guerra, que le había costado al país millones de bajas y desplazados, y ese malestar alcanzaba a las clases bajas y como no, también al ejército de Nicolás II. Los antiguos oficiales y soldados favorables al zar y su régimen autocrático habían sufrido numerosas bajas, y habían sido sustituidos a menudo por nuevos oficiales y reclutas de escasa instrucción militar, más distanciados de la postura gubernamental y cercanos al descontento del pueblo. La guarnición de la capital, en especial, había sufrido una gran transformación, pues los antiguos y fieles regimientos encargados de la seguridad habian sido enviados al frente de batalla. El vacío dejado fue cubierto con nuevas tropas de lealtad dudosa al Gobierno. En la capital, Petrogrado, el mando del distrito militar trataba de preparar a la guarnición (150.000 hombres), y a las desorganizadas fuerzas policiales (6.000 agentes) para enfrentarse a posibles disturbios. En los puntos estratégicos de la ciudad se colocaron ametralladoras con las que poder aplastar cualquier rebelión. Tal era el miedo que por aquellos días se tenía a un posible alzamiento contra el gobierno. En ese turbio y efervescente estado de cosas se convocó una gran manifestación en S. Petersburgo bajo el lema: “pan y Paz”. El 22 de enero de 1917, en una impresionante muestra de fuerza, ciento cincuenta mil trabajadores de la capital (el 40 % del total de los de la capital) se manifestaron y fueron a la huelga en el aniversario del “Domingo sangriento”. Algunas de las fábricas que cerraron ese día lo hacían por primera vez desde la revolución de 1905, y se pudo observar a soldados saludando a los manifestantes y sus banderas rojas. El 6 de febrero de 1917, los representantes obreros de los comités de industrias de guerra, en un intento de detener su desprestigio entre las masas que favorecían a bolcheviques y social revolucionarios internacionalistas, llamaron a los trabajadores a marchar a la Duma, que estaba a punto de celebrar su primera sesión anual, y exigir que tomase el poder. El 27 de febrero, la Duma se reunía por primera vez en aquel año y trabajadores de sesenta fábricas de la capital (unos 80.000 obreros) se unían en una huelga política, mientras estudiantes, a pesar de las amenazas de la policía, marchaban por la avenida Nevski cantando canciones revolucionarias. La manifestación, sin embargo, fue un fracaso, como lo había sido la convocada cuatro días antes separadamente por los bolcheviques, que no respaldaron el llamamiento de los representantes de los comités de industrias bélicas. A pesar de ello, el Gobierno había rodeado la Duma de policía y soldados y el ambiente en las Cortes era de tensión extrema. El 28 de febrero, con las reservas de harina de la capital tan bajas que sólo podían servir para abastecer a la capital durante unos diez días, el comandante de la región militar impuso cartillas de racionamiento. La noticia llevó al acaparamiento y al desabastecimiento de numerosas tiendas. Pronto los cierres y las horas de espera a -20º C. dieron lugar a incidentes violentos 8 de marzo de 1917, día Internacional de la mujer y tradicional fecha de protestas socialistas, la factoría Putilov, la mayor fábrica de la capital (30.000 mil obreros) cerró, y sus miles de trabajadores quedaron en situación desesperada. Ese día se celebraron una serie de manifestaciones y mítines con motivo del Día Internacional de la Mujer que progresivamente alcanzaron un fuerte tono político y económico. Ciertos incidentes entre amas de casa en las largas colas por conseguir pan se convirtieron en manifestaciones espontáneas contra la monarquía y a favor del final de la guerra. Comenzó así, el levantamiento popular que finalmente acabó con la monarquía rusa; sin preparación ni coordinación alguna de los partidos revolucionarios La situación de las mujeres, a menudo solas a cargo de las familias mientras sus maridos eran enviados al frente, con largas jornadas de trabajo en las fábricas, sueldos exiguos, cada vez menor poder adquisitivo y víctimas de la creciente hambruna, desencadenó la revuelta. Las primeras en rebelarse fueron las hilanderas de las fábricas textiles del distrito de Výborg al norte de Petrogrado. 7.000 de ellas marcharon a otras fábricas y hacia las 10 de la mañana habían logrado movilizar a otros 20.000 obreros. Los trabajadores despedidos de la Putílov se unieron a los manifestantes. Al mediodía, ya eran alrededor de cincuenta mil manifestantes, y a primeras horas de la tarde comenzaron a unírseles obreros metalúrgicos y de las fábricas de municiones. Previendo incidentes, las autoridades habían ordenado el cierre de tiendas y oficinas, lo que hizo que algunos de los empleados se uniesen a las manifestaciones. Se calcula que ese día cerca de 90.000 trabajadores de la ciudad participaron en las protestas, que no dejaron de crecer los días siguientes. La policía logró, sin embargo, mantener a la mayoría de los manifestantes alejados del centro de la capital a pesar de los intentos de estos de marchar hacia el céntrico paseo de Nevski. Entonces, las exigencias económicas comenzaron a dar paso a las políticas y empezaron a aparecer pancartas que reclamaban el final de la guerra o el derrocamiento del zar. Al atardecer, cuando la policía ya contaba con entre 80.000 y 90.000 trabajadores en las calles de la ciudad, comenzaron a producirse violentos saqueos en las tiendas de comestibles. Alrededor de las siete de la tarde, sin embargo, la mayoría de la ciudad se hallaba ya en calma. La policía parecía controlar la situación, y los numerosos enfrentamientos entre esta y los manifestantes apenas habían causado víctimas o arrestos. Las tropas, sin embargo, comenzaron a mostrar su simpatía por los manifestantes, especialmente por las mujeres, que les intimaban a no disparar sobre los que sólo pedían comida. En esos momentos, la ciudad estaba aparentemente en calma y la revuelta mitigada parecía ya una más de las tantas sucedidas hasta entonces. Sin embargo, en los días siguientes volverían a sucederse las manifestaciones. Cada vez congregaban a un mayor número de ciudadanos desencantados y eran más violentas. 10 de marzo de 1917, los manifestantes alcanzaban ya la cifra de doscientas mil personas que habían convertido las fábricas en centros de reunión y agitación. Los bolcheviques tuvieron un destacado papel en la organización de las huelgas y manifestaciones del día. Las mujeres seguían encabezando las marchas, y trataban de convencer a las tropas, que cada vez eran más hostiles a sus oficiales, a unirse a las protestas. La policía, por el contrario, seguía fiel al Gobierno. Se mostró más agresiva con los manifestantes que los días anteriores, y causó muertos y heridos entre estos. Al cargar nuevamente contra la multitud como días anteriores, el jefe de un escuadrón de policía montada fue rodeado por ésta en el puente Aleksándrovski. Desmontó y puso pie a tierra preparándose para resistir los azotes de la turba, fue muerto a tiros con su propio revólver. Los trabajadores, armados burdamente, comenzaron a asaltar las comisarías del distrito de Výborg, y a atacar a los policías. A los obreros amotinados, dirigidos por dirigentes mencheviques, se les fueron sumando poco a poco un número cada vez mayor de soldados que habían ido abandonando sus regimientos. Por entonces se supo de la sublevación, también, de los marineros del Mar Negro. La situación se había vuelto crítica Los soldados enviados para reprimir el motín se negaron a disparar sobre los huelguistas. los acontecimientos se precipitaron. El zar reaccionó negándose a otorgar reformas políticas y ordenando la marcha de tropas contra la capital, pero la renuencia de los altos mandos militares a enfrascarse en grandes operaciones militares en la retaguardia, su convencimiento de la necesidad de realizar concesiones y llegar a un acuerdo con la Duma, el control de las comunicaciones por los rebeldes y la falta de confianza en las tropas frustraron ese último intento de sofocar la revolución en la capital. El martes, las últimas tropas leales al Gobierno se acuartelaban. Al no llegar los refuerzos esperados del frente, el Gobierno se había dispersado para tratar de evitar su captura la noche anterior, y algunas importantes ciudades se habían unido al alzamiento. Los días siguientes las manifestaciones crecieron y siguieron un mismo patrón: confraternización creciente entre los manifestantes y las tropas, enfrentamientos con la policía y calma nocturna. La noche del sábado, sin embargo, la situación cambió con la orden del zar de acabar con las protestas por la fuerza, que obligó a las tropas de la guarnición a tomar partido y la decisión del Gobierno de disolver la Duma hasta abril. El domingo el número de víctimas creció notablemente y el ánimo de la guarnición, obligada a aplastar los desórdenes con las armas, se volvió revoltoso; rápidamente el Gobierno perdió el control de la mayoría de las unidades militares de la ciudad y quedó impotente para acabar con la revuelta. Por su parte, la Duma reacia hasta entonces a enfrentarse abiertamente con el Gobierno (prefiriendo un acuerdo de reformas con el soberano), decidió apoyar las protestas para tratar de controlarlas. Lenin había hecho expandir la noticia de que las tropas de Petrogrado, en breve serían enviadas al frente…... El día 7 de Noviembre según el calendario Gregoriano ( o 25 de octubre juliano) estallaría la insurrección y se produjo el mítico asalto al palacio de Invierno, el punto culminante de la revolución. Ese día el máximo líder del Partido bolchevique, Vladimir Ilich Ulianov Lenin, orquestaba y dirigía el alzamiento en Petrogrado, por entonces capital de Rusia, contra el gobierno provisional de Alexander Kerenski. El asalto final sobre el Palacio de Invierno, dirigido por Vladimir Antonov Ovséyenko, comenzó el día señalado a eso de las 9:45 después de oírse la señal convenida, un disparo de salva de cañón disparado desde el Crucero Aurora anclado en el puerto. En el palacio de invierno, sede del Gobierno se discutía acerca de la conveniencia de nombrarse de forma provisional un “dictador”. Solo dos bombas alcanzaron el palacio sin victimas y algunos disparos de coches blindados. Eso bastó para quebrar la moral del batallón femenino y las tropas. No hubo nadie que disparase desde el palacio cuando los miles de asaltantes se lanzaron contra el. Para hacer la defensa aún más ridícula, las puertas ni siquiera estaban cerradas. Sin muerte el palacio de invierno fue tomado hacia las dos de la madrugada del día 8. Aquel día la historia de Rusia cambiará para siempre. Era la culminación de la fase revolucionaria que comenzara meses atrás en Febrero. La revolución soviética había triunfado. El 7 de noviembre quedó consignado como fecha oficial de la Revolución. Inmediatamente después de consumado el asalto al palacio de Invierno se constituyó un denominado “Consejo de Comisarios del Pueblo”, formado por bolcheviques y presidido por Lenin, que sustituyó al gobierno derrocado con un soviet.. Ese día, Lenin anunció que el soviet había tomado el poder en nombre de la clase trabajadora y empezó inmediatamente a dictar decretos para poner fin a la guerra e iniciar la reforma agraria. La Revolución de Octubre de 1917 liderada por Lenin, llevó al poder a los comunistas rusos. El triunfo de los bolcheviques se convirtió en la esperanza de muchos revolucionarios de todo el mundo y ofreció un camino de desarrollo alternativo muy distinto al del capitalismo liberal. Sin embargo, la revolución no estaba asegurada, los bolcheviques eran todavía una minoría en el país y sólo alcanzarían la victoria final después de cuatro años de sangrienta guerra civil. Lenin presidia el nuevo gobierno o Consejo de Comisarios del Pueblo. Como líder indiscutido del Partido, dirigió desde entonces la edificación del primer Estado socialista de la Historia. Cumplió sus promesas iniciales al apartar a Rusia de la guerra por la Paz de Brest-Litowsk (1918) y repartir a los campesinos tierras expropiadas a los grandes terratenientes. Consciente del carácter minoritario de sus ideas radicales, demostrado por los resultados electorales, despreció la tradición democrática del socialismo occidental y adoptó una violenta dictadura de partido único, empleando métodos brutales de represión. Ese año, disolvió la Asamblea constituyente, proscribió a la oposición y creó una policía política para perseguir a los disidentes. En 1918 pasó a llamarse Partido Comunista. A escala mundial, exigió a los demás partidos socialistas fidelidad absoluta a sus directrices, provocando la escisión del movimiento obrero con la aparición en todos los países de partidos comunistas sometidos al control de una Tercera Internacional comunista (Komintern) con sede en Moscú (1919). La victoria bolchevique en octubre se traduce en una rápida paz con Alemania y el abandono de la guerra. Es lo que deseaban los alemanes y temían los aliados. La firma de la paz con los alemanes (por el Tratado de Brest Litovsk) tendrá graves consecuencias para el futuro inmediato de la Rusia soviética. • Por un lado, los alemanes quedan libres para concentrar sus esfuerzos en el frente occidental (franceses y británicos considerarán esta paz una traición a los compromisos adquiridos por Rusia antes de la guerra) • Por otro, la prisa con la que los bolcheviques querían cerrar este capítulo, les obligó a aceptar grandes pérdidas territoriales, como se puede ver en el el mapa: Acuciado por las necesidades de la guerra, pero también siguiendo sus propias convicciones ideológicas, impuso una política de socialización inmediata de la economía, nacionalizando los principales medios de producción y sometiendo las actividades a una estricta planificación central (comunismo de guerra). Las dificultades de una transformación tan radical (que nunca había sido prevista por Marx) provocaron el hundimiento de la producción y una desorganización general de la economía rusa. Lenin tuvo entonces el pragmatismo suficiente como para rectificar sus errores iniciales, convenciendo a su partido de la necesidad de introducir la Nueva Política Económica (1921), que consistió en volver atrás en el camino de la socialización, dejando un cierto margen para la libertad de mercado y la iniciativa privada (autorización de inversiones extranjeras, libertad de salarios), con lo cual consiguió una apreciable recuperación económica. Después de octubre de 1917, muchos miembros del Partido Socialista-Revolucionario y Anarquistas se opusieron a los Bolcheviques a través de los soviets. Cuando esto falló, provocaron varias revueltas en una serie de sucesos llamados "la tercera revolución". El más notable ejemplo fue la Rebelión de Tambov, entre 1919 y 1921, y la Rebelión de Kronstadt en marzo de 1921. Estos movimientos, que exigían una extensa variedad de demandas y carecían de una coordinación efectiva, fueron finalmente aplastados durante la Guerra civil. El gobierno bolchevique había firmado el armisticio con los Imperios Centrales el 15 de diciembre de 1917. Entonces se iniciaron las negociaciones en las que Trotski y la delegación soviética trataron de maniobrar contra las duras exigencias territoriales alemanas. A la vez había surgido por las zonas periféricas del Imperio ruso una amplia y heterogénea oposición que, apoyada por las potencias de la Entente, trataba de derrumbar al gobierno bolchevique. Pronto formaría el Ejército Blanco que se iba a enfrentar al Ejército Rojo creado en enero de 1918. La necesidad de hacer frente a la guerra civil llevó a Lenin a decidirse a firmar las duras condiciones exigidas por las Potencias Centrales. Cuando los austro-alemanes lanzaron una ofensiva general en febrero y el frente ruso se colapsó, la delegación soviética se apresuró a firmar el durísimo Tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918. Lenin optaba por centrar todas sus fuerzas en el conflicto interno, lo que permitió a Alemania y a Austria-Hungría obtener grandes, aunque efímeras, ganancias territoriales. La Guerra Civil Rusa, estalló en 1918 meses después de la Revolución de Octubre. Trajo muerte y sufrimiento a millones de personas de ambos bandos sin importar su postura política. Los contendientes eran denominados, por un lado, los "rojos", comunistas y revolucionarios, bolcheviques acaudillados por Trotski y Lenin, y, por el otro, los "blancos", compuesto por la nobleza, monárquicos, conservadores, liberales y socialistas moderados y una parte importante del ejército que se oponían a la revolución bolchevique y luchaban por el regreso del zar. Los blancos recibían el apoyo de otros países tales como Francia, Estados Unidos, Japón y el Reino Unido, todos ellos aliados de Rusia durante la Primer Guerra mundial, ya que se consideraban perjudicados por el cese de las hostilidades en el frente oriental y, además, temían una expansión de las revueltas a sus países. Durante la Guerra Civil, Nestor Makhno, líder de un movimiento anarquista ucraniano que generalmente cooperaba con los rojos, terminó siendo asesinado por un comando liderado por el bolchevique Mikhail Fruenze cuando su grupo rechazó unirse al Ejército Rojo. Además, el también llamado "Ejército Verde" (formado por nacionalistas y anarquistas) desempeñó un papel secundario en la guerra, principalmente en Ucrania. El ejército rojo de Trotski dispuso de más de un millón de soldados y estaba sostenido por millones de partisanos agricultores que luchaban con el fin de terminar con las revoluciones que amenazaban el soñado modelo comunista. Lenin delegó en Trotski la organización del Ejército Rojo, con el que consiguió resistir al ataque combinado de los ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y la intervención extranjera en el curso de la Guerra Civil (1918-20). En la 1ª Fase de la Guerra Civil (1918- 1919), el ejército blanco lanza fuertes ofensivas sobre Moscú, que logra frenar el ejército Rojo. En la 2ª Fase (1920-1921), el ejército rojo, muy bien organizado, va ganando terreno. En 1921 los bolcheviques controlaban toda Rusia, pero en consecuencia se aislaron del resto del mundo. La Guerra Civil llegó a su final con la conquista por parte del ejército rojo de Vladivostok el 25 de octubre de 1922, que era la ciudad desde la que el ejército blanco orquestaba sus movimientos. Es cierto que desde 1920 la resistencia había sido mucho menor y que los grandes combates parecían que habían cesado. Pero, aún con la caída de la gran capital de la resistencia, el ejército blanco opuso resistencia hasta el 17 de junio de 1923. Ganaron los rojos, hicieron preso al zar y a su familia. Los que pudieron de la aristocracia huyeron a Paris y a Londres, unos con sus joyas y otros con lo puesto (estos tuvieron que emplearse como mayordomos, chóferes… de familias adineradas)…. El 22 de marzo de 1917, Nicolás II, desposeído ya como monarca), fue trasladado al Palacio de tsárkoye Seló. El Gobierno provisional ruso lo confinó junto a su familia bajo arresto domiciliario. Rodeados por guardias y recluidos en sus habitaciones, En agosto de 1917, el presidente del Gobierno provisional, Karenski, evacuó a los Romanov a Toblosk, supuestamente para protegerlos de la creciente ola revolucionaria. Allí se establecieron en la antigua mansión del gobernador con bastantes comodidades. Las cosas cambiaron tras el ascenso al poder de los bolcheviques en octubre de 1917. Entonces las condiciones de su arresto se endurecieron notablemente, y las discusiones sobre un hipotético juicio a Nicolás se volvieron cada vez más frecuentes Desde la revolución, la familia quedó sometida al mismo racionamiento que los soldados, por lo que hubieron de prescindir de diez sirvientes y renunciar productos varios como la mantequilla o el café. A medida que los bolcheviques incrementaban su poder, el Gobierno trasladó en abril a Nicolás, Alejandra y su hija María a Ekaterimburgo bajo la dirección de YaKovlev. Alekséi estaba demasiado enfermo para acompañar a sus padres y permaneció junto a Olga, Tatiana y Anastasia, sin dejar Tobolsk hasta mayo de 1918. La familia fue recluida con los sirvientes que aún quedaban en la casa Ipátiev de Ekaterimburgo, que recibía el nombre de Casa del Propósito Especial. Allí, los Romanov se encontraban bajo custodia del Ejército rojo, ya que los bolcheviques inicialmente tenían intenciones de juzgarlos. La guerra civil seguía y el Ejército Blanco amenazaba con tomar la ciudad. Creció el miedo a que cayeran en manos de los blancos. El temor decidió su ejecución. Se unió entonces a la lucha clandestina de los socialistas rusos contra el régimen zarista; cuando en 1903 se escindió el Partido Socialdemócrata, siguió a la facción bolchevique que encabezaba Lenin. Fue un militante activo y perseguido hasta el triunfo de la Revolución bolchevique de 1917, época de la que procede su sobrenombre de Stalin («hombre de acero»). La lealtad a Lenin y la falta de ideas propias le permitieron ascender en la burocracia del partido. Al estallar la llamada “revolución de febrero” de 1917, Stalin exiliado al extranjero como muchos de sus compañeros bolcheviques regresó a San Petersburgo donde asumió la dirección del periódico Pravda. Junto a Lev Kámenev otro correligionario de Lenin, Stalin se encargó de las decisiones del partido en la capital antes de la llegada de Lenin del extranjero, (abril de 1917). inicialmente, kámenev y Stalin propugnaban una política moderada y de cooperación con el gobierno provisional de Kerenski, luego fueron virando hacia posiciones más radicales. Cuando en mayo de 1918 se desató la Guerra Civil, que fue el enfrentamiento entre el Ejército Rojo y el Ejército Blanco antibolchevique, Lenin envió a Stalin a la actual Volgogrado, cuya defensa encabezó, sin imaginar que esta ciudad, más tarde llamada Stalingrado. Durante la guerra civil rusa y la guerra polaco-soviética de 1919-1921, Stalin fue comisionado político en distintos frentes. El primer cargo que ocupó en el Gobierno de Lenin fue el de Comisario del Pueblo de Asuntos Nacionales (1917–1923). Día a día se fue haciendo con el control absoluto del partido y por extensión, de Rusia entera. En 1922 Stalin resultó elegido secretario general del partido. Este cargo, hasta hacía poco menospreciado por otros miembros del Buró Político del Partido (órgano rector del Comité Central del Partido), que posteriormente se transformó en el más poderoso del país, fue inteligentemente utilizado por Stalin para situar a sus partidarios en los puestos clave del aparato central del partido. Fue así como metódica y sutilmente Stalin fue abriéndose camino hacia la cúspide del poder, poder que tuvo que disputar contra Lev Troski, el reconocido líder del partido y fundador del Ejército Rojo, y que además controlaba gran parte de la Policía secreta. Antes de su muerte, Lenin vivió una creciente preocupación por la personalidad y el comportamiento de Stalin. En su testamento político, expuso sus dudas sobre que el secretario general del partido usara su enorme poder con suficiente cautela. El líder de la llamó a destituirle en su famosa carta al XII Congreso del Partido bolchevique. Ocultó dicho informe aprovechando la enfermedad del Lenin. Desde ese momento, Stalin conspiró contra todos los dirigentes posibles rivales por la sucesión y, uno tras otro, los fue eliminando a todos hasta quedar dueño absoluto del poder en el partido. La persecución a sus opositores comenzó en forma de cruenta “purgas” En la gran purga, entre 1937 y 1938, perecieron casi todos los viejos bolcheviques que habían participado en la Revolución de Octubre. En ese único año, la policía política (NKVD) (siglas del comisariado del pueblo para asuntos internos) interrogó a más de un millón y medio de personas y eliminó a más de medio millón. Anteriormente ya había hecho una gran purga entre los mandos militares (30.000 oficiales muertos). Stalin gobernó tiránicamente durante veinte años, en los que los planes quinquenales (desde 1928) contribuyeron al desarrollo de una poderosa economía industrial que no tuvo su contrapartida en el desarrollo social de la población. Para realizar todas esas reformas fue necesario crear un funcionariado fiel, la aristocracia del partido, políticos profesionales pendientes del ascenso en el aparato soviético. Como dijo lord Acton, “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Cualquier clase de poder, incluso el comunista. Pronto se preocuparon más de la despensa llena, de la vida cómoda y reglada, de la dacha en las afueras, que del bienestar de las clases obreras. Stalin gobernó la Unión Soviética de forma tiránica desde los años treinta hasta su muerte, implantando el régimen más totalitario que haya existido jamás; pero también hay que atribuirle a él la realización del proyecto socioeconómico comunista en Rusia, la extensión de su modelo a otros países vecinos y la conversión de la URSS en una gran potencia económica mundial. Radicalizando las tendencias autoritarias presentes entre los bolcheviques desde la Revolución, acabó de eliminar del proyecto marxista-leninista todo rastro de ideas democráticas: anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó a la población instaurando un régimen policial. Dispuesto a eliminar, no sólo a los discrepantes o sospechosos, sino a todo aquel que pudiera poseer algún prestigio o influencia propia, lanzó contra sus compañeros comunistas sucesivas purgas que diezmaron el partido, eliminando a la plana mayor de la Revolución. Con la misma violencia impuso la colectivización forzosa de la agricultura, hizo exterminar o trasladar a pueblos enteros como castigo o para solucionar problemas de minorías nacionales, y sometió todo el sistema productivo a la estricta disciplina de una planificación central obligatoria. Con inmensas pérdidas humanas consiguió, sin embargo, un crecimiento económico espectacular, mediante los planes quinquenales: en ellos se daba prioridad a una industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores energéticos y la industria pesada, a costa de sacrificar el bienestar de la población, sometida a durísimas condiciones de trabajo y a grandes privaciones en materia de consumo. Las hambrunas, consecuencia en parte de luna en ocasiones deficiente planificación económica y los sacrificios exigidos a los trabajadores del Estado, mataron a unos cuantos millones de personas, y las ejecuciones y los gulags (campos de trabajos forzados para disidentes o supuestos disidentes) mataron a otros pocos millones. El número total seguramente nunca se sabrá. Según Robert Conquest (autor del libro: “El gran terror: la purga de Stalin en los años 30”… “el total de las muertes causadas por el terror del régimen soviético en ningún caso será inferior a quince millones”. Seguramente, nunca se sabrá la cifra de kulaks (pequeños propietarios campesinos) deportados a Siberia, donde morían de agotamiento, por resistirse al proceso de las colectivizaciones, o directamente ejecutados con el clásico tiro en la nuca. Existen opiniones encontradas sobre si Stalin desabasteció deliberadamente a la rebelde Ucrania entre 1932 y 1933, cuando una hambruna provocó la muerte por inanición de unos seis millones de personas. Se produjeron tantos casos de canibalismo que hubo que editar carteles desaconsejando el consumo de carne humana. Mientras las purgas de Stalin eliminaban a millones de personas en la URSS, intelectuales occidentales (Sartre, Neruda, Alberti, Semprún y una larga lista) cerraban los ojos a la evidencia, y durante años cantaron las maravillas del paraíso comunista (abismo entre la propaganda política y la realidad). La represión impedía que se expresara el malestar de la masa trabajadora, apenas compensada con la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación. La introducción del sistema totalitario de gestión económica, cultural y estatal, así como el control absoluto de la vida privada de los ciudadanos se tradujo en inmensas perdidas humana pero también es preciso decir que a ese precio conseguiría Stalin convertir a la Unión Soviética en una gran potencia, capaz de ganar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y de compartir la hegemonía con los Estados Unidos en el orden bipolar posterior. Tal fue fue Stalin, líder, señor y dueño absoluto de Rusia desde 1920 hasta su muerte en 1953, una de las figuras más controvertidas y enigmáticas en la historia de Rusia, y aún hoy en día objeto de acaloradas discusiones y debates. Trotsky desde el instituto Smoiny controlaba y movía las fuerzas bolcheviques: la guardia Roja, a la que se habían unido miles de soldados y marineros, hasta 40.000 hombres. En el Palacio de invierno, mientras tanto, había una patética falta de efectivos militares. Kerenski había reunido una pintoresca fuerza defensiva: 400 cadetes, algunos cosacos, un destacamento de ciclistas y un batallón femenino. Los primeros en desertar fueron los ciclistas, pasados al enemigo; luego los cosacos, los cadetes y las mujeres…al saber que Kerenski había huido El 24 de octubre, la noche previa a la fecha escogida para llevar a cabo el asalto al palacio de Invierno, los soviets, y más concretamente la Guardia Roja dirigida por bolcheviques, siguiendo instrucciones de un plan previo, tomaron los principales edificios gubernamentales, apoderándose de los puntos estratégicos de la capital.
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