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GLOBALIZACIÓN Y DEPENDENCIA
En este capítulo se aborda críticamente el estudio de la globalización. Se
sostiene la vigencia de los modelos centro-periferia y se aborda desde ellos el
estudio del sistema internacional de información: notas esenciales, base ideo-
lógica del sistema y el papel de la UNESCO en el debate internacional. Final-
mente se presentan los postulados básicos de las teorías del imperialismo y la
economía política de la comunicación.
1.1. ¿Un mundo sin diferencias?
Una palabra ha alcanzado la categoría de talismán: globalización. A su paso
han caído todas las barreras y las diferencias entre países se están igualando a
toda velocidad gracias al triunfo definitivo del libre mercado, a la mundializa-
ción de la economía.
La economía ha asumido el puesto de mando de la sociedad global. Según
Alain Minc “el capitalismo no puede derrumbarse; es el estado natural de la
sociedad. La democracia no es el estado natural de la sociedad. El mercado, sí”
(Ramonet, 1995: 50-60). En la misma línea, Helmut Maucher, dueño de la empre-
sa Nestlé, sostuvo en el Foro de Davos que “lo importante para sobrevivir en
este mundo es ser más competitivo que el vecino” (Ramonet, 1996). Afirma-
ción remachada por esta otra sentencia del presidente del Bundesbank, Hans
Tietmeyer: “Al gobierno que no siga la consigna de la competitividad en un
marco de libre competencia, los mercados le sancionarán inmediatamente, pues-
to que los políticos estarán en lo sucesivo bajo el control de los mercados finan-
16 Estructura internacional de la información
cieros” (Ramonet, 1996). Por lo tanto, de los gobiernos se espera que se limi-
ten al papel de gestores, mientras que el verdadero gobierno recae en los mer-
cados. Del Estado se exige la apertura de la economía nacional al comercio
mundial, reducción de los déficit, el gasto y los impuestos, privatizaciones masi-
vas y políticas de ahorro a todos los niveles.
En este mundo global el sector de más desarrollo en los países más avan-
zados es el de la comunicación y de forma muy especial las Tecnologías de Infor-
mación y Comunicación (TIC). La sociedad global presenta así el mercado
como religión para un planeta arropado por las autopistas de la información,
cuya primera experiencia es la Red Internet. Las redes de información son, por
lo tanto, la otra pata sobre la que se asienta la globalización. No podía ser de
otra manera, si la competencia y la competitividad exigen de los gobiernos las
políticas descritas, las TIC demandan también un cambio institucional. A este
respecto, Juan Vilallonga (1997: 10-11) explica que toda resistencia a esta deman-
da es inútil y peligrosa para la supervivencia del propio Estado. Para el presi-
dente de Telefónica la crisis que atravesamos es muy semejante a la de la Fran-
cia de Luis XVI enfrentada con las reivindicaciones burguesas: era necesario
abandonar los privilegios nobiliarios y reformar de arriba abajo el sistema fis-
cal para conseguir que sobreviviera la monarquía, pero fueron los propios nobles
los que se opusieron a los intentos de reforma del rey y todos perecieron.
En otras palabras, toda defensa de la industria nacional (sea en el sector
que sea) se reduce a la defensa de algunos empresarios con argumentos nacio-
nalistas. Estos empresarios, además, están ciegos porque no han sido capaces
de ver la marea revolucionaria que se les viene encima. Como la burguesía fran-
cesa de 1789, los ciudadanos, felices con las TIC, son los verdaderos artífices de
la globalización y, de ningún modo, es cierto que estemos en una plutocracia tec-
nitrónica dominada por grandes transnacionales, porque la globalización la impo-
nemos los individuos, no las empresas por muy multinacionales que sean.
Esta visión optimista de la globalización tiene también su historia. En reali-
dad los ciudadanos de todos los rincones del planeta están ahora imponiendo la
globalización gracias a la desaparición de las barreras reguladoras y de las barre-
ras políticas que se oponían al pleno desarrollo de los acuerdos firmados en Bret-
ton Woods en 1944. A ello han contribuido de forma decisiva la creación de la
Organización Mundial de Comercio, tras la firma en Marraquech (1994) del acuer-
do de la Ronda Uruguay del GATT y —en el orden político— la caída del muro de
Berlín (1989) y la desaparición posterior de la Unión Soviética.
Gracias a estos dos acontecimientos han podido incorporarse a la fiesta de
la libertad mundial de comercio las dos áreas que por razones económicas y
políticas se habían mantenido al margen de la corriente de libertad que sopla-
Capítulo 1: Globalización y dependencia — 17
ba desde los organismos financieros creados en Bretton Woods: los países del
antiguo bloque comunista y el Tercer Mundo.
Ya no hay economías nacionales que dependen de un polo geopolítico ni
situaciones de dependencia colonial o neocolonial. Las zonas de libre comercio
se amplían: Estados Unidos, Canadá y México crean el Tratado de libre comer-
cio (TLC), la Unión Europea se amplía hacia el norte, centro y —dentro de pocos
años— este de Europa, nace el MERCOSUR en América Latina, Japón impulsa
una zona de libre cambio en el Índico, etc. Desaparecido el Pacto de Varsovia la
OTAN se transforma en una organización para el mantenimiento de la paz mun-
dial y la ayuda humanitaria allá donde se necesite. Todo de una forma transpa-
rente porque la información circula por todo el mundo a la velocidad de la luz.
Así pues, estamos jugando un nuevo juego que empieza ahora y que no
hunde sus raíces en el pasado. La historia no solamente es inútil para com-
prender nuestro presente, sino que pierde toda su virtualidad. La globalización
ha traído consigo una ruptura histórica. Después del espectacular hundimien-
to de la Unión Soviética, los conflictos sociales de envergadura quedan para
siempre en el pasado. Por lo tanto, de éste solo hay que recuperar a aquellos
observadores que predijeron las bondades del sistema global en el que ya vivi-
mos: Daniel Bell, Francis Fukuyama y, más recientemente, Alvin Toffler.
Todos ellos pretenden reforzar la ideología capitalista manteniendo la tesis
de que la humanidad está llegando, o ha llegado ya, a su estadio superior, supe-
rando las contradicciones y las rupturas estructurales. Aunque algunos pro-
blemas se mantienen y aparecen otros nuevos, estamos en una época más libre
del progreso y podemos ya dedicarnos al propio perfeccionamiento. En otras
palabras: la humanidad en la antesala del paraíso.
Daniel Bell fue el primero en sugerir que se estaba llegando a un nuevo tipo
de sociedad y que el elemento clave para ese cambio era la tecnología de la
información. El término se había usado anteriormente, pero será él quien haga
popular la noción de la sociedad postindustrial: las sociedades avanzadas han
dejado atrás una era histórica que podía definirse como industrial. Se estaba
produciendo una transformación fundamental de manera que la base sobre los
que se asentaba el progreso era ya el conocimiento científico.
Fukuyama, por su parte, dice que a medida que la humanidad se aproxima
al fin del milenio, las crisis paralelas del autoritarismo y del socialismo centra-
lizado dejarán en el ring a un solo competidor, como una ideología de validez
potencialmente universal: la democracia liberal, la doctrina de la libertad indi-
vidual y de la soberanía popular. Doscientos años después de haber dado vida
a las revoluciones francesa y americana, los principios de libertad y de igual-
dad se mostraron no sólo duraderos, sino también resurgentes. El éxito de la
18 Estructura internacional de la información
democracia en una extensa variedad de lugares y entre muchos pueblos dife-
rentes indicaría que los principios de libertad y de igualdad en los que se basan
no son accidentes o resultados del preconcepto etnocéntrico, sino que son en
verdad descubrimientos sobre la naturaleza del hombre, cuya verdad no dis-
minuye sino que se vuelve más evidente a medida que el punto de vista se vuel-
ve más cosmopolita (Fukuyama, 1992; lanni, 1996: 65).
Para Toffler, la sociedad del ordenador es una Tercera Ola que sustituye a
la sociedad industrial, que a su vez sucedió a la era agrícola (Toffler, 1980).
En definitiva, todo lo anterior ya no vale. Todo análisis crítico de la socie-
dad industrial ya no es válido para analizar esta nueva etapa.
Sin embargo, todas estas tesis, habituales en los discursos de los llamados
global liders y suscritas de forma entusiasta en amplios sectores académicos, no
resisten una análisis científico. A pesar de que hoy es bastante corriente escu-
char a los teóricos de las relaciones internacionales que los modelos centro-
periferia, la Teoría de la Dependencia, o la Teoría del Imperialismo han que-
dado borradas del mapa por la realidad de la globalización, el perfil del sistema
internacional tiene ahora diferencias todavía más lacerantes que en etapas ante-
riores. Eso sí: las diferencias pueden maquillarse mucho mejor gracias a la explo-
sión de los nuevos medios de información.
En las páginas siguientes se analiza el sistema internacional desde la tipo-
logía centro-periferia para exponer a continuación el modelo del Estado Glo-
bal de Heinz Dieterich, como contrapunto al discurso de los global liders. Recu-
rriremos además al análisis histórico, porque la actual etapa del capitalismo
monopolista no puede entenderse sino desde las anteriores.
1.2. Centro y periferia
El sistema internacional sigue mostrando una división entre países centra-
les y países periféricos, organizada jerárquicamente. El centro está constituido
por el bloque Estados Unidos-Europa-Japón, y la periferia es una prolonga-
ción jerarquizada en la que se integra la mayoría de los países de África, Amé-
rica Latina, Asia y Oceanía. No obstante, en la actualidad hay que llevar a cabo
una redefinición de ambos bloques. La división centro-periferia y la jerarqui-
zación impuesta por los centros hacen que el modelo siga siendo válido, pero
los bloques no son exactamente los mismos. Así se puede clasificar el centro
(figura 1.1) en un primer nivel en el que se encuentran los Estados Unidos, la
Unión Europea y Japón, y un segundo nivel en el que se enmarca el resto de
Europa (excluidos los antiguos sistemas socialistas), Canadá, Australia, Israel,
Capítulo 1: Globalización y dependencia 23
a) Estructura ejecutiva económica. Formada por los organismos económi-
cos del Sistema de Naciones Unidas como el Banco Mundial, el Fondo
Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y la
OCDE.
b) Estructura ejecutiva política. El Consejo de Seguridad de la ONU.
c) Estructura ejecutiva social/ideológica. Formada por los Organismos de
las Naciones Unidas donde no existe derecho de veto, reservado al Con-
sejo de Seguridad, como la Asamblea General, la UNESCO y la OIT y
los programas de ayuda al desarrollo como el PNUMA y el PNUD.
d) Estructura ejecutiva militar. La Organización del Tratado del Atlántico
Norte.
Este gobierno global domina mediante su estructura ejecutiva al resto del mun-
do que clasifica en regiones: Europa oriental, Asia, África y América Latina.
Una buena muestra de cómo funciona este Estado Global es el proyecto
del Acuerdo Mundial sobre Inversiones (AMI). Independientemente de que
este acuerdo salga o no adelante en él encontramos las líneas maestras de lo
que será el futuro. Es decir, se trate del AMI o de cualquier otro proyecto del
gobierno del Estado Global, las posibilidades de defensa de los más desfavo-
recidos frente a cualquier medida tomada desde arriba son muy pocas.
Desde el mes de febrero de 1988 Le Monde Diplomatique viene publican-
do una serie de trabajos sobre este proyecto discutido casi de forma clandesti-
na en la sede parisina de la OCDE. Se trata de un texto de contenido ultrali-
beral que va acompañado de un bloqueo jurídico contra los Estados. Los
procedimientos y mecanismos que prevé son restrictivos para los gobiernos,
mientras que dejan total libertad a los inversores mundiales. El sistema pre-
visto tiene varios mecanismos de cierre:
— Primer mecanismo: el AMI tendría el rango de tratado internacional, es
decir, para casi todas las legislaciones nacionales su valor sería superior
al del la ley.
— Segundo mecanismo: el tratado impone a los Estados la sumisión incon-
dicional a un arbitraje internacional en caso de litigio.
— Tercer mecanismo: limitación de las posibilidades de formular excep-
ciones al tratado.
— Cuarto mecanismo: medidas de statu quo o de desmantelamiento.
Lo que en la práctica supone:
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Estructura internacional de la información
1. El tratado se convierte en la regla de referencia y sitúa como subsidia-
rios a los tratados bilaterales o multilaterales, incluidos los que rigen
construcciones regionales, como la Unión Europea. Los parlamentos
nacionales no podrán adoptar un texto que vaya en contra de estas dis-
posiciones. En definitiva: pérdida de la soberanía nacional y burla a la
democracia parlamentaria.
2. Los Estados no podrán plantear conflictos nada más que a otros Esta-
dos. No se contempla la posibilidad de una acción estatal contra una
empresa transnacional, porque de lo que se trata es de facilitar por com-
pleto el movimiento de estas grandes empresas.
3. Sólo pueden formularse excepciones en el terreno de la seguridad y la
defensa. No se permite a las empresas públicas establecer precios dife-
rentes, según los mercados, en función de consideraciones no económi-
cas. Los servicios públicos pierden toda capacidad de maniobra social.
En el terreno que nos ocupa, la excepción cultural con la que se ha pre-
tendido frenar la liberalización total de la industria audiovisual pierde
toda su fuerza.
4. Cada Estado deberá enumerar sus normas que no sean conformes a la
libertad total de inversión y no sólo de forma precisa y limitativa, sino
también definitiva, ya que después no se podrá efectuar ninguna nueva
derogación. Esa enumeración deberá, además, hacerse de forma preci-
sa con el objeto de que ningún Estado puedas tomar precauciones exce-
sivas.
Definitivamente, como se dice en Le Monde Diplomatique (abril, 1988):
El desmantelamiento es el proceso de liberalización por el cual las medi-
das no conformes al AMI serán reducidas y finalmente eliminadas. Se trata
de un elemento dinámico, ligado el statu quo que es su punto de partida. Aso-
ciado al statu quo, producirá un efecto de trinquete gracias al cual cualquier
nueva medida de liberalización estará cerrada y no podrá ser ni abolida ni
invalidada sobre la marcha
Hay que admirarse del razonamiento: al representar tanto progreso todas
las medidas liberalizadoras y las renuncias a ejercer reservas representan un
avance, un progreso en el sentido del AMI, ya que dicha renuncia por parte
de cualquier Estado permite que este se convierta en ley superior de forma
que la aplicación del Tratado será irreversible, aunque el parlamento y los
ciudadanos aspiren a su abrogación.
Esta invención jurídica arruina las esperanzas de quienes imaginaban
que una excepción, cultural o de otra naturaleza, podría tener alguna utili-
Capítulo 1: Globalización y dependencia — 25
dad: aunque se plantee como excepción o reserva no será más que provisio-
nal y, por definición, sometida a una constante erosión hasta su completa
desaparición, su desmantelamiento. El proyecto, para echar bien la llave, pre-
vé los métodos (en ciclos periódicos de negociaciones) destinados a la supre-
sión o la limitación de medidas no conformes.
En el callejón sin salida de las negociaciones, que las ha hecho totalmen-
te impermeables a otras preocupaciones que no sean el interés de las firmas
transnacionales, los redactores del AMI no han tenido en cuenta otros múlti-
ples compromisos jurídicos políticos o morales, contradictorios con el texto,
asumidos ya por los Estados. En particular con la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), durante la Cumbre de la Tierra de Río, en 1992 y -lo que
al menos habría debido llamar su atención- la Carta de Derechos y Deberes
Económicos de los Estados, adoptada por Naciones Unidas en 1974. Esta Car-
ta dispone, en efecto, que cada nación tiene el derecho inalienable de regular
las inversiones extranjeras y ejercer su control sobre estas inversiones .
“Hay que insitir en ello: esta es la forma de gobernar el mundo en esta era
de la globalización. El proyecto de este acuerdo mundial sobre inversiones, o
cualquier otro, apunta directamente a una jerarquización máxima y a una con-
centración mayor del poder. ¿Dónde están las bondades de la sociedad global?
1,44. El sistema internacional de información
Lógicamente, el sistema internacional de información presenta las mismas
divisiones, desequilibrios y asimetrías del sistema internacional en su conjun-
to. Pero, en la sociedad de la información, las diferencias en los recursos infor-
mativos y la posición internacional de cada unidad se convierten en el elemento
clave. Puesto que el sistema capitalista mundial es el que configura las relacio-
nes internacionales, la mercancía fundamental, la información, se encuentra en
primer plano tanto a la hora de definir políticas globales de dominación (las
que hoy rigen el sistema), como para proponer líneas alternativas.
1.4.1. Características principales
Tres notas esenciales caracterizan el orden informativo internacional:
1. La diferencia de recursos entre el centro y la periferia del sistema. Hoy
nos comunicamos más que nunca y sin embargo las diferencias son más
26 Estructura internacional de la información
grandes que nunca. Existe un mundo informativamente opulento (el
centro del sistema) y un mundo informativamente muy pobre (la peri-
feria).
2. El reducido número de países fuente o Países emisores de la información
internacional, dentro de los cuales puede observarse un grado de con-
centración muy alto cuya expresión son los conglomerados transnacio-
nales. La mayoría de esos conglomerados se encuentra en los países más
ricos del sistema, principalmente en los Estados Unidos.
3. La unidireccionalidad de los flujos de información y, en casos de supues-
ta reciprocidad, se destaca otros rasgo: los que manejan o gestionan el
flujo de retorno son, sobre todo, agentes de los medios occidentales,
cuyos criterios vienen determinados por su propio sistema cultural y el
mercado en el que su medio vende la información.
En otras palabras: un reducido grupo de países y de empresas someten a la
mayoría del sistema a considerables presiones sin que exista un intercambio
recíproco de influencia.
A) Diferencias cuantitativas en los recursos de información
La cuantificación ha servido durante mucho tiempo a los sectores funcio-
nalistas de la investigación sobre la comunicación internacional Para demostrar
que el avance tecnológico ha ido colmando las diferencias que separaban a los
países pobres de los ricos. Para desmentirlo vamos a referirnos a ese supuesto
avance comparándolo con el de los países más avanzados. La comparación de
esos datos desde los años sesenta a los ochenta resulta muy ilustrativa.
A pesar del incremento del número de periódicos en todo el mundo, se cons-
tata:
a) La pobreza de los periódicos de buena parte de los países del mundo.
b) Una diferencia abismal entre los países desarrollados y los no desarrollados.
. Las altas tasas de analfabetismo, las deficiencias en las vías de comunica-
ción y el nivel de ingresos son las causas de esas diferencias. Así, mientras en
el mundo desarrollado cuenta con cerca de un tercio del total mundial de dia-
rios, África y Oceanía apenas superan el 1 por 100.
La radio es el más universal de los medios de comunicación. Ningún otro
medio de comunicación, ni siquiera en la era de los satélites y de la televisión
Capítulo 1: Globalización y dependencia 27
por cable, tiene la capacidad técnica de llegar a tantas personas al mismo tiem-
po. Pero mientras en los países desarrollados los indicadores cuantitativos mues-
tran que cada ciudadano de un país industrializado cuenta con dos receptores,
por término medio, en el Tercer Mundo la media es de un receptor por cada
quince habitantes.
Si observamos el incremento del número de receptores por regiones desde
mediados de los años sesenta hasta mediados de los ochenta, veremos que, si
bien es cierto que este medio se ha desarrollado en todo el mundo, el desarro-
llo ha sido mucho mayor en los países ricos, mientras que en el resto el incre-
mento es mucho menor; en algunos casos es prácticamente insignificante. Así,
América del Norte y Europa han doblado sus cifras, mientras que África y Amé-
rica Latina apenas ha logrado un modesto avance. Mientras en Europa y Amé-
rica del Norte existen más de 500 millones de receptores, en América Latina
hay 150 y en África menos de 100.
Las diferencias son aún mayores en la televisión. Mientras África y Oceanía
no llegan a los 10 millones de receptores, Asia lo sobrepasa ligeramente (pero
incluyendo las cifras de Japón); América Latina apenas alcanza los 50 Europa y
América del Norte están por encima de los 200 millones.
Pero, ¡claro!, ahora tenemos Internet y gracias a ello todas estas diferen-
cias de décadas pasadas han desaparecido. Pues bien, la distribución los hosts,
de las cuatro principales redes informáticas (FidoNet, UUCP, BITNET e
INTERNET), muestra las mismas diferencias. Es cierto, no obstante, que el
salto cualitativo de una buena parte de los países de América Latina, de algu-
nos africanos y asiáticos, les permite tener ahora acceso a informaciones impen-
sables hace apenas diez años. Sin embargo, todavía habría que dar respuesta a
Otras preguntas: ¿quién tiene acceso a esas redes en los países periféricos? Una
cosa es segura: la mayoría de la población no.
Por otra parte las empresas que facilitan o impiden el acceso a los servicios
de las redes integradas de información, sea Internet o Internet 2 (recientemente
anunciada por Albert Gore), son las grandes operadoras de telecomunicacio-
nes. Si damos un rápido repaso a la situación del sector encontraremos datos
muy reveladores: de los 20 primeros operadores de telecomunicaciones en el
mundo 12 son norteamericanos, 1 japonés y el resto son europeos en proceso
de privatización. La conexión de otros países a los nuevos servicios pasa inelu-
diblemente por esas empresas.
Es decir, que ya desde la simple cuantificación las diferencias entre las dis-
tintas unidades del sistema internacional son muy grandes. No es cierto, con-
secuentemente, que estemos ante las puertas de una aldea global o un mundo
interconectado.
28 Estructura internacional de la información
B) Concentración de la propiedad
La concentración de la propiedad con la consiguiente aparición de conglo-
merados que van acumulando en sus manos cada vez más medios es una ten-
dencia del sistema, desde el período de entreguerras (1918-1939), que se incre-
menta y acelera desde 1945. La pluralidad va reduciéndose al desaparecer
pequeñas empresas en procesos de absorción o fusión que dan lugar a las pri-
meras grandes cadenas de diarios, de radio o televisión. Posteriormente la con-
centración en un solo medio deja paso a la concentración multimedia, con lo
que el poder de informar sufre una nueva reducción. Los conglomerados de
medios informativos ascienden a los primeros puestos de las economías nacio-
nales jugando un nuevo papel que les acerca cada vez más a las esferas de poder
político y económico. Por supuesto, este proceso de concentración empresarial
no es exclusivo de los medios de comunicación, aunque la información empie-
za a ser considerada un sector económico-estratégico fundamental tanto en el
proceso de acumulación interna como en la expansión hacia el exterior.
A partir de 1945 y hasta los años setenta, en la primera fase de la transna-
cionalización, los conglomerados informativos y los conglomerados de otros
sectores irán fusionándose hasta aparecer las grandes transnacionales que van
a hegemonizar la economía mundial actuando de locomotoras del proceso gene-
ral de transnacionalización (Ferrer, 1984: 43-79). La conglomeración se produ-
ce, entonces, siguiendo dos procesos paralelos y complementarios:
1. La entrada de conglomerados generales en conglomerados de medios
de comunicación. Ejemplo de ello es la fusión, absorción o control que
empresas de la electrónica llevan a cabo sobre empresas de medios.
2. La diversificación hacia otros sectores de los conglomerados informati-
vos, a partir de los beneficios obtenidos en la actividad informativa pro-
piamente dicha. Podemos encontrarnos así con empresas que tienen inte-
reses en varios sectores de la economía y que pasan a encabezar las listas
de las mayores empresas del mundo.
Todo el proceso de desbordamiento de las fronteras nacionales que sufre
el sistema capitalista una vez que se completan los procesos a acumulación inter-
na de capital será liderado por estas empresas. La concentración multimedia
transnacional controlará todo la innovación tecnológica hasta apropiársela.
Cada innovación supone un grado más de concentración, de forma que pue-
de identificarse como tendencia de la segunda etapa de la transnacionalización
(desde los años setenta) el desplazamiento de los intereses de las empresas
Capítulo 1: Globalización y dependencia 33
La circulación internacional de noticias
Desde 1945 hasta finales de los años ochenta, el 80 por 100 de las noticias
que publicaban o emitían los medios de comunicación de todo el mundo pro-
venía de cinco grandes agencias: dos norteamericanas, Associated Press (AP)
y United Press International (UPI); una británica, Reuters; una francesa, Fran-
ce Presse (AFP) y una soviética, TASS. Entre ellas AP y UPI se destacaban
netamente del resto.
Atendiendo a la extensión de las redes de las agencias occidentales y de
TASS, por una parte, y de las agencias del Tercer Mundo, de otra, se podía
observar claramente un primer desequilibrio en la capacidad de cubrir acon-
tecimientos con corresponsales propios y en la capacidad de trasmitirlos al res-
to del mundo. AP transmitía 17 millones de palabras diarias, UPI 14, Reuters
3 y AFP 1,5.
Además de estas cinco agencias de noticias, diversificadas pero originaria-
mente agencias de prensa, fueron apareciendo otras grandes agencias especia-
lizadas en material audiovisual y, junto a ellas, debía considerarse el nuevo papel
de los servicios de noticias ligados a empresas de radio y televisión y de las cade-
nas de televisión por satélite: Visnews, UPITN, CBS-News, ABC-News, CNN,
Euronews, etc.
Estas agencias constituían los canales privilegiados por los que circulaba la
información internacional. Solamente Europa y el resto de los países centrales
intermedios contaban con agencias que les permitían mantener una relativa
independencia en la información internacional. Inmediatamente detrás de las
cinco grandes agencias había que colocar a la española EFE, la italiana ANSA
y la alemana DPA. Con un número de palabras/día cercano al medio millón se
disputaban el sexto puesto de las agencias internacionales.
La hegemonía de los países industrializados resultaba, pues, incontestable.
Solamente dos agencias específicamente dedicadas al Tercer Mundo competían
en el terreno de las agencias internacionales: el Pool de Agencias de los Países
no Alineados y la International Press Service (IPS).
En el resto del mundo, sobre todo en la década de los setenta y de la mano
de la UNESCO, fue apareciendo un pequeño número de agencias, la mayoría
de las cuales eran federaciones de agencias nacionales que tenían una presen-
cia mínima en los flujos verticales de noticias, aunque su papel como distribui-
dores horizontales de información llegó a ser importante en algunos casos.
El final de los años ochenta, la década en que la concentración del poder
de informar aumentó más y que trajo profundos cambios geopolíticos, el oli-
gopolio de las cinco grandes sufrió alteraciones importantes. La primera de ellas
34 Estructura internacional de la información
vino del salto cualitativo de Reuters, que se convierte de la mano de Rupert
Murdoch en la primera agencia mundial de información económica y en la pri-
mera agencia audiovisual. La segunda, la quiebra de la UP] en 1992 y su ven-
ta a un grupo saudí, abandonando desde ese año la pugna por la primacía mun-
dial. La tercera, al hilo del desmoronamiento del imperio soviético, la
remodelación de TASS, denominada ahora ITAR-TASS, que pierde también
buena parte de sus clientes y tiene graves problemas financieros
Hay que decir desde ahora que estos cambios no han equilibrado el flujo
internacional de información, sino todo lo contrario. El giro de las actuales tres
grandes hacia la información económica ha enconado la competitividad por un
sector clave de la información entre AP Reuters y AFP, pero no ha supuesto
equilibrio alguno. Siendo rigurosos la concentración ha subido un grado más.
Frente a la impresionante estructura de las grandes agencias, debe seguir
resaltándose, entonces, la inexistencia de agencias nacionales en muchos paí-
ses el Tercer Mundo, el papel de modestos que desempeñan las agencias del
resto del mundo industrializado (EFE, DPA, ANSA, etc.) y lo limitado de los
esfuerzos de las agencias regionales o subregionales por equilibrar el torrente
de información que pasa por las oficinas de las grandes agencias internaciona-
les. Valga como muestra el dato de que sumadas las cifras de transmisión dia-
ria de palabras de las agencias subregionales y regionales más importantes, no
llegan ni a la mitad de las que trasmite el servicio convencional de la menos
potente de las grandes agencias.
Los problemas siguen siendo los siguientes:
a) Insuficiencia de vínculos técnicos entre países e insuficiencia de medios
en gran parte del llamado mundo en desarrollo.
b) Falta de técnicos capacitados.
c) Competencia desenfrenada entre proveedores de material y equipo téc-
nico, y entre los medios de comunicación social del Norte, para hacerse
con los mercados del Sur.
d) Capacidad industrial insuficiente de los países del Tercer Mundo para
la producción de material de comunicación.
e) Falta de información en el Tercer Mundo sobre la infraestructura ade-
cuada para la información.
f) Falta de disposición de los países industrializados para prestar asisten-
cia técnica desinteresada a los países en desarrollo.
Sería posible, tolerable y hasta deseable, que las grandes agencias interna-
cionales continuasen operando como lo han hecho hasta ahora si, al tiempo, las
Capítulo 1: Globalización y dependencia — 35
infraestructuras de las agencias más modestas y una actitud de cooperación de
las grandes agencias permitiese a aquéllas equilibrar el flujo informativo. Pero
cuando es el libre mercado el que dicta cómo, dónde y cuándo deben moverse
las agencias de información, el interés de las grandes no es informar mejor, sino
que informen como lo deseen los menos posibles y con la menor competencia
posible.
Los esfuerzos de muchos países para crear agencias nacionales han choca-
do de frente con el oligopolio de las grandes. La conclusiones del Simposio de
Estocolmo (1979) y, posteriormente, del Informe MacBride (1980) mostraron
que era imperativo crear o reforzar las agencias nacionales y regionales de pren-
sa en todos los países en desarrollo. Pero el problema estaba en la vinculación
de esas agencias al mercado internacional de información donde el modo de
Operar y las decisiones finales correspondían a las grandes agencias occidenta-
les. A pesar de que AB UPI, AFP y Reuters afirmaron en Estocolmo “ver con
buenos ojos la creación de nuevas agencias, siempre que no sean un instrumento
para controlar la información”, reconociendo que ese tipo de agencias podrí-
an convertirse en gatekeepers de primer instancia o de fuente en aquellos luga-
res donde no llegaban las cuatro grandes, los cierto es que de poco han servi-
do las buenas intenciones de los delegados de las agencias de los países
desarrollados. No se ha entendido, por ejemplo, que en el Tercer Mundo las
agencias nacionales sólo podían nacer y desarrollarse de la mano de los Esta-
dos, dada la fragilidad de las estructuras económicas y la necesidad de que las
agencias nacionales no sean un elemento que reforzase el control de las elites
nacionales. AP UPI, AFP y Reuters se aferraron a la idea de que una agencia
estatal es un elemento de control. Así, las buenas intenciones de cooperación
técnica significaron el ahondamiento de las diferencias, vía nuevas tecnologías.
Mientras las agencias del mundo industrializado pudieron progresar rápida-
mente y diversificar sus servicios, la mayoría de las agencias del Tercer Mundo
no pasaron de tener una existencia artificial. Los pocos avances que se consi-
guieron se refieren siempre al flujo horizontal de información pero, en ningún
caso, al flujo vertical.
Quienes se oponen a la tesis de que el sistema internacional de noticias
muestra los desequilibrios que se acaban de describir sostienen que, incluso en
el caso de que eso fuese cierto todavía, las grandes redes de televisión por saté-
lite e Internet han terminado con todos los desequilibrios proporcionando una
información inmediata, plural y fiable. Craso error: las grandes redes de tele-
visión por satélite también accesibles por las redes de cable, son propiedad de
grandes consorcios que reproducen en versión audiovisual las mismas pautas
organizativas y profesionales de las grandes agencias de noticias: CNN es pro-
36 Estructura internacional de la información
piedad de Time Warner, Sky y Star TV son propiedad de Murdoch y en todas
y cada una de las grandes plataformas digitales encontramos a los grandes mag-
nates de la comunicación mundial. Otro tanto ocurre si revisamos las páginas
web dedicadas a la información internacional. No, las nuevas tecnologías no
están siendo utilizadas para hacer circular la información de forma libre pero
equilibrada, sino para reforzar las posiciones de los opulentos y seguir limi-
tando las de los pobres.
Circulación internacional de programas audiovisuales
De la misma forma que la circulación internacional de noticias, la circulación
de programas audiovisuales se realiza en una única dirección. La unidirecciona-
lidad es también la regla de oro de la circulación de material audiovisual. ]
El Simposio de Tampere (1976) analizó el flujo internacional y estableció
que la unidireccionalidad se debía a razones históricas, a factores ligados a las
condiciones en que se estableció la importación de materiales y de equipos, a
factores económicos y a las estructuras internas de las naciones que fueron intro-
duciendo la televisión. .
Históricamente, a mayor desarrollo de un país más temprana introducción de
la televisión. El nuevo medio se introduce y consolida como una prolongación de
la industria del cine y de la radio. Quienes ya controlaban ambas, controlaron el
nuevo medio. La evolución de la televisión es la misma que la de los otros dos medios
que, a su vez, seguían ya las pautas del resto de los sectores económicos interna-
cionales. Por ello el mercado de materiales y equipos fue controlado por los países
del centro del sistema. La condición de exportador quedó muy pronto limitada por
la capacidad económica de cada nación y por su capacidad de producción. La libre
competencia quedó limitada a los Estados Unidos, algunos países europeos, la URSS
y Japón, mientras que la gran mayoría de las naciones del mundo, sin capacidad
para producir, terminaron por aceptar el flujo de programas desde el centro. La
transferencia de modelos de vida y sistemas de valores tomó, también, la misma
dirección. En ese flujo debe considerarse el papel de las elites nacionales como la
clave que facilitó la imposición mundial de la circulación en un sólo sentido. í
Este diagnóstico, globalmente válido en 1976, se vio reforzado por las cifras
de importación de programas proporcionadas por el World Communication
Report, elaborado por la UNESCO en 1988 y, más recientemente, por los infor-
mes de instituciones como la Unión Europea que, incluso desde su posición pri-
vilegiada en el sistema internacional, ven con suma preocupación la unidirec-
cionalidad del flujo audiovisual internacional.
Capítulo 1: Globalización y dependencia 37
El problema es aquí más grave que en el flujo internacional de noticias. Si
en el primer caso el desequilibrio perjudica al Tercer Mundo, pero no tiene los
mismos efectos en países del centro del sistema (Unión Europea, Australia,
Japón y Canadá entre otros) que cuentan con agencias de noticias importan-
tes, en el segundo el verdadero beneficiado es Estados Unidos. El control que
este país tiene sobre los canales de comercialización y distribución mundiales
hace que el problema ya no sea solamente la capacidad de producir, sino tam-
bién la posibilidad de difundir las producciones.
El potencial de los norteamericanos ha obligado a otros países industriali-
zados a adoptar cuotas de programación para proteger sus Propias industrias
audiovisuales. Este sistema consiste en obligar a los medios nacionales a cubrir
al menos la mitad de su tiempo de emisión con producciones propias. Es decir,
la fidelidad de los países industrializados a la política de la libre circulación se
vuelve contra ellos mismos. El tema estuvo muy de actualidad, con ocasión de
las negociaciones para cerrar la Ronda Uruguay del GATT, donde los Estados
Unidos pretendieron la liberalización total del audiovisual. Sin embargo, hay
que señalar que, aun sin liberalización, los norteamericanos controlan sin pro-
blemas este sector y han conseguido imponer no sólo sus contenidos en todo
el mundo, sino su propio modelo de televisión.
Mientras las redes comerciales de los Estados Unidos no importan casi nada
del exterior, el resto del mundo importa masivamente contenidos norteameri-
canos. Algunas estadísticas, leídas de forma interesada o poco perspicaz, pare-
cen arrojar el resultado de que la importación de contenidos norteamericanos
no es tan abrumadora. Normalmente, esta conclusión errónea se debe a que
sólo se consideran las series y los largometrajes sobre el total del tiempo de
emisión. Si se sigue esa pauta apenas ningún país industrializado llega al 40 por
100. Sin embargo a ello debe unirse el dato siguiente: la mayoría de las impor-
taciones de programas norteamericanos corresponden al prime time. Por otra
parte si se consideran los programas-concurso, las transmisiones deportivas, los
dibujos animados y en general los programas para niños, entonces la cuota de
importación crece alarmantemente.
El flujo internacional de este tipo de programas esta en manos hoy de cua-
tro grandes empresas:
1. Time Warner. Es la compañía más grande de la industria del entreteni-
miento y la comunicación. Ha dado entrada en su capital a US West (25
por 100) y a los grupos japoneses Itochu y Toshiba (5,6 por 100).
Después de la compra de las empresas de Turner ha desarrollado
una fuerte ofensiva por reforzar y ampliar una compañía de dimensio-
NASA
nes mundiales. En 1996 todavía realizaba dos terceras partes de sus ope-
raciones en los Estados Unidos pero, para el año 2000, espera realizar
20 2) exterdor Las 1185 GUIDES QAUTes
Time Warner es potencialmente la empresa mejor situada en cual-
quier medio y en cualquier continente después de ampliar todas sus divi-
siones en todos los campos de la industria de la comunicación. Junto a
News Corp dispone de una red mundial de televisión aunque, a dife-
rencia de ésta, basa toda su estrategia en la producción de programas
antes que en el sistema de satélites. Como complemento posee cerca de
1.000 salas de cine fuera de los Estados Unidos y proyecta duplicar ese
número en los próximos años.
La estrategia, desde la fusión con la TBS, se basa en unificar los cana-
les de Turner TN7/Cartoon Channel y CNN con la división internacio-
nal de la HBO, que ha establecido una amplísima red de canales de abo-
no en 35 países.
2. Disney. El segundo de los grandes gigantes ha ido suavizando su interés
prioritario en el desarrollo de parques temáticos y en la venta de los típi-
cos productos Disney, para ponerlos en sus divisiones de producción
audiovisual, en las redes de cable y en general en el gran negocio de la
televisión.
Desde la compra de Capital Cities/ABC su división audiovisual apor-
ta al conglomerado el 31 por 100 de los ingresos frente a 23 por 100 de
los parques temáticos. En 1996 unificó todas sus actividades audiovi-
suales en una única empresas, la Disney/ABC International Television
con la idea de reforzar y aumentar su ya muy notable presencia inter-
nacional. Desde 1996 está lanzando el Disney Channel en Francia, Espa-
ña, Italia, Alemania, Oriente Medio y China. Al tiempo su canal depor-
tivo ESPN está llegando ya a todos los mercados. Y no se puede olvidar
que sus competidores son los otros gigantes: Time Warner, Viacom y
News Corporation.
3. Viacom. El 40 por 100 de sus ingresos los obtiene en el mercado exterior,
Desde la absorción de Paramount y Blockbuster en 1994 ocupa el tercer
puesto mundial en cuanto a facturación y desarrolla una política de refor-
zamiento de sus actividades en todos los mercados. Mediante MTV y Nic-
klelodeon ha construido un sólido imperio internacional que llega a todos
los continentes en varias lenguas. Es líder en televisión para niños (junto
a Disney y Time Warner) y en la televisión temática musical (en solitario).
4. News Corporation. La red mundial de televisión de Rupert Murdoch lle-
ga a todos los continentes mediante Fox Televisión, Bskyb y Star TV.
Capítulo 1: Globalización y dependencia 43
de asegurarse el control del comercio mundial. La información mundial es aho-
ra asunto comercial y político de los Estados Unidos. Además, la idea de libre
circulación encajaba muy bien con los anhelos de un mundo que veía el final
del túnel del nazismo y recelaba del peligro soviético.
Como en el mercado, los suscriptores recibirían las noticias (mercancías)
según su posición económica (posibilidades de compra de la mercancía y ren-
tabilidad de la venta), se produciría un permanente desequilibrio entre los paí-
ses ricos e industrializados (cuya cabeza es ahora Estados Unidos) y los pobres
y productores de materias primas.
En teoría, la libertad de información, como libertad de circulación comer-
cial de la información y como libertad de control comercial de la información,
presuponía un sistema cuyos miembros participarían con igualdad de oportu-
nidades e igual posición para ejercer su derecho a la libre competencia en mate-
ria de información. Sin embargo el libre flujo es una racionalización persuasi-
va de la satisfacción continuada de los intereses de las naciones más favorecidas.
La relación que existe entre los lemas del libre comercio y el triunfo mundial
de las grandes empresas privadas, es la misma que se da entre la base comer-
cial de los medios y los símbolos de la libertad de prensa.
El libre flujo de la información suponía, en la práctica, la libertad de mono-
polizar ciertos mercados particulares, demorando si fuera preciso el desarrollo
de mercados en que pudiese lograrse una producción endógena y se pudiese
alcanzar capacidad de transmisión internacional. Al tiempo se conservaba la
retórica de la libertad y la igualdad de oportunidades, de forma que la depen-
dencia y los desequilibrios pudiesen ser presentados como razonables. Por con-
traposición, lo que no se contemplaba es la igualdad de recursos que permitie-
se a un país aprovechar sus propias fuerzas y SUS propias oportunidades.
Las naciones peor colocadas en el sistema internacional carecían de financia-
ción, de tecnología apropiada y de personal capacitado. De aquí vino, y viene, la
desigualdad de oportunidades. Y de aquí el que pueda sostenerse que cobijado bajo
el lema de la libertad de información Estados Unidos se sirvió políticamente de las
organizaciones del Sistema de Naciones Unidas. Porque no se trataba de extender
la libertad de información como un derecho humano básico, sino de asegurarse la
cobertura de las nuevas organizaciones internacionales para dar legitimidad a una
doctrina propia políticamente interesada y profundamente antidemocrática.
De acuerdo con Schiller y Eudes, la imposición del libre flujo como princi-
pio universal tuvo tres escalones:
1. Las grandes empresas de información americanas, muy ligadas a los gran-
des capitales, presionan sobre el poder legislativo y el poder ejecutivo
44 Estructura internacional de la información
para lograr que el libre flujo sea parte de la políti i
Pe pi política exterior de los Esta-
2. El sistema político asume el libre fluj i i
sis ) ¡jo como la cuarta dim
política exterior de los Estados Unidos. e
3. El sistema político copa la ONU i ¡ali i
ma pol y sus organismos especial; -
ne el principio de libre flujo. O
Con las dos primeras actividades los Estados Unidos se garanti
del sistema internacional, relegando a un segundo puesto ne eS
que habían sido hegemónicas hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, La
ventaja que cobra ahora la nueva potencia nunca será reducida ni por Euro, a ni
por Japón. La última de las actividades sirvió para dar legitimidad iapasctci a
las otras dos. Funcionó a la perfección hasta 1970. Desde ese año y hasta 1983 los
organismos del Sistema de Naciones Unidas, merced a la mayoría numérica de los
países del Tercer Mundo y del bloque soviético, giran 180 grados y exigen un Nue-
vo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) en el marco más
amplio de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEJ). La respuesta de la
primera potencia será quebrar la UNESCO reconduciendo cualquier debate inter-
nacional hacia las organizaciones privadas e imponiendo un director general de la
UNESCO por completo sumiso ante las demandas norteamericanas.
PrESOne%, de los grandes medios privados sobre los poderes legislativo y ejecu-
tivo: la búsqueda de la cobertura pública para la expansión internacional
Incluso antes de que acabe la guerra, las grandes empresas de información
americanas, muy ligadas a los grandes capitales, presionan sobre el poder legis-
lativo y el poder ejecutivo para lograr que el libre flujo sea parte de la política
exterior de los Estados Unidos, porque el libre flujo de la información es una
doctrina económica que tiene como misión facilitar la expansión transnacional
de las grandes empresas de comunicación americanas y la difusión mundial de
los valores de ese país, impidiendo el libre establecimiento de las empresas no
estadounidenses y los flujos de respuesta al flujo predominante controlado por
las empresas americanas. Sobre la vaguedad del principio de libertad de infor-
mación se pretende y consigue imponer un nuevo sistema de dominación de la
información mundial, arrebatando a Gran Bretaña y Francia el control del nego-
cio de la información internacional para imponer el control norisaméciónas
Hecha esta consideración previa, hay que hacer una breves referencias a
algunas obras que, al calor de los primeros debates sobre el Nuevo Orden Mun-
Capítulo 1: Globalización y dependencia 45
dial de la Información y la Comunicación hicieron una valoración opuesta a la
de Schiller. La primera de ellas es la obra del profesor López Escobar, Análi-
sis del “nuevo orden” internacional de la información.
El profesor de la Universidad de Navarra publicó un trabajo que, en con-
junto, es bastante riguroso. Su trabajo es serio, minucioso y profuso en citas
cuando conviene a su particular visión de todo el proceso. Pero, curiosamente,
uno de los puntos en que es menos minucioso es en su exposición de la doctri-
na del libre flujo. Para López Escobar, Schiller comete los errores propios de
una ideología equivocada: el marxismo. La secuencia que establece Schiller le
sirve para negar que la estructura económica condicione la superestructura. De
modo que el trabajo del profesor norteamericano no tiene validez porque “pone
la carreta delante de los bueyes”, aunque —eso sí- reconoce que los datos y las
citas aportados por él son de indudable interés. Curiosamente se guarda mucho
de reproducirlos, tal vez porque, a lo mejor, los bueyes están en su sitio.
La segunda de las obras se debe a Rosemary Righter, quien por encargo
del IPI publicó El control de la información, donde se afanó en presentarnos
un trabajo definitivo sobre el tema. El trabajo de Righter ni siquiera es riguro-
so cuando le conviene: no hay una sola cita de obras o testimonios que el lec-
tor pueda comprobar. Toda la idea de la obra es soy periodista, luego en temas
de libertad de información, yo tengo razón.
Pero no son sólo los datos de Schiller los que demuestran el verdadero carác-
ter de la doctrina americana sobre la libre circulación. Incluso no teniéndolos
en cuenta como un todo, de modo que no consideremos la intencionalidad polí-
tico-comercial, la evolución del sistema internacional de información arroja una
conclusión: los medios norteamericanos conquistaron el mundo en apenas dos
décadas. ¿Podría sostenerse que no hay relación entre la expansión de los gran-
des medios privados americanos, la incorporación del libre flujo a la política
exterior de los Estados Unidos y su papel en los organismos internacionales?
Para responder a esta cuestión recordaremos en primer lugar algunas de
las presiones más conocidas del sistema privado-comercial sobre los poderes
legislativo y ejecutivo y, acto seguido, daremos un rápido repaso a la evolución
del sistema internacional de información en el período 1945-1970.
1. LAS AGENCIAS DE NOTICIAS
Es sobradamente conocido que en 1942 Kent Cooper, director de la Asso-
ciated Press, publicó su famoso alegato Barriers Down, acusando a Reuters y
Havas de impedir a las agencias norteamericanas difundir sus informaciones
en el extranjero. En ese momento pocas cosas podían argumentarse en contra
de las tres denuncias de Cooper:
— Reuters y Havas se aseguraban la no-competencia de AP, de forma que
solamente estas dos agencias podían disfrutar de la libertad de infor-
mación extendiendo sus redes por todo el mundo; las agencias de los
Estados Unidos, sólo podían salir de sus fronteras mediante acuerdos
con Reuters y Havas, que mantenían la supremacía de los dos agencias
europeas. .
— Reuters y Havas podían presentar como desearan las noticias de los Esta-
dos Unidos o simplemente ignorarlas. Cooper se mostraba especialmente
molesto con la imagen que de América difundían las agencias europe-
as: masacres de indios, violencia, etc.
— Reuters y Havas podían presentar las noticias de sus países de forma
favorable, sin temor a ser desmentidos.
Libre circulación significaba, por lo tanto, terminar con ese desequilibrio
impuesto por los dos imperios europeos, uno de los cuales controlaba, además,
las redes mundiales de cable. Cooper lo había visto a la manera americana: el
inmenso negocio que la British Cable y Reuters obtenían de su monopolio en
el sector. .
En la misma línea de Cooper, que no representaba el ideal libertario del
que habla Righter, sino a los grandes periódicos americanos que formaban la
AP, la mayoría de los cuales ya tenía conexiones con los círculos financieros
más importantes del país, H. Luce, director de Libe decía:
[...] ahora nos toca a nosotros ser el generador de los ideales que se extien-
den por el mundo entero. De la eficacia de las comunicaciones internacio-
nales controladas por nosotros, al igual que la expansión británica en el pasa-
do, depende el destino futuro de nuestro país, como centro del pensamiento
y del comercio mundiales (Schiller, 1976: 11).
Orgánicamente, las asociaciones de editores comenzaron a expresar su
voluntad de que en el nuevo orden la toma de control de las comunicaciones
mundiales por los Estados Unidos les daría el poder comercial que hasta ese
momento habían detentado los franceses y sobre todo los británicos.
En otra cita de Schiller, jamás reproducida por sus detractores, podemos
encontrar estos propósitos libertarios. Nada menos que Bussines Week, otra
empresa de Time/Life, opinaba en 1945:
Capítulo 1: Globalización y dependencia 47
Washington reconoce la importancia en la posguerra de liberalizar las
comunicaciones como un estímulo para intercambiar productos e ideas. En
un plano más elevado significa aflojar el control que los británicos han man-
tenido durante mucho tiempo a través del sistema de cables, y que han refor-
zado después de la última guerra con el embargo de las propiedades alema-
nas... En tiempo de paz, los costes más bajos de los mensajes dinamizarán
nuestro comercio y respaldarán nuestra propaganda, lo que supone un sus-
tancioso negocio en todo los sentidos.
Se puede observar aquí que la idea de la libre circulación y del acceso libre
a la información queda determinada por el libre acceso al capital.
Pero el dato más relevante es el de las resoluciones adoptadas por la Aso-
ciación Norteamericana de Editores de Periódicos, pidiendo a los partidos polí-
ticos el apoyo a la libertad de información y las comunicaciones sin restricción
para las noticias en todo el mundo. En paralelo, la ASNE y las dos agencias de
noticias emprendieron una “gira mundial” para promover la nueva doctrina.
El apoyo que obtendrán acto seguido de los partidos políticos y del aparto fede-
ral convertirá el libre flujo en parte fundamental de la política exterior ameri-
cana.
El alegato de Kent Cooper que tanto gusta a López Escobar, Righter y otros,
queda privado de todo su carácter democrático cuando se observa el compor-
tamiento de la AP y la UPI una vez que ocuparon los dos primeros lugares de
las agencias internacionales de noticias. Los Estados Unidos se sentían muy
molestos con la imagen que de ellos daban Reuters y Havas, porque estaba dis-
torsionada, transmitía tópicos sobre su realidad nacional y no podía ser res-
pondida eficazmente por sus agencias. Veamos cómo se comportaron la AP y
la UPI desde 1945.
Fernando Reyes Matta (1981) recogió las conclusiones de un buen núme-
ro de trabajos sobre la actuación de los grandes medios de comunicación en
América Latina. Resumiremos aquí algunas de ellas:
Al Hester (1977): la deformación de la realidad es el denominador común.
AP Y UPI sobrevaloran las noticias relacionadas con los Estados Unidos, las
revoluciones, la violencia y el crimen, y minusvaloran todo lo referente a cam-
bio social, desarrollo, cultura etc...
James W. Markham (1961): se convirtió en una verdad evidente decir que
se necesita una revolución para que América Latina aparezca en las noticias.
John R. Whitaker (1969): la información que aparece se concentra en lo
que el turista debe ver, comer, beber o comprar, o relata las incomodidades
de vivir y viajar en América Latina.
48 Estructura internacional de la información
Centro de Estudios de las Instituciones Democráticas de California (1962):
A través de los años, el lector norteamericano ha recibido una imagen oca-
sional de lo que es Latinoamérica basada en informaciones de catástrofes, gue-
rras, saqueos, piraterías e inestabilidades políticas. A parte de este primer des-
tello de violencias, pocos esfuerzos se han realizado para explicar a ese lector
las causas de los sucesos o para familiarizarlo con las personalidades en ellos
involucradas... El desequilibrio en el flujo de noticias procedentes de Améri-
ca Latina, en comparación con el flujo que viene de otras partes del mundo en
la actualidad produce una continua distorsión de perspectivas.
Tal vez, Kent Cooper fuera un apóstol de la libertad de información, sus
sucesores al frente de la AP y sus colegas de la UPI no compartían esa condi-
ción. Estos son datos que deben colocarse junto a otros como el que América
Latina no contase entonces con agencias nacionales de noticias; como el que
AP y UPI eran las fuentes casi exclusivas de sus informaciones nacionales; y,
por hacer referencia a otro continente, como la oposición del gobierno ameri-
cano a que China e India creasen sus propias agencias.
2. EL CINE
Desde mediados de los años treinta la industria del cine americano estaba
en manos de los grandes grupos financieros, entre los que destacaban Morgan
y Rockefeller. Era el momento idóneo para conseguir fondos y excepciones a
las leyes nacionales antimonoplio, como parte de la expansión mundial de las
empresas norteamericanas.
En 1946 se constituye la Motion Picture Export of America (MPEA), como
agencia de la industria norteamericana con capacidad plena para negociar con-
tratos en el exterior e imponer, si lo considera necesario, medidas de fuerza.
Este arma absoluta de Hollywood permitió a las grandes empresas norteame-
ricanas controlar el mercado mundial donde obtenían más de la mitad de sus
ingresos.
En este campo las diferencias con respecto al resto del mundo no van a otor-
gar un papel de segundo orden a las viejas potencias europeas. La industria
cinematográfica americana se adueña del mercado mundial en muy pocos años.
Guback (1967) encontró que las mitad de las películas que se fabricaban en el
Reino Unido estaban hechas por subsidiarias de compañías norteamericanas
o por productores británicos que trabajaban con dinero norteamericano.
Capítulo 1: Globalización y dependencia — 55
Norteamérica lo es hoy para todos los terrenos: es la sociedad innovadora de
nuestra época, el centro de la atención, de la emulación, del deseo, de la admi-
ración, de la animosidad del mundo entero.
[...] cada continente y cada pueblo tiene el derecho de esperar de Estados
Unidos consejos e iniciativas, y de la misma forma Estados Unidos debe com-
prometerse respecto a cada continente y a cada pueblo. El compromiso en
los asuntos del mundo no tiene nada que ver con lo que hasta ahora se ha
venido llamando los asuntos exteriores. Incumbe a los Estados Unidos la res-
ponsabilidad de dar su propio marco y su propia fuerza a la evolución de los
acontecimientos (Eudes, 1984: 33-34).
Y para la información propone el libre flujo pero en su versión telemática.
Brzezinski como antes lo hiciera Lester Brown (1973) contempla satisfecho que
los Estados Unidos controlan el hardware para construir una nueva red global
de comunicaciones, pero se muestra especialmente preocupado por que care-
ce del software, es decir: un lenguaje común. Después de una curiosa retórica
sobre la necesidad de preservar las culturas nacionales, termina proponiendo
el inglés como lengua universal. A partir de este momento puede ya defender
su idea de la interdependencia.
Interdependencia es el leitmotiv sistemático de todos los discursos y decla-
raciones de la Administración Carter, de todos sus políticos, de todos los infor-
mes de los funcionarios, el cliché por excelencia de los periodistas, e incluso de
los anuncios de la mayoría de las sociedades multinacionales. Sea cual fuere el
problema que afecte al género humano, la única salida consiste en una coope-
ración internacional máxima y organizada. Pero, ¿sobre qué base?, ¿en qué
organismos? En los años de Carter la supremacía tecnológica de los Estados
Unidos es más fuerte que nunca, mientras que en los organismos internacio-
nales se reclama un Nuevo Orden Económico Internacional y un Nuevo Orden
Mundial de la Información y la Comunicación. Los Estados de todo el mundo
reclaman el derecho a decidir sobre su propio destino y a preservar su propia
identidad. Grave contratiempo, porque el corolario de la interdependencia es
que el nuevo enemigo del hombre es el Estado-Nación. En un mundo interde-
pendiente, el Estado-Nación se convierte en una fuerza fundamentalmente anti-
creadora. Ya cumplió su misión histórica, ahora tiene que desaparecer ante una
nueva forma de organización social más centralizada: las redes de comunica-
ción modernas, es decir únicas. Instrumento por excelencia de la difusión de
las ideas (Eudes, 1984: 38).
Lógicamente, la tan esperada interdependencia integral debe concretarse a
nivel político para alcanzar su último estadio. Se contemplan así diferentes fases:
S6 Estructura internacional de la información
1. Abatir los obstáculos levantados por los Estados-nación en este nuevo
espacio estratégico de la comunicación universal: destruir las barreras
que filtran y disimulan la información, abolir el control de los Estados
sobre cualquier información recibida y enviada.
2. Lograr un consenso mundial para la comunicación mundial. Lo realizado en
el sistema nacional americano debe ser implantado en todos los rincones del
planeta. Habrá que convencer a todos los pueblos de la necesidad vital de
la interdependencia, de la que únicamente los norteamericanos son plena-
mente conscientes: es la condición indispensable para poder romper las cua-
drículas que recluyen y fragmentan a la humanidad. Y como Estados Unidos
no pretende recurrir a la fuerza para hacer desaparecer los Estados-Nación
una red única de comunicaciones es la garantía de que los guettos naciona-
les se irán diluyendo por sí solos. Los seriales de radio y de televisión pro-
cedentes de los satélites podrán muy pronto ser captadas por comunidades
individuales sin pasar por estaciones nacionales. En este estadio, las fronte-
ras nacionales empiezan a perder su significación. Cuando todos los hom-
bres sean equidistantes en términos de tiempo de comunicación, las fronteras
nacionales serán más insignificantes todavía. Las culturas nacionales, un obs-
táculo para que se llegue al consenso mundial, desaparecerán.
3. Lograr un gobierno mundial. El consenso planetario desemboca a su vez
en la institucionalización de la hegemonía estadounidense: la significa-
ción última del maridaje de la electrónica y de la palabra es que hace
posible el establecimiento de un gobierno escala mundial.
Así pues, la extensión planetaria de las redes de comunicaciones nortea-
mericanas, la preminencia del inglés, la difusión mundial de los conocimientos,
la obsolescencia de las ideologías y de las instituciones nacionales, la aparición
de un consenso planetario, todo lleva al establecimiento de un sistema global
unificado que tiene como centro Estados Unidos.
Veremos ahora que, sorprendentemente, la política de las administraciones
Reagan y Bush entronca perfectamente con la de Carter.
Por una parte Reagan y Bush se distancian del derrotismo de Carter y no
apuestan por ningún consenso internacional. Su exigencia de un liderazgo ame-
ricano sin discusiones de ningún tipo, y en forma especial su política con res-
pecto al Sistema de Naciones Unidas, les diferencian del gobierno anterior. Sin
embargo, en sus mandatos se desarrolla a gran escala lo que Brzezinski había
establecido como primera fase para conseguir la interdependencia: la desre-
gulación. De la misma forma, otro de los lemas-bandera de ambos presidentes
fue: mayor papel para las corporaciones en los asuntos internacionales.
Capítulo 1: Globalización y dependencia 57
Desregulación es un concepto falaz. Se trata de presentar a los Estados-
nación en retirada cuando, por el contrario, éstos están generando un gran
número de dispositivos legales, incluso mayores que los existentes, destinados
a establecer reglas de juego ideales para la gran industria de la comunicación.
Así, mientras se produce una supuesta apertura hacia el libre mercado, en rea-
lidad se están asentando las bases para regular en pos de una nueva estructura
de propiedad cada vez más dominada por el capital transnacional. Como sos-
tienen Mastrini y Mestman (1996), de lo que se trata es de re-regular y no de
des-regular.
Si sorprendente resulta esta línea de continuidad entre Carter, Reagan y
Bush, no menos curioso es que la política de Bill Clinton es una perfecta con-
tinuación de los tres. o
Según Schiller (1997), dos eminentes miembros de su primera administra-
ción nos dan las pistas. Joseph S. Nye Jr., antiguo secretario adjunto a la Defen-
sa para los asuntos internacionales y actual decano de la Kennedy School de
Harvard y el almirante William A. Owens, antiguo vicepresidente del Comité
de Jefes de Estado Mayor:
[...] será el siglo Xx1, y no el xx, el período de la supremacía de América. La
información es la nueva moneda de la economía global y Estados Unidos está
mejor situado que cualquier otro país para optimizar el potencial de sus recur-
sos materiales y de programación por medio de la información. Además: el
país que mejor sepa conducir la revolución de la información será el más
poderoso. En el futuro previsible, ese país será Estados Unidos [...] que dis-
pone de una sutil ventaja comparativa: su capacidad de recogida, de trata-
miento, de dominio y de difusión de la información que, sin ninguna duda,
se acentuará todavía más en el transcurso del próximo decenio (Nye y Owens,
1996).
Otra voz también entusiasta, la de Daniel E Burton Jr., vicepresidente encar-
gado de relaciones con las administaciones en la editora de software Novell:
Pionero de la economía (de las redes), Estados Unidos quiere labrar su
desarrollo. Ningún otro país dispone de la totalidad de los elementos nece-
sarios para orientar su evolución: una imponente presencia en el campo del
software, constructores de materiales de rango internacional, una industria
dinámica del contenido, un sector de telecomunicaciones en plena desregla-
mentación, una fuerte base de capital-riesgo, un mercado de trabajo flexible,
y un sistema universitario sin igual [...] nos dirigimos hacia un mundo de
redes, compuesto de comunidades electrónicas comerciales y culturales, un
58 Estructura internacional de la información
mundo que, paradójicamente, reforzará la posición de Estados Unidos como
nación entre las naciones, en el preciso momento en que se desagregará el
sistema de Estados-Nación (Burton, 1997).
Y Schiller (1997) concluye:
Parece como si este razonamiento inspirara directamente la política estra-
tégica americana en materia de comunicación, política que el presidente Clin-
ton formulaba así: Mi deber, para mantener a Estados Unidos en su posición de
vanguardia, es el de conseguir que nos adaptemos de manera que alcancemos
al siglo XXI. Charlene Barshevsky, representante del Presidente para el Comer-
cio Internacional mantuvo más o menos el mismo discurso en el Acuerdo sobre
la Liberalización de las Telecomunicaciones, recientemente firmado en el seno
de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Como los industriales y los
profesores que le sirven de aval, el gobierno asigna a la electrónica un papel
revolucionario. Pero mientras que los primeros proclaman que está a punto de
surgir un mundo radicalmente nuevo, el Estado y sus gestores, más conscien-
tes de las correlaciones de fuerza nacionales e internacionales, manifiestan cla-
ramente su intención de incorporar las nuevas tecnologías a las estructuras de
control y dominación que han funcionado históricamente.
En plena consonancia con todo ello, Albert Gore ha dado forma de pro-
grama político internacional, a su proyecto de infraestructura global de comu-
nicación.
En Buenos Aires (1994), con ocasión de una reunión de la Unión Interna-
cional de Telecomunicaciones, el vicepresidente de los Estados Unidos, lanzó
su llamamiento a legisladores, autoridades reguladoras y hombres de negocios
para construir y operar una IGC que conecte al planeta a través de autopistas
de información, para permitir trascender las barreras del tiempo y la distancia,
la abundancia y la pobreza, el desarrollo y el subdesarrollo.
De manera similar a la INC de los Estados Unidos, la IGC consistiría en el
uso de todas las tecnologías modernas de la comunicación, conectadas a cien-
tos de redes. La meta sería la transmisión de información a la velocidad de la
luz desde la ciudad más grande hasta la aldea más pequeña de cada continen-
te. Esa red sería un medio con el que las familias y los amigos podrán superar
todos los obstáculos facilitando la aparición de un mercado universal donde los
consumidores podrán comprar y vender productos.
Gore ve también en la red de redes la oportunidad de que la educación, la
salud y el desarrollo sostenible dejen de ser meras formulaciones teóricas o sim-
ples declaraciones de buenas intenciones.
Capítulo 1: Globalización y dependencia 59
La IGC se transforma así en una bandera de la democracia planetaria del
siglo XXI. Involucrando a los gobiernos de acuerdo con los principios eso
ranía y cooperación internacional, podrá hacerse un esfuerzo democrático en
donde el liderazgo no corresponderá a un solo país:
La democracia representativa descansa en el principio por el cual las ce
siones políticas de cada nación son tomadas por ciudadanos que tienen el
poder de controlar sus propias vidas. Para hacerlo, los ciudadanos deben tener
acceso a la información y expresar libremente sus conclusiones. De la misma
manera, las naciones democráticas cooperan entre ellas para lograr sus idea-
les. . .
La IGC será la clave del crecimiento económico para las economías nacio-
nales e internacionales. En Estados Unidos, la infraestructura nacional de
comunicación, es para la economía interna de los “90, lo que fue la infraes-
tructura del transporte para la economía de mediados del siglo Xx.
Para promover, proteger y preservar la democracia y la libertad debe-
mos considerar el avance tecnológico como parte integral del desarrollo de
las naciones. Al abrir los mercados simultáneamente se abren: vías de comu-
nicación, los medios de comunicación abren, a su vez, mentalidades.
Queda, por lo tanto, demostrado que el segundo nivel de la estrategia para
% A 7 ses . .
imponer el libre flujo como principio universal existió y que la intervención del
Estado es una constante de las administraciones norteamericanas desde Tru-
man hasta nuestros días.
El escenario para los debates internacionales: el viaje de ida
y vuelta de la UNESCO
Bajo la dirección de Federico Mayor Zaragoza la UNESCO no sólo ha aban-
donado definitivamente todo lo relacionado con el Nuevo Orden Mundial de
la Información y la Comunicación para colocarse entre las agencias que sirven
de cobertura ideológica al Estado Global, sino que está contribuyendo a la rees-
critura de la historia que caracteriza a este nuevo orden proclamado tras la Gue-
rra del Golfo y definitivamente establecido tras la caída del Muro de Berlín y
la desaparición de la Unión Soviética. Por lo pronto, Mayor y los suyos llevan
ya algunos años reescribiendo la historia de la propia UNESCO. Aquí se expo-
ne el debate internacional como fue y no como este nuevo ministerio de la ver-
dad pretende.
60 Estructura internacional de la información
1. UNA LECCIÓN DE HISTORIA DE ALAIN MODOUX
En 1994 Alain Modoux, Director de la división de Comunicación de la
UNESCO, afirmó:
La UNESCO fue una víctima de la Guerra Fría en los años ochenta por-
que se convirtió en uno de los frentes de batalla más calientes de la con-
frontación en el campo de la comunicación. En esos años, la URSS la utilizó
como foro para legitimar su control sobre los medios argumentando que el
libre flujo de la información estaba fuertemente desequilibrado en favor del
Norte (léase Occidente) y en perjuicio del Sur (léase el Este). Así, obtuvo
ventaja manipulando a los países en desarrollo para que impusiesen el deno-
minado Nuevo Orden Mundial de la Comunicación y la Información
(NOMIC), razón por la que los Estados Unidos y Gran Bretaña la abando-
naron en 1984 y 1985, respectivamente. Ésta es la razón por la que afirmo
que la UNESCO fue una víctima de la Guerra Fría (Modoux, 1994).
Por lo pronto, la UNESCO fue fundada, moldeada y utilizada según la con-
veniencia de quienes la quebraron en los años ochenta, para servirse de ella
como arma precisamente en la Guerra Fría.
Así, para Modoux, la UNESCO: 1. jamás debió ocuparse de lo referente a
la paz, el desarme o los derechos humanos; 2. no debió entrar en temas de infor-
mación y comunicación y 3. debía haber sido siempre una organización instru-
mental que desarrollase proyectos puntuales de cooperación, asistencia, adies-
tramiento, etc., sin entrar en la reflexión, estudio o investigación de los grandes
temas que la llevarían a la politización de sus actividades.
Repasemos la historia:
a) Los conceptos de paz, derechos humanos y comprensión internacional
son la esencia de la UNESCO porque están plasmados en su Acta Cons-
titutiva. Todos ellos fueron incluidos por unanimidad, siendo la delega-
ción que más insistió en ello la norteamericana no sólo en la conferen-
cia fundacional, sino en las dos reuniones que se consideran los
precedentes de la UNESCO: la Conferencia de Ministros de Educación
de los Países Aliados (1942) y la Conferencia de Londres (1945).
b) En la I Conferencia General se creó una División de medios de comu-
nicación, a propuesta de EE UU, con una sección específica sobre libre
flujo de la información, a la que se dio el mandato de cooperar con la
Subcomisión de Libertad de Información de la Comisión de Derechos
Naciones Unidas, para la elaboración de un informe
Capítulo 1: Globalización y dependencia 65
Sin embargo, las reacciones occidentales no pudieron ser más hostiles. El
gobierno de los Estados Unidos retiró su contribución económica, se sumaran
una catarata de informes críticos con la UNESCO encargados a instituciones pri-
vadas -Kroloff-Cohen (1977), Gunter (1978), Twentieth Century Fund (1978)-
o elaborados por el grupo de presión de las grandes patronales de medios de
comunicación: Righter (1978). Este grupo de patronos fue especialmente agre-
sivo en la cobertura de la Conferencia de San José y claramente beligerante en
la de todas las reuniones del MPNA. A Nairobi se desplazó su plana mayor agru-
pada en el World Press Freedom Committe. La nota común a todas sus acciones
es sencilla: aplicar la máxima de Goebbels según la cual una mentira repetida fre-
cuentemente acaba convirtiéndose en una verdad. Triste papel el de estos defen-
sores del libre flujo de la información.
En los años siguientes, mientras en la UNESCO se aprueban por consen-
so los textos de los proyectos más polémicos, en el exterior se conjuran las fuer-
zas que terminarán por quebrarla: los gobiernos conservadores occidentales y
las grandes patronales de los medios de comunicación.
3. LA BÚSQUEDA DEL CONSENSO
En la XX Conferencia General (París, 1978) los esfuerzos de M'Bow por
lograr avanzar en un clima de consenso aplacaron en un primer momento el
calor de las sesiones anteriores. Todas y cada una de las resoluciones que se
irán adoptando se deslizan hacia la definición del Nuevo Orden Mundial de la
Información y la Comunicación, sin que se registren enfrentamientos de impor-
tancia. El Informe Provisional de la Comisión MacBride, examinado en este
misma conferencia, contenía, a modo de conclusión, un epígrafe titulado “hacia
un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación”, en el que inte-
graba todo el análisis realizado por la comisión desde que fuera fundada en
1977. Además, M'Bow consiguió la aprobación, por consenso, de un texto final
de la Declaración sobre los massmedia que, sin satisfacer la tesis soviética de
la responsabilidad de los Estados, se deslizaba hacia el proyecto del NOMIC al
afirmar que la forma de contribuir desde los medios a la paz y la comprensión
internacional era lograr un nuevo equilibrio y una mejor reciprocidad de la cir-
culación de la información. Como corolario, las dos conferencias sobre Políti-
cas Nacionales de Comunicación, celebradas en Kuala Lumpur (1979) y Yaoun-
dé (1980), engarzarán sus resoluciones con las de esta conferencia, preparando
el clima necesario para la aprobación en 1980 de una declaración formal de la
UNESCO en favor del NOMIC.
66 Estructura internacional de la información
El clima de consenso favoreció también un giro en la postura de enfrenta-
miento total que venían practicando los Estados Unidos. Junto a una valora-
ción bastante positiva del texto de la Declaración sobre los massmedia, la dele-
gación norteamericana pareció entender que la adopción del NOMIC por parte
de la UNESCO era inevitable y que el mejor camino era utilizar los mecanis-
mos democráticos de la organización para crear un organismo facultado para
entender de todo lo relacionado con la comunicación y financiado por las apor-
taciones de los Estados miembros. Este es el origen del Programa Internacio-
nal para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC). Esta propuesta era un tram-
pa hábilmente tendida. En realidad no representaba alternativa alguna y era la
manera de bloquear o escamotear el debate sobre el NOMIC o dejarlo todo
reducido a papel mojado, en tanto que el PIDC podría ser el mecanismo de
desarrollo práctico de los principios generales del NOMIC y, tal y como esta-
ba redactada su propuesta, éste sería controlado por los mayores contribuyen-
tes (el Grupo Occidental). Para completar su estrategia Estados Unidos no se
opondría a la adopción del NOMIC pero presentaría una larga serie de reser-
vas a la declaración final.
Esta declaración se produjo finalmente en la XXI Conferencia General
(Belgrado, 1980). En su preámbulo, se recogían como fundamentos y recorda-
torios todas las resoluciones del MPNA y la Declaración sobre los massmedia
aprobada en 1978. Por lo tanto, era un triunfo del MPNA. Pero las reservas
occidentales en lo referente a la eliminación de los desequilibrios; la supresión
de los efectos negativos de ciertos monopolios; la eliminación de barreras inter-
nas y externas a la libre circulación de información y la pluralidad de fuentes y
canales de información, dejaban todo el asunto del NOMIC a expensas de los
programas que debían desarrollarlo y, para ello, Estados Unidos, esperaba ser-
virse del PIDC, que fue finalmente creado en esta misma conferencia. Se abría
así un nuevo compás de espera.
4. VUELTA AL ENFRENTAMIENTO
Externamente el clima no era el mismo. El grupo de presión formado por
las patronales de los medios siguió con su campaña de hostigamiento a la UNES-
CO, denostando los trabajos de la Comisión MacBride (por mucho que el dele-
gado norteamericano Elie Abel aplaudiese públicamente sus trabajos) y acu-
sando a la UNESCO de plataforma en la que el rodillo URSS-Tercer Mundo
aplastaba las constructivas propuestas occidentales. Cuando en 1981 Ronald
Reagan asuma la presidencia de los Estados Unidos la delegación norteameri-
Capítulo 1: Globalización y dependencia 67
cana abandonará la línea de conciliación y de lucha legítima interna para pasar
al enfrentamiento total, suscribiendo las tesis del World Press Freedom Com-
mittee y las del think tank ultraconservador que había redactado el programa
de Reagan y que se caracterizaba por su hostilidad hacia las Naciones Unidas:
la Heritage Foundation.
En el mes de mayo de 1981 tuvo lugar en Les Talloires (Francia) una reunión
convocada por las patronales de los medios en la que bajo el lema Voices of Fre-
edom se decidió dureza frente a la UNESCO, rechazo al NOMIC, defensa cerra-
da del principio del libre flujo de la información y búsqueda de un nuevo foro de
debates más acorde con los intereses occidentales. La gran prensa internacional
saludó con titulares como “Líneas de batalla” (International Herald Tribune);
“Luchando por la Prensa libre” (Washington Post); “Palabras de lucha” (The
Economist), la declaración final de esta reunión (Reyes Matta, 1982: 51).
Casi en paralelo la Heritage Foundation (1984) había elaborado las líneas
de acción que el gobierno de los Estados Unidos debía seguir frente a todo el
Sistema de Naciones Unidas y, en especial, contra la UNESCO. Las referen-
cias al NOMIC que pueden encontrarse en los documentos programáticos de
este fundación son de este calado: “Amenaza real para la libertad de prensa,
que implica a los gobiernos en prácticas específicamente comunicativas. Esta-
dos Unidos estará obligado a finalizar su cooperación con la UNESCO si se
toman acciones contra la libertad de prensa”. Efectivamente, como titulara la
gran prensa transnacional, eran líneas de batalla.
Internamente la tarea de la UNESCO por delimitar y contextualizar el
'NOMIC siguió su curso, pero el ataque directo era ya solamente una cuestión
de tiempo. Las reservas occidentales expresadas en las resoluciones y defendi-
das internamente de forma legítima terminarán por convertirse de la mano de
las grandes patronales y de la ultraderecha norteamericana en una política de
enfrentamiento total que tiene como objetivo acabar con la UNESCO. Aban-
donarla y llevarse consigo a los aliados occidentales pasa a ser la prioridad del
gobierno Reagan. Todas las reuniones organizadas desde este momento serán
tomadas como pretexto para anunciar la retirada de la organización.
5. HACIA LA CRISIS
Tres acontecimientos conforman el carril de aceleración hacia la ruptura de
la UNESCO. El primero, la aprobación en la IV Conferencia General Extraor-
dinaria (París, 1982) del II Plan a Plazo Medio, en cuyo documento La Comu-
nicación al Servicio del Hombre, en el que se identifica la concentración del
68 Estructura internacional de la información
poder de informar con un peligro para las sociedades democráticas. El segun-
do, la Conferencia Mundial sobe Políticas Culturales de la UNESCO (México,
1982), en la que la cultura y la comunicación dejan de ser líneas paralelas en la
acción de la agencia y se inscriben dentro de la estrategia global para el desarro-
llo, poniendo el acento en la preservación de las identidades culturales e iden-
tificando la estandarización mundial de los mensajes de los medios como ele-
mento nocivo. El tercero, en 1983, es la XXII Conferencia General de la
UNESCO, donde se establece que la UNESCO tiene como objetivo “remediar
gradualmente los desequilibrios existentes y que es indispensable fortalecer e
intensificar el desarrollo de estructuras redes y recursos en el campo de la comu-
nicación, a nivel local, nacional, regional y mundial, y estimular de esa mane-
ra la libre circulación y una difusión más amplia y mejor equilibrada de infor-
mación” (UNESCO, 1982; 1983). Todo ello bajo la definición del NOMIC como
un proyecto evolutivo y permanente, para continuar con la política de mano ten-
dida a la minoría occidental.
Sin embargo, lejos de producir acercamiento, las resoluciones de 1983 colman
la paciencia de los Estados Unidos. La embajadora ante la ONU Jane Kirpatrick
no tardaría en pronunciar una frase que ya se ha hecho célebre: “Estamos hartos
de pagar para que nos insulten”. Los insultos de esta Conferencia fueron la per-
sistencia de los Estados miembros de la UNESCO en la línea de analizar correc-
tamente los problemas de la sociedad internacional y proponer soluciones que
favoreciesen, en primer lugar, a los países en desarrollo. ¿Podría iniciarse estudio
alguno previo a la ejecución de cualquier programa sin tener en cuenta las rela-
ciones internacionales caracterizadas por la carrera de armamentos y la pujanza
de las empresas transnacionales? Creemos que no. De la misma forma, ¿podía la
UNESCO no tener en cuenta las bases jurídicas y doctrinales del ONU y de sus
propias resoluciones anteriores? Igualmente no. Otra cosa es que los estudios arro-
jasen un cuadro de conclusiones que resaltaba las desigualdades, identificaba sus
causas y proponía programas para superarlas. Pero, con una derecha conserva-
dora rampante en los Estados Unidos y con gobiernos amigos en buena parte de
sus aliados occidentales, la libertad y el desarrollo no pueden ser concebidos sino
ala luz de la Quinta Libertad de la que magistralmente habla Noam Chomsky y
que, por su parte, Ronald Reagan estaba dispuesto a aplicar sin careta alguna.
6. LA RUPTURA
El Departamento de Estado elaboró un documento (US/UNESCO Policy
Review) que transcribía, línea por línea, la evaluación que de la UNESCO había
Capítulo 1: Globalización y dependencia 69
hecho la Heritage Foundation. A partir de este estudio George Shultz anun-
ció, el día 28 de diciembre de 1983, que los Estados Unidos dejarían de ser
miembros de la UNESCO un año más tarde.
La trascendencia de la decisión y la necesidad de que los Estados unidos
no se viesen abandonados, incluso por sus aliados de la OCDE y la OTAN, pre-
cisaban de una amplia campaña para llevar a otros al terreno estadounidense
y justificar internamente la retirada.
Para su vergiienza, las puntas de lanza de esta campaña fueron los grandes
medios de comunicación, singularmente la Associated Press, The New York
Times, The Washington Post, y The International Herald Tribune. Haciendo
tabla rasa de cualquier norma deontológica, se sumaron a la idea de quebrar la
UNESCO.
A lo largo del tiempo transcurrido entre el anuncio de retirada y la confir-
mación de ésta, la Administración Reagan no fue apoyada ni en los propios
Estados Unidos ni en la UNESCO.
Internamente, la inmensa mayoría de las asociaciones con intereses en los
sectores de educación, ciencia y cultura se opusieron a la retirada. Otro tanto
hicieron la Comisión Nacional y el Congreso. Sin embargo, la administración
no tomó en cuenta ninguna de las alegaciones contra la retirada expresada en
el país. Ignoró al Congreso y terminó disolviendo la Comisión Nacional.
En el seno de la UNESCO ningún Estado miembro siguió la postura nor-
teamericana, como tampoco lo hizo ningún Grupo Regional. A pesar de que
en el Grupo Occidental países como el Reino Unido, Holanda y Alemania Fede-
ral expresaron su comprensión de las quejas estadounidenses, la posición que
terminó abriéndose paso en la UNESCO fue la de reformar internamente la
Agencia. Es cierto que el Reino Unido cambiaría de postura más tarde, pero
esto se produjo después de una nueva campaña en que reapareció la marca
Heritage Foundation.
Durante la 119 Sesión del Consejo Ejecutivo (mayo de 1984), la primera
en que se debatió la retirada americana y las peticiones de cambios en profun-
didad hecha por el Reino Unido, se adoptó, con el acuerdo de todos los miem-
bros del Consejo, la creación de un Grupo Temporal con la misión de propo-
ner las reformas necesarias en la sesión de otoño de este organismo. La respuesta
de la embajadora norteamericana fue acoger favorablemente los cambios pero
juzgarlos como una relación de buenas intenciones, de modo que dijo en el mis-
mo Consejo Ejecutivo que “la retirada no debe ser pospuesta”.
La 120* Sesión del Consejo Ejecutivo (septiembre/octubre de 1984) adop-
tó por unanimidad las propuestas de reformas hechas por el Grupo Temporal
y decidió mantenerlo en actividad durante el año 1985, con la misión de super-
70 Estructura internacional de la información
visar ese proceso. La respuesta americana fue exigir cambios inmediatos (a
pesar de haber votado las reformas) que sólo podían ser introducidos por la
Conferencia General de 1985.
De esta forma los Estados Unidos desoyeron las llamadas a la permanen-
cia que le formularon los Grupos Regionales. Los latinoamericanos, árabes y
africanos solicitaban la reconsideración de la retirada y el Grupo Occidental la
posposición de la retirada hasta 1985 para dar tiempo a que los cambios se intro-
dujesen. La respuesta americana fue confirmar la retirada mediante carta de
Shultz a M'Bow fechada el 19 de diciembre. Casi al mismo tiempo, tras una visi-
ta a Londres de la embajadora norteamericana y en medio de una campaña de
prensa que repetía los argumentos de los medios de los Estados Unidos, Gran
Bretaña anunciaba también su retirada. Era el segundo golpe letal contra la
UNESCO del NOMIC. El tiro de gracia sería la elección de Federico Mayor
Zaragoza como director general.
7. DE REGRESO A 1948: MAYOR ZARAGOZA AL FRENTE DE LA UNESCO
Dos acontecimientos han servido para que los Estados Unidos sean capa-
ces de dar la vuelta a la mayoría de la UNESCO. El primero de ellos la Gue-
rra del Golfo, tras la que Bush anunció un nuevo orden bastante diferente a los
que se habían debatido en las Naciones Unidas (el NOEI y el NOMIC). El
segundo la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética
que deja a los Estados Unidos como única superpotencia y que —internamen-
te- deja al Tercer Mundo sin su apoyo táctico, amén de la crisis de identidad
en la que sume al Movimiento de Países No Alineados. Pero no es ocioso recor-
dar que desde fuera de la UNESCO (aunque como observadores) forzaron a
países como Alemania, Suiza y Holanda a amenazar con retirarse de la UNES-
CO si se reelegía a M'Bow, con lo que la minoría se impuso a la mayoría por la
razón de la fuerza y no por la fuerza de la razón. Por ello, con Mayor la UNES-
CO ha vuelto a los años cuarenta y sirve ahora de plataforma ideológica para
la nueva formulación del imperialismo: la globalización.
La obsesión de Mayor Zaragoza, de la que llegó a alardear públicamente,
fue enterrar el asunto del NOMIC como forma de conseguir la vuelta de los
Estados Unidos y Gran Bretaña. Incluso, en un gesto inexplicable en un hom-
bre que conocía muy bien la UNESCO porque había sido director general adjun-
to con M'Bow, declaró que el NOMIC no era un proyecto de la UNESCO y
que el Informe MacBride había sido una idea de un premio Nobel propuesta
desde fuera a la organización (Interviú, 6/12-11-89). Esta actitud del director
Capítulo 1: Globalización y dependencia 75
las empresas privadas, que ya controlaban buena parte del sector de comuni-
cación nacional, y los sectores militares, impulsó el nacimiento de ese complejo
convirtiendo al Departamento de Defensa en verdadero cerebro del desarrollo
de las comunicaciones, tanto nacional como internacionalmente.
Los desarrollos y las innovaciones en la electrónica y la creación de una
economía norteamericana con base en la información, hubieran sido imposible
sin la continua y a gran escala intervención y asistencia del Estado. Observa-
bles más claramente en el sector militar, las características básicas de la rela-
ción entre gobierno y nueva tecnología se repiten en los desarrollos de la elec-
trónica general en los últimos cuarenta años (Schiller, 1984).
Podemos concluir, por lo tanto, que existe una comunicación de hecho no
pacífica, violenta y dominadora, que tiene en el complejo militar-industrial su
origen y su animador principal, en tanto que:
a) El entramado político, económico y militar y el personal de la industria
electrónica y militar durante la Primera Guerra Mundial es el comien-
zo del complejo militar-industrial, que se iba a desarrollar desde 1945 en
los Estados Unidos.
b) Las innovaciones tecnológicas están mayoritariamente destinadas al
empleo militar.
c) La manipulación ideológica de los mensajes tiene un papel secundario
y casi siempre entra en funcionamiento después de que el uso militar es
completamente operativo.
d) A partir de 1945 las presiones de la industria electrónica hacen pasar al
gobierno norteamericano de la defensa de un mercado internacional plu-
ral, a la defensa de la estandarización según sus propios patrones.
En resumen, las tecnologías de comunicación deben ser comprendidas como
productos derivados de la tecnología militar. Cuanto mayor sea la importancia
de la tecnología de la comunicación más fuerte será su vinculación con el com-
plejo militar-industrial. La comunicación internacional adquiere rasgos políti-
cos, económicos y militares que permiten hablar de violencia estructural en la
comunicación internacional. Una violencia que se hace mucho menos eviden-
te en la comunicación civil, pero que tiene uno de sus polos en los sectores mili-
tares. Como señala Becker (1987: 163), “el acceso a una tecnología de comu-
nicación civil, el dominio sobre sus recursos, la participación en el proceso de
toma de decisiones, la utilización de dichos recursos y la posición de la perife-
ria en la circulación de la información, tienen que ser reconocidos como expre-
siones de la violencia estructural”.
76 Estructura internacional de la información
La violencia estructural es un sistema político-económico en el que la partici-
pación y el grado de poder son extremadamente desiguales. La periferia queda
siempre sometida al centro. Como hemos visto, el flujo internacional de infor-
mación muestra una circulación en un sólo sentido, siempre vertical, desde el cen-
tro a la periferia; un intercambio directo y recíproco entre los centros, aunque el
centro del sistema también se encuentre jerarquizado; un intercambio periférico
indirecto a través de los centros metropolitanos respectivos (si la periferia forma
parte de subsistemas diferenciados, el intercambio de información es todavía más
indirecto) y un intercambio directo y recíproco mínimo en la periferia (figura 1.4).
En tanto que las transnacionales son parte del complejo militar-industrial,
el poder de control y ordenación de la información internacional responde una
determinada estructura de poder internacional. La expresión de ese poder, la
violencia estructural, hace que los centros sólo toleren en la periferia procesos
de desarrollo endógeno durante períodos de tiempo limitados que, a la postre,
les benefician. El desarrollo de la periferia se produce solamente en la depen-
dencia (subdesarrollo autosostenido).
Esta compleja red de dominación tiene un elemento fundamental en la sin-
tonía entre las elites centrales y las periféricas. La expansión internacional de
las economías de los centros se realiza mediante la afinidad de intereses entre
elites. La identificación entre elite central y periférica les beneficia siempre. Es
lo que Galtung llama la “cabeza de puente” de la dominación estructural entre
naciones (Galtung, 1971).
PAÍS PAÍS
e» —
Minima Relaciones.
Interacción de Conflicto de Afinidad
Figura 1.4. El dominio estructural entre naciones.
Fuente: Quirós, 1995.
Capítulo 1: Globalización y dependencia 77
La red de intereses que muestra la relación entre centro y periferia se carac-
teriza por la armonía entre el centro de la periferia y el centro de la nación cen-
tral; una mayor discordancia entre ambas periferias y una discordancia interna
mucho mayor en la periferia que el centro.
El dominio central se debe a la recreación de sus propios modelos. Las eli-
tes periféricas actúan de facilitadoras de las transferencias centro-periferia a
todos los niveles: flujos de información unilaterales, reproducción de activida-
des económicas, transferencias de tecnología, transferencias de modelos pro-
fesionales y transferencia de modelos institucionales.
La interacción vertical entre las unidades del sistema hace que mientras el
poder fluye en dirección centro-periferia, los beneficios fluyen en sentido con-
trario. En esta relación de dominio, los medios de comunicación son una herra-
mienta esencial que permite mantener la sintonía de la elite periférica con el
statu quo dominante. De la asimetría se deriva:
1. La uniformización cultural. La comunidad de intereses entre las elites se basa
en la uniformidad cognitiva. Se trata de que las culturas se asemejen cada vez
más. No se produce interculturización, sino un tipo de comunicación en la que
la elite periférica acerca su sistema de valores a los de la elite central hasta
confundirlos. Aparece así un elemento de alienación que anula las culturas
nacionales, lima diferencias y presenta un solo modelo de sociedad.
2. La información pasa a ser una mercancía. El factor de mercado es fun-
damental a la hora de determinar el flujo internacional de información.
El mercado de los medios centrales está allí donde tienen sus oficinas o
estudios centrales y en los países industrializados donde hace operacio-
nes comerciales. Los países industrializados, sobre todo los Estados Uni-
dos, son los que determinan el valor de las noticias.
3. Aumento de las diferencias entre países. El flujo internacional de infor-
mación es unilateral, por lo que en el centro se da sobreinformación
mientras que en la periferia se padece subinformación.
4. La dominación político-económica se esconde tras la dominación infor-
mativa. Si podemos hablar de uniformización cultural, información como
mercancía esencial del sistema e información vertical que refuerza las
asimetrías, entonces los grandes medios de las naciones desarrolladas y
aquellos medios periféricos controlados por las elites nacionales son un
mecanismo de dominación.
Estas características del sistema internacional de información tienen su ori-
gen en los vínculos coloniales previos a 1945, primero, y en la expansión nor-
78 Estructura internacional de la información
teamericana de la posguerra, después. Por lo tanto cualquier análisis que no
tenga en cuenta el origen del sistema internacional y que ignore las relaciones
de fuerza en ese mismo sistema es un análisis vacío. Los desequilibrios cuanti-
tativos (las diferencias en los recursos), los cualitativos (la distorsión y la des-
contextualización) y la imposición de un solo sistema de valores que, además,
se presenta como el único digno de ser considerado democrático, son parte de
una política global que puede identificarse como imperialista. Si toda cultura
va ligada a su transmisión, la diseminación de los valores de una cultura domi-
nante a través de un uso autoritario de los medios de comunicación social, adop-
ta la forma de imperialismo cultural.
El imperialismo cultural se pone de manifiesto en la transferencia de medios
técnicos, en la diseminación mundial de contenidos y en su financiación, así
como en las ideologías profesionales para manejar los medios. Los tres meca-
nismos deben ser estudiados conjuntamente. La transferencia de medios estu-
diada aisladamente sólo muestra aspectos circunstanciales de la dominación.
El control de la comercialización y la financiación mundial tampoco muestra
dónde se encuentran todos los mecanismos que facilitan la diseminación mun-
dial de una sola cultura. Es decir, la dominación tiene tres procesos paralelos
mediante los cuales se transfieren desde los centros los medios técnicos, los con-
tenidos y las ideologías profesionales para el empleo de los medios. El sistema
internacional no es, de esta forma, interdependiente y pluralista, sino interde-
pendiente y autoritario.
a) Transferencia de tecnología. Dentro del proceso general de transferen-
cia de modelos políticos, jurídicos y económicos, las transferencias de
tecnología informativa se inscriben en el contexto general de domina-
ción. La aparición de una nomenclatura internacional formada por las
transnacionales de la comunicación (las mayores empresas del mundo
se encuentran en este sector) hace que el proceso por el cual una tec-
nología se transfiere del centro a la periferia sea inapropiado, puesto
que no se transfiere el acceso a la investigación y al desarrollo. Por otra
parte, ninguna tecnología es transferida a la periferia en el momento en
que es tecnología punta. Transferencia de tecnología, en el contexto auto-
ritario en que vivimos, no supone transferencia de conocimientos. La
transferencia tampoco tiene en cuenta las necesidades reales del país
receptor, sino las del país de origen (Golding, 1981).
Diseminación mundial de contenidos y formas de financiación. La dise-
minación mundial de contenidos y la forma de financiación para esa dise-
minación internacional, otorgan a unos pocos países el carácter de emi-
b,
=
Capítulo 1: Globalización y dependencia 79
sores de la comunicación internacional. Las empresas transnacionales
han reducido aún más el número de emisores. La diseminación inter-
nacional de los contenidos constituye un canal por el que es posible man-
tener un control indirecto de los sistemas de medios.
En la primera fase de la expansión transnacional el interés de los
centros estaba en el control directo de los medios. En una segunda fase,
los centros dejaron de gestionar directamente la propiedad de los medios
periféricos para ejercer un dominio indirecto mediante el control de la
comercialización mundial de los contenidos. El control de la producción
y la distribución mundial asegura definitivamente la primacía central.
Este mecanismo indirecto queda completo una vez que la publici-
dad pasa a ser el medio principal para la financiación de medios públi-
cos y privados. La publicidad refleja la dominación mundial en tanto que
las mayores agencias publicitarias son transnacionales y financian las
actividades de las transnacionales de la información en todo el mundo.
La agencia de publicidad precisa de medios que puedan llegar a los
públicos más propensos a comprar el producto publicitado de forma que,
por añadidura, el producto pueda ser promocionado con las mismas pro-
gramaciones que en los países de origen. La pérdida de calidad y la uni-
formización son la consecuencia inmediata. Los contenidos se hacen
pensando en el anunciante/financiador y no en el receptor. Cualquier
consideración cultural resulta ociosa.
Transferencia de ideología profesional. Los medios deben comprobarse,
probarse y comercializarse previamente en las naciones industrializadas,
de forma que cuando se produce su transferencia al Tercer Mundo, el
patrón organizativo y profesional es más importante que la transferen-
cia del propio medio. No se transfiere solamente la tecnología sino la
forma en que debe organizarse y la forma de hacer las cosas con esa tec-
nología. La adquisición de las actitudes y las aptitudes necesarias para
manejar un medio de manera profesional esconde el adiestramiento de
técnicos, periodistas y gestores en los países centrales, con las pautas de
los países centrales. Es la ideología lo que se transfiere para conseguir
la integración de una cultura nacional en una cultura global dominante.
C,
e
La integración se realiza mediante tres mecanismos: 1. transferencia insti-
tucional, 2. adiestramiento y formación; y 3. difusión de ideologías de empleo.
1. Transferencia institucional. Las formas institucionales de comunicación
social desarrolladas en el Tercer Mundo crecieron a imitación y como
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Estructura internacional de la información
prolongación de las existentes en los países industrializados. La trans-
ferencia entraña mucho más que una simple copia de organización, pues-
to que significa la adquisición a gran escala de usos, normas e hipótesis
que imponen una forma de organizar los medios sin reparar en posibles
preferencias o alternativas en las que el criterio prioritario sea la nece-
sidad nacional y no la necesidad del país ejecutor de la transferencia.
Los países centrales, en cuanto que privilegiados en la formulación
estratégica de sistemas de medios, son responsables de las formas toma-
das por cada vehículo sucesivo de comunicación de masas. Cada forma
toma su origen en las operaciones comerciales según las condiciones per-
cibidas en el mercado. Estas condiciones se imponen siempre al criterio
de necesidad.
Si tomamos como ejemplo el sistema predominante en las agencias
de noticias, veremos que el modelo general ha sido extraído de las pri-
meras agencias internacionales. La gama de contenidos suministrada fue
una opción específica para dar respuesta a las demandas de los medios
informativos diarios en los países desarrollados.
De la misma forma, los medios audiovisuales de las naciones peri-
féricas surgieron y crecieron a imitación de los medios de sus centros
respectivos. La radio y la televisión latinoamericana reprodujeron la
organización y el uso profesional de las grandes cadenas de los Estados
Unidos. En las viejas colonias de Gran Bretaña y Francia los medios de
las naciones recién independizadas repitieron los esquemas con que ope-
raban los medios coloniales que, a su vez, eran un calco de los medios
de la metrópoli.
. Adiestramiento y formación. En los antiguos territorios coloniales los
profesionales autóctonos no tenían la capacidad ni la formación nece-
saria para gestionar un medio de comunicación a nivel de dirección, téc-
nico o periodístico. El caos organizativo y el descenso en la calidad hizo
evidente la necesidad de elevar la cualificación de los profesionales. Así,
los programas de adiestramiento quedaron totalmente subordinados a
los antiguos gestores, ahora repatriados en calidad de asesores o exper-
tos. Bien fuera desde las antiguas metrópolis (Francia y Gran Bretaña)
bien utilizando organizaciones internacionales que controlaban, como
la UNESCO y el IPI (caso de los Estados Unidos), el adiestramiento se
convirtió en una herramienta para mantener los vínculos coloniales.
La formación de profesionales de medios de comunicación ha reves-
tido, históricamente, dos formas: a) vinculación de especialistas occi-
dentales a medios del Tercer Mundo y b) cursos y becas para estudian-