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Arqueología, Apuntes de Arqueología

Asignatura: Arqueología, Profesor: Jorge Onrubia, Carrera: Historia, Universidad: UCLM

Tipo: Apuntes

2017/2018

Subido el 09/02/2018

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¡Descarga Arqueología y más Apuntes en PDF de Arqueología solo en Docsity! ARQUEOLOGÍA: MÉTODOS Y TÉCNICAS TEMA 1: MATERIALIDAD, CULTURA MATERIAL Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO. La Arqueología es una ciencia auxiliar de la Historia, la cual tiene como campo de acción el registro arqueológico. Puede aportar datos a cualquier periodo de la historia. Debemos entender la Arqueología como una herramienta de reconstrucción del pasado a base de unos medios de recuperación, análisis e interpretación de los restos materiales. La Arqueología trata de recuperar los restos materiales para intentar reconstruir las diferentes etapas de nuestro pasado. Por lo tanto, la Arqueología es una ciencia en la que tiene una enorme importancia lo material como fuente de conocimiento. Es una disciplina de fuentes históricas. Cualquier objeto que contribuya a ilustrar o descifrar el pasado es un dato arqueológico. Estos datos comprenden desde los restos arquitectónicos, a cualquier humilde objeto o artefacto e, incluso, restos de polen, semillas, huesos de animales, etc. Todo indicio puede ser útil y, en consecuencia, es importante registrar y anotar todo dato posible, en la seguridad de que aun así perderemos algo. TEMA 2: INDICIOS E HISTORIAS DE LA TIERRA: YACIMIENTOS, SITIOS Y PAISAJES. Los restos materiales que nos sirven para interpretar el pasado aparecen en los lugares que denominamos yacimientos arqueológicos. Con este término designamos el lugar en el que se han conservado los restos materiales fruto y testimonio de una actividad humana. Es evidente que las diferencias entre estos yacimientos son de todo tipo, desde la diversa extensión del terreno, una ciudad romana o un hallazgo aislado, al tipo de función del mismo: yacimientos de habitación, funerarios, lugares de culto, talleres, depósitos, etc. En cualquier caso, y con independencia de la calidad y cantidad de restos que conserven cada uno de los yacimientos arqueológicos, todo aquello que fue utilizado por el hombre de nuestro pasado nos ayudará, en mayor o menor grado, a reconstruir lo que pudo ser. El yacimiento es el lugar físico donde ha quedado atrapado un determinado vestigio de la actividad humana. El desafío de la arqueología es llegar a la vida de las personas a través de la vida de las cosas. Los yacimientos arqueológicos son, pues, lugares en que los hombres que nos precedieron desarrollaron cualquiera de las actividades de su vida cotidiana y que, posteriormente, fueron quedando cubiertos, enterrando así los datos que el arqueólogo busca, por medio de la excavación arqueológica, para reconstruir el dónde, el cómo y, si es posible, el por qué, vivieron nuestros antepasados o, más concretamente, en que entorno ambiental se movieron; de qué se alimentaban; que instrumentos utilizaban y para qué; cómo se organizaron, si lo hicieron, socialmente y cómo evolucionaron en este sentido y, por último, cuáles fueron, si las tuvieron, sus creencias y manifestaciones espirituales. Actualmente, los arqueólogos se han dado cuenta de que existe una gran variedad de datos arqueológicos fuera de los yacimientos, o que no constituyen yacimientos propiamente dichos. Desde objetos diversos a estructuras, huellas de arado, límites de campos, etc. Estos proporcionan información valiosa sobre la explotación humana del entorno. En la localización o descubrimiento de estos yacimientos y datos han intervenido con frecuencia factores ajenos a la voluntad humana, tanto físicos, como es el caso de la erosión, como animales, constitución de madrigueras, o humanos, labores agrícolas y construcciones de todo tipo. Pero también ha habido y hay una búsqueda voluntaria y concreta de los mismos, que es lo que conocemos como prospección arqueológica. TEMA 3: LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA. TÉCNICAS Y TRATAMIENTOS DE LA INFORMACIÓN. Denominamos prospección arqueológica al conjunto de trabajos que conducen a la localización de yacimientos, estudiando una zona concreta con el fin de descubrirlos. Pero no es exclusivamente eso. La prospección arqueológica se usa actualmente cada vez más, y no sólo como un medio de localización y trabajo previo de delimitación, sino también como una labor paralela complementaria o, incluso, sustitutoria de la propia excavación. Ya no es solamente una fase previa en el trabajo de campo, sino que se estudian paisajes enteros a través de prospecciones comarcales. El elevado coste y destructividad de la excavación hace que los arqueólogos realicen, cada vez con mayor frecuencia, prospecciones superficiales y geofísicas de yacimientos, que emplean mecanismo de teledetección que no son destructivos. No hay un único método ideal de prospección, como se desprende del hecho de que no hay dos yacimientos iguales y, en consecuencia, hay que tener en cuenta las variables de cada caso en particular; pero sí una ciertas estrategias o normas de carácter general. Tecinas de prospección superficiales. Técnicas de prospección subsuperficiales. Lo primero que nos planteamos es dónde y cómo prospectar. Con respecto a dónde prospectar, hay que analizar toda la información de la zona recogida en: -Mapas topográficos con: datos geológicos, suelos agrícolas, vías de comunicación, fuentes de agua, salinas, etc. -Fotografías aéreas, utilizadas con fines catastrales y bélicos desde la primera guerra mundial, ya que proporcionan datos tales como sombras que pueden testimoniar la presencia de estructuras enterradas, crecimiento diferencial de los cultivos o del color, que pueden proceder de la misma causa o, incluso, restos materiales en la superficie del terreno. -La toponimia de la zona. -Las descripciones escritas. yacimientos de ocupación desparecen con los años, si pueden analizarse los inorgánicos como magnesio y calcio, pero sobre todo los fosfatos, que son más fáciles de identificar y cuya concentración está claramente relacionada con la posible existencia de antiguos asentamientos. Todavía hay otro sistema de prospección al que ya hemos hecho referencia: la fotografía aérea. Fueron los ingleses los iniciadores de este método, a partir de la primera guerra mundial. Permite comprender la estructura geográfica de una región, pues nada desaparece sin dejar huella. Así, cualquier alteración de subsuelo proporciona unas señales que no siempre son visibles desde el terreno, porque carecemos de perspectiva, pero sí lo son para la fotografía aérea. Diferentes señales pueden producir los restos sepultados, además de la información puramente geográfica, o de accidentes geográficos que también son de interés: señales de vegetación, del subsuelo, y sombras provocadas por la luz rasante. El crecimiento diferencial de la vegetación en una misma zona, el distinto grado de porosidad de los suelos y los escombros, son las señales que nos ofrecen los dos primeros casos. Las avanzadísimas técnicas de fotografía y también el uso de ésta, hacen que este método sea en la actualidad casi imprescindible para el estudio de cualquier región, siendo un auxiliar fundamental en Arqueología. Cada vez en mayor medida, la prospección sistemática va sustituyendo al azar en los descubrimientos de yacimientos arqueológicos, siendo además un método de estudio previo y, en ocasiones paralelo, a la excavación. TEMA 4: LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA. Podemos definir la excavación arqueológica como el medio que nos permite descubrir y poner a la vista aquellos restos enterrados en los yacimientos arqueológicos. Es el primero, aunque no el único, de los medios de arqueología y, sin ella, difícilmente podríamos reconstruir ese pasado del que no tenemos otras fuentes. De ahí que la consecución de una técnica rigurosa y los más exacta posible sean una constante entre los arqueólogos, constituyendo también la Historia y el objeto del perfeccionamiento gradual de la Arqueología. Desgraciadamente, la excavación es un método destructivo y solamente se hace una vez. Por ello, la excavación ideal sería aquella que nos permitiera reconstruir en el laboratorio el yacimiento tal y como estaba antes de excavado. También, por esta causa, se han planteado muchas polémicas sobre la conveniencia o no de excavar, conservando los yacimientos para el futuro. El hecho evidente de que se produzca una destrucción, ha llevado a algunos investigadores a la idea de que solamente deben hacerse excavaciones de urgencia, preservando, en lugar de excavando, los yacimientos arqueológicos. Hay posturas menos radicales que sugieren que se debe excavar, pero teniendo en cuenta algunas consideraciones tales como excavar yacimientos de un tipo abundante, que tengan datos de interés, etc. Pero el problema básico es que muchas veces esta información sólo se obtiene excavando. Actualmente se usan, además, y debido en buena medida a los avances técnicos de que disponemos, todo tipo de análisis no destructivos para obtener la mayor parte de los datos posibles sin excavar: análisis de restos superficiales y su relación con el subsuelo, análisis geofísicos, de fosfatos, etc., así como las excavaciones localizadas o de sondeo. A pesar de la importancia cada vez mayor de la prospección, de la exactitud de las técnicas de teledetección, de la fiabilidad de los datos superficiales y de ver en realidad qué es lo que queda de un yacimiento, el único método para comprobar todo ello es la excavación. La excavación mantiene su papel protagonista en el trabajo de campo porque proporciona la evidencia más fiable para los dos tipos de información que en mayor medida interesan a los arqueólogos: las actividades humanas en un determinado período del pasado y los cambios experimentadas por esas actividades de una época a otra. Ya sobre el terreno, se decide la estrategia, teniendo en cuenta las condiciones del yacimiento a excavar, así como los medios de que disponemos para hacerlo. No hay un solo sistema de excavación, ni siquiera esquemas rígidos, ya que cada caso requiere un sistema propio. Pero aún dentro de estas variaciones, sí podemos citar algunos métodos generalmente aplicados. Métodos El más común y conocido es el desarrollado por Mortimer Wheeler y Katheleen Kenyon en 1954 y 1956 respectivamente. Este método nace en Inglaterra como la primera Arqueología estratigráfica y se exporta a todas partes. Se basa en un sistema de ejes y cuadrículas. Consiste en subdividir el terreno, previamente delimitado y orientado, partiendo de unos ejes perpendiculares de referencia, en cuadrículas o rectángulos de un tamaño determinado y dejando entre ellos unos espacios o estrechos pasillos de tierra, denominados testigos, que sirven, además, para poder pasar por ellos. Requiere que estas cuadrículas sean claras y convenientemente subdivisibles, capaces de ser ampliadas sin romper las líneas de referencia previas, ser accesibles y estar bien orientadas. Este sistema facilita un excelente control vertical del yacimiento. Sin embargo, hay quienes opinan que este sistema no proporciona una visión horizontal del mismo y que impide determinar la distribución espacial en áreas grandes. Actualmente se usa un sistema de excavación denominado abierto, en el que se va levantando nivel por nivel. Es un método especialmente válido para yacimientos superficiales y para aquellos en los que el enfoque horizontal es lo más importante, como es el caso de yacimientos paleolíticos o mesolíticos, donde los restos de estructuras son escasos. Las ventajas y desventajas de cada uno de ellos deben evaluarse ante cada yacimiento. A menudo se utiliza un sistema intermedio que consiste en excavar una parte del yacimiento por un sistema abierto, y otra reservando los testigos, para reflejar la estratigrafía vertical. Esto responde a que en una excavación descubrimos dos dimensiones: la horizontal, que nos muestra el estado del yacimiento en un momento puntual y concreto, y la vertical, que nos ofrece una secuencia temporal de los cambios producidos dentro del yacimiento, y la relación de un período con los que le precedieron y los que le siguen. También en torno a la utilidad de los testigos se ha discutido bastante, ya que algunos investigadores los consideran innecesarios y anticuados. Sin embargo, y especialmente en yacimientos de estratigrafía vertical y estructuras, es conveniente dejarlos. Por último, se conoce otro sistema, el Van Gieffen o de cuadrantes, y consiste en subdividir el área a excavar en cuadrantes e ir excavando los opuestos, dejando entre ellos testigos que se levantan al final. Siendo la forma más antigua de excavación las trincheras. Estratigrafía Las técnicas de excavación se refieren al modo de eliminar o retirar la tierra que cubre los restos arqueológicos, y son fundamentalmente dos: Una de ellas consiste en seguir la estratigrafía natural del terreno, y la otra, en sacar capas o niveles artificiales de un espesor determinado. No siempre es posible utilizar la primera, a causa de la dificultad para distinguir los estratos. Las unidades estratigráficas son episodios que se corresponden con la formación de un yacimiento arqueológico. Hay características que indican cambios. Uno de ellos es el color, que indica un cambio en la composición de los sedimentos; otro es la textura, que es el aspecto que presenta al tacto o al gusto. La textura suele depender del grosor del sedimento. Otra característica es la compacidad, ya que hay sedimentos más compactos que otros. Cada vez que se produce un cambio de estos es que hay un cambio de unidad estratigráfica. También se pueden producir cambios en la composición del material El método estratigráfico es por lo tanto un método tomado de la geología y se basa en el principio de acumulación de depósitos naturales o humanos, las capas más antiguas se depositan en primer lugar, y acumulándose sobre ellas, de manera sucesiva, las más modernas. Son los denominados estratos, formados por procesos naturales y antrópicos, cuyas características son: poseen una superficie horizontal, inclinada o vertical, delimitada por un perímetro, que posee un relieve, un volumen y una posición estratigráfica, así como una cronología. La ordenación estratigráfica y su cronología son, precisamente, el objeto de la Arqueología. Dentro de esta secuencia estratigráfica horizontal, hay estructuras verticales que rompen o alteran ésta. Nos referimos a fosas excavadas en el suelo que sirvieron de enterramientos, fosas para cocinar alimentos, semejantes a rudimentarios hornos, fosas de almacenamiento para conservar alimentos, basureros e, incluso, simples agujeros que corresponden a marcas de antiguas estacas, hoy desaparecidas, que pudieron sustentar las techumbres de posibles chozas, o bien rellenos de fosos, terraplenes, muros, empalizadas, etc. Registro Tras haber identificado y numerado las unidades estratigráficas es necesario ordenarlas para intentar reconstruir el proceso. Dos son los tipos fundamentales de datos a registrar en una excavación. Por una parte, el de esas estructuras que se conservan y que, en consecuencia, puede ser examinadas y revisadas una vez finalizada la excavación, aunque, eso sí, ya no en el contexto en el que han aparecido. Por otra, el registro de los objetos o cosas que han tenido que ser destruidas por el acto de excavar. En ambos casos, deber ser registradas con todo detalle en el momento y contexto en el que aparecen y, antes de que las retiremos de su ubicación original en el yacimiento. registrar el aspecto horizontal del yacimiento, ya sea en conjunto o detalle. En ellos se representan las plantas de los diferentes niveles con sus estructuras y objetos. Los dibujos de alzados y secciones recogen el aspecto vertical del yacimiento y los restos en él conservados, en otras palabras, la estratigrafía del yacimiento, reflejada en los testigos del mismo. Los diferentes materiales y tipos de tierra se representan por medio de signos convencionales. Hay que establecer un sistema de referencia para tomar las medidas, definiendo los puntos en el espacio por medio de coordenadas. Por lo que se refiere a las medidas verticales, se escoge un punto fijo, fuera del yacimiento generalmente, y se le considera la cota cero. A partir de ahí, se mide con un nivel óptico y una mira. La fotografía de estructuras y materiales es un buen complemento del dibujo y es imprescindible recordar algunos preceptos básicos como son el uso del trípode, la medición de la luz en el punto exacto del objeto a fotografiar, y la documentación de la misma con una escala gráfica y una pizarra o etiqueta con los datos de identificación y localización. Es más exacta y detallada que el dibujo, pero disminuye la capacidad de observación. Lo ideal es complementar ambos tipos de información. Todos ellos servirán de base para el estudio posterior del yacimiento, basado en el análisis exhaustivo y la interpretación de estos datos. En la actualidad es ya muy frecuente utilizar un ordenador en la excavación para la documentación escrita: fichas, así como para la elaboración de gráficos, imágenes, etc., y archivo de éstas. La información sobre la excavación y sus materiales se publica, reservando para el archivo un parte de la misma. Los materiales, además del dibujo y la fotografía, deben de ser restaurados, al igual que las estructuras, cuando ello es posible. Este sería el trabajo de laboratorio, complementario del trabajo de campo. Matriz de Harris La matriz de Harris es una forma de relacionar entre sí las distintas unidades estratigráficas de un yacimiento. Hay dos criterios que permiten relacionar la secuencia. Interesa ordenarlos viendo cuales son más antiguos y cuales más recientes. Los criterios son: 1º-Superposición. Establece que los depósitos más profundos serán los más antiguos y los más superficiales los más recientes. 2º-Intrusión. Establece que una intrusión debe ser más reciente que el depósito que corta. Lo que está rellenando algo es siempre posterior. El paso siguiente pasa por la reconstrucción del proceso, tratando de leer la evidencia. La legislación española transfiere a las comunidades autónomas la legislación en patrimonio histórico, incluyendo la arqueología. Este patrimonio histórico es de dominio público. Los objetos arqueológicos son de dominio público, aunque se encuentren en propiedades privadas. Es por tanto la JCCM quien tiene la competencia de autorizar o no prospecciones arqueológicas. En cuanto a los parques nacionales y las aguas jurisdiccionales, la autorización la tiene que dar el Estado. La arqueología subacuática. La Arqueología subacuática se desarrolla con la excavación científica de los pecios submarinos. Desde el punto de vista prehistórico, resulta de gran interés, ya que la subida de los niveles marinos y lacustres del Holoceno originó que numerosos yacimientos prehistóricos estén actualmente sumergidos. La Arqueología subacuática ha desarrollado sus propias técnicas: penetrador de lodos, magnetómetros de protones, detectores magnéticos y electromagnéticos, fotogrametría subacuática, televisión y vídeo subacuático, etc. Si bien las técnicas de trabajo bajo el agua pueden diferir de las que se utilizan en tierra, no sucede lo mismo con el método de trabajo, ya que el método arqueológico es igual en tierra firme o bajo el agua. La dificultad y el coste que supone aplicar estos nuevos avances tecnológicos pone límite, desgraciadamente, a su práctica regular en Prehistoria y requieren instrumentos y aparatos, incluso personal especializado. De todos modos, en necesario señalar que se está poniendo a prueba en nuestros días, cuando ello es posible, aislar los yacimientos en campanas herméticas y practicar las excavaciones como si fueran terrestres. Pero indudablemente, los avances técnicos de los últimos años, algunos de los cuales hemos citado, así como los equipos autónomos de buceo e, incluso, submarinos miniatura, han hecho incrementar el número y mejora de las condiciones de las excavaciones subacuáticas. TEMA 6: ARQUEOLOGÍA DE LOS ARTEFACTOS: OBJETOS Y TECNOLOGÍA. Todos aquellos bienes muebles, artefactos, encontrados en yacimientos. Encontrados por el ser humano, y realizados por estos mismos con una intención en concreto. Siendo numerosos. El trabajo con los artefactos es una actividad fundamental. Y hay una serie de trabajos que se llevan a cabo en el terreno y en dichos objetos. Clasificar en arqueología es ordenar la información que encontramos mediante descripciones de lo que estudiamos. Para analizar los objetos que encontramos tendemos a usar una serie de criterios. El primer elemento es el denominado atributo, la unidad mínima de análisis. Un carácter lógicamente irreducible, en la medida que actúa como variable independiente en la descripción. En la cerámica por ejemplo el color. Por encima el artefacto, que es conjunto de atributos. Objeto modificado por el ser humano en sus características o atributos. Tipo arqueológico, que es una serie de artefactos análogos. Noción de conjunto arqueológico, un grupo de artefactos y tipos contemporáneos. Es decir, que se dan a la vez. Introduciendo por tanto el atributo de la cronología. Y finalmente la cultura arqueológica, una serie de conjuntos arqueológicos que aparecen en un territorio determinado. Teledetección del subsuelo (métodos no destructivos) • Radar. Desde el aire se emiten unos ecos que se captan en el subsuelo, lo cual puede determinar la eventual presencia de yacimientos arqueológicos en el subsuelo. Una vez que se detecta una anomalía en el subsuelo se hace una prospección. • Termografías. Permiten obtener mapas de temperatura del subsuelo. Esto puede permitir ver eventuales yacimientos en el subsuelo. La temperatura dependerá de la composición del suelo. Detección geofísica terrestre. La diferencia con la teledetección es que la detección geofísica es a ras de suelo y no desde el aire. Se emite un estímulo físico y se evalúa la posibilidad de que haya un yacimiento arqueológico. Hay varios tipos: • Prospección eléctrica. Consiste en enviar una corriente eléctrica al subsuelo y ver qué pasa. Se mide la corriente que se manda y la corriente que llega. La diferencia de corriente determina si podría haber un eventual yacimiento arqueológico. Para que este procedimiento funcione bien debe haber humedad en el suelo. Tiene la ventaja de ser rentable, ya que permite cubrir grandes superficies de terreno. Con 12 V funciona la corriente. Si tiene más capacidad el generador, pues mejor. • Prospección magnética. Con un magnetómetro de protones se crea un campo magnético y veo como ese campo magnético se refleja en el subsuelo. Si hay estructuras en el subsuelo que han recibido un choque térmico se evidenciarán. • Prospección electromagnética por detectores de metales. • Georradar. Es un radar que en lugar de ir en el aire va a flor de tierra. Análisis químicos. A veces, la actividad humana puede dejar evidencias en el suelo que varían la composición química del suelo. Analizando esos elementos del suelo (sobre todo el fósforo, que guarda relación con la actividad ganadera) puede saberse si hay un eventual yacimiento arqueológico. Se usa una vez que hay evidencias previas de que pueda haber algo. Los sondeos o catas son “agujeros” de una extensión limitada que tienen como objeto determinar la sucesión de depósitos y hacerse una idea del yacimiento en general (ver qué contiene el yacimiento). Una vez realizado el sondeo se realiza la planificación del yacimiento y se ponen en marcha los recursos necesarios. Los pasos a seguir en un sondeo serían los siguientes: 1. Realizar una planimetría completa con la información textual y gráfica que seamos capaces de producir. El nivel de rigor en la toma de datos del yacimiento • Método tipología: A partir del empleo de fósiles guía podemos conocer con cierta aproximación la adscripción cultural de un yacimiento o de un nivel concreto. • Método de depósitos cerrados: Cuando se produce el hallazgo de diversos objetos en un mismo contexto debemos pensar en principio que se trata de elementos contemporáneos entre sí, si bien no hay que descartar la existencia de pervivencias. • Método de cronología cruzada: Cuando en un estrato encontramos objetos pertenecientes a diferentes culturas podemos suponer que se trata de culturas contemporáneas entre sí, aunque también es preciso tener en cuenta la posibilidad de pervivencias que distorsionen la datación. La cronología absoluta es aquella que da fechas aproximadas de la antigüedad del objeto. Hay métodos no radiactivos y métodos radiactivos. Los métodos no radiactivos de cronología absoluta son: • Varvas glaciares: Tras la última glaciación (Würm) el deshielo anual de los glaciares nórdicos deposita arena y arcilla en los lagos escandinavos, estos depósitos son primero de textura gruesa y clara y después fina y oscura. Los estratos que se forman se denominan varvas y su grosor depende de la intensidad del deshielo producido. A partir de 1878 el geólogo De Geer estudió los estratos y llegó a elaborar una secuencia de unos 12.000 años. Si aparece algún resto arqueológico en estas varvas se puede datar contándolas. Este método presenta el problema de una reducida área de aplicación y los escasos restos arqueológicos que se documentan en esta zona, aunque ha permitido comprobar la fiabilidad de otros métodos como la dendrocronología o el carbono 14. • Dendrocronología: Se basa en el crecimiento anual de los árboles. La mayoría de los árboles producen cada año una nueva anilla de madera y contándolos podemos conocer su edad, pero para saber cuándo vivió un determinado árbol es preciso conocer una secuencia o diagrama donde pueda ser enmarcado. Este método de datación mediante árboles fue establecido por Douglas en 1913, quien lo aplicó al estudio de las culturas indoamericanas. Para su aplicación es preciso contar con una zona boscosa con buenas condiciones para la conservación de la madera y disponer de especies apropiadas que son las sensitivas como la sequoia gigantea y el pinus aristata, que son longevos y sensitivos. Los árboles sensitivos presentan un mismo patrón de crecimiento de sus anillos y de este modo se puede realizar una secuencia continua y prolongada que se remonte desde la actualidad a miles de años atrás, incluso a más de 9.000 años. Este método solo puede ser aplicado en aquellas regiones donde existan amplias secuencias, y se utiliza sobre todo para el estudio de las culturas amerindias, la edad media, las culturas palafíticas y sobre todo para la calibración del radiocarbono. • Arqueomagnetismo: Se basa en las variaciones del campo magnético en el pasado, tanto en dirección como en intensidad. Se han elaborado tablas o curvas con los cambios conocidos que en algunas zonas llegan a 10.000 años, aunque estas curvas tienen un alcance máximo de 1.500 kilómetros. Para datar por la dirección es preciso que la muestra no se haya movido. La arcilla contiene óxidos férricos como la hematita y la magnetita, los que en el proceso de cocción por encima del denominado punto Curie se liberan del magnetismo anterior y adoptan el del campo magnético de la Tierra en ese instante. Es un método importante para calibrar radiocarbono. • Paleomagnetismo: Fue desarrollado por Runcorn en 1954 y se basa en dos principios: el campo magnético terrestre ha cambiado a lo largo del tiempo habiéndose producido épocas de polaridad inversa y, en el momento de la formación de las rocas sus partículas magnéticas se alinean según el campo magnético existente. De este modo han podido constatar distintas épocas de polaridad normal e inversa que en los últimos 5 millones de años serían: -Gilbert, desde hace 4’9 a 3’3 millones de años, inversa. -Gauss, desde hace 3’3 a 2’4 millones de años, normal. -Matsuyama, desde hace 2’4 millones de años a 700.000 años, inversa. -Brunhes, desde hace 700.000 años hasta hoy, normal. La cronología paleomagnética es mucho más compleja, pues en cada época se han documentado fases cortas denominadas episodios de cambio de polaridad, como el Oldoway de hace 1’8 millones de años. Actualmente se dispone de una escala de más de 80 millones de años con unos 170 episodios definidos. La física nuclear ha demostrado que los fenómenos atómicos, concretamente los procesos de desintegración se producen a una velocidad constante de forma precisa. La arqueología ha aprovechado esta circunstancia para datar gracias a diversos métodos que analizan la velocidad de desintegración de diversos isótopos radioactivos. Los métodos radiactivos de cronología absoluta son: • Carbono 14 o radiocarbono: Es un método desarrollado por Libby a partir de 1949, analizando el comportamiento del C14 que junto al C12 forma parte del CO2 que pasa a los seres vivos. La proporción de C14 es constante en la atmósfera y en los seres vivos, pero cuando mueren empieza a desintegrarse a una velocidad constante. Libby calculó que la mitad del C14 de cualquier muestra tardaba 5.570 años en desintegrarse, aunque recientes investigaciones establecieron la cifra más exacta de 5.730 años. Pasados 50.000 años queda muy poca cantidad de C14, pero este problema ha sido en parte resuelto con el método del acelerador de masas (espectrómetro), que mide directamente el número de átomos de C14, por lo que precisa de una muestra menor y permite ampliar la datación hasta casi 100.000 años. Este método se puede aplicar a carbón, madera, conchas, huesos y a hierro fundido con carbón vegetal. Su aplicación requiere tener en cuenta la vida media del radiocarbono, la ausencia de contaminación de la muestra (si no, no sirve), la distribución uniforme de C14 en el mundo y la variación en el tiempo de la concentración atmosférica de C14. Desde la Revolución Industrial disminuyó un 3% la cantidad de C14 pero desde el desarrollo de pruebas atómicas ha aumentado. Esto es muy importante ya que al no haber sido la cantidad de C14 a lo largo de la historia es preciso calibrar este método a través de otros como la dendrocronología. La gran aportación del radiocarbono es que se trata de un método universal que permite comparar fechas obtenidas en lugares distintos y distantes. • Termoluminiscencia (TL): Es un método radiactivo. Hay determinadas rocas cristalinas que emiten luz al ser calentadas por encima de 500ºC (ej. Las que contienen cuarzo o sílice) y esta emisión de luz es proporcional al tiempo transcurrido a un calentamiento anterior a esa temperatura. En arqueología esto es aplicable a los materiales que siendo de este tipo, han sido calentados con anterioridad (ej. Por hornos). Este procedimiento se usa mucho en cerámica. En la práctica lo que se hace es tomar una muestra (ej. Cualquier cerámica), ésta se lleva al laboratorio, se calienta y se mide la emisión de luz. La intensidad de luz se compara con la dosis de carga anual. La dosis de carga anual es la cantidad que aumenta año a año la luminosidad de la muestra. Esta comparación con la dosis de carga anual se puede hacer con un dosímetro (muy riguroso, pero caro) o cogiendo sedimento de alrededor de la pieza a analizar y llevándolo al laboratorio. Cada cristal tiene su horquilla cronológica. El método de horquilla cronológica funciona muy bien para los últimos 10.000 años, aunque puede alcanzar fechas de hasta 500.000 años. Si hay un incendio o le pasa algo a la pieza que la caliente a más de 500ºC en algún momento posterior a su primer calentamiento, entonces estaremos midiendo la fecha a partir del último calentamiento. • Potasio-Argón: Es un método adecuado para fechas muy antiguas superiores a 100.000 años. La muestra analizada solo puede ser de origen volcánico donde se crea el potasio, cuyo isótopo radioactivo K40 se transforma en el isótopo inerte Argón40 a una velocidad constante. El argón se presenta en estado gaseoso por lo cual el que aparece en las rocas solo puede proceder de la descomposición del K40. Este método es la clave para la datación de nuestros más viejos antepasados. • Uranio-Torio: Este método se basa en la desintegración del uranio y su conversión en torio. Se aplica a carbonatos cálcicos, huesos y conchas, y su alcance oscila de 50.000 a 500.000 años. Cuando se forma un carbonato, este
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