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Orientación Universidad
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historia dela linguistica temario, Apuntes de Lingüística

Asignatura: Historia de la Lingüistica, Profesor: Manuel >Fernando Perez Lagos, Carrera: Estudios Ingleses, Universidad: UMA

Tipo: Apuntes

2017/2018

Subido el 08/02/2018

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mialeyton 🇪🇸

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¡Descarga historia dela linguistica temario y más Apuntes en PDF de Lingüística solo en Docsity! TEMA 1. LA LINGÜÍSTICA 1. ¿QUÉ ES LA LINGÜÍSTICA? La lingüística es una disciplina que se ocupa del estudio científico del lenguaje humano. Para comprender esta definición, debemos precisar primero el concepto de lingüística como ciencia y el concepto de lenguaje. Asimismo, a la lingüística también se le plantean dos tareas principales: definir su objeto de estudio (¿qué se entiende por lenguaje?) y establecer su campo teórico, es decir, los principios y métodos bajo los que se estudia el objeto. Para que la lingüística obtenga carácter científico deberá seguir unos principios, métodos y modelos y establecer unas hipótesis, que desembocarán en una teoría lingüística. Esta poseerá un carácter científico si se han seguido los procedimientos apropiados. 2. LA LINGÜÍSTICA COMO CIENCIA Como ya hemos mencionado antes, en cuanto a los fundamentos de la lingüística, por una parte encontramos el carácter científico de la disciplina y por otro el lenguaje humano. ¿Qué parte de la lingüística podríamos considerar, entonces, como ciencia? Dependerá, en todo caso, de lo que entendamos por ciencia. Por ejemplo, para John Lyons, un estudio científico del lenguaje ha de ser “un estudio sistemático basado en datos objetivamente verificables y que se encuadre dentro de un marco teórico apropiado”. A lo largo de la historia han existido numerosos acercamientos al estudio del lenguaje, pero no todos han sido científicos. 2.1. Características que debe poseer una ciencia Para que una disciplina pueda ser considerada científica, debe poseer determinadas características. Por ello, debe ser: • Empírica. Resulta imprescindible estar basada en la observación directa de los hechos y en la experiencia que esto proporciona. • Objetiva. La opinión subjetiva del investigador debe dejarse completamente al margen. • Exacta. Debe buscar el modo más preciso de describir lo que observamos. Para ello, es preciso utilizar un método común para ganar en exactitud. • Autónoma. No debe depender de otras disciplinas ajenas. La lingüística tiene como verdadero objeto la lengua por sí misma y para sí misma, es decir, debe actuar a través de los datos que proporciona exclusivamente el lenguaje y no basarse, como en la Antigüedad, en materias como la retórica, la filosofía… • Exhaustiva. Se debe procurar que no queden residuos, es decir, algo que quede sin explicación al describir el objeto de estudio. • Concordancia. No se deben establecer contradicciones. Debe haber un rigor teórico. Toda ciencia tiene la característica de la consistencia. • Económica. Las explicaciones deben ser lo más breves y concisas posible. Martinet, el padre de la doble articulación del lenguaje, comentó que “el carácter científico de la lingüística viene dado cuando se opone a prescriptivo”. Una prescripción es una Qe ¿se Moreno Cabrera distingue en su Curso universitario de lingüística general dos enfoques complementarios de la lingüística: • Por un lado, un enfoque teórico, que ha de interpretarse como abstracto o conceptual y que hace referencia a los dispositivos teóricos creados para poder realizar el estudio. • Por otro, un enfoque empírico, más realista, en el que se atiende al objeto de estudio de forma real y directa. 5.1. Enfoque teórico. El enfoque teórico estudia las gramáticas, dentro de las cuales encontramos dos conceptos: • Lingüística. Teoría que tiene por objeto otras teorías (metateoría). Da lugar a la teoría de la gramática. • Gramática. Se trata de un dispositivo o instrumento teórico ideado para estudiar, describir y explicar las lenguas o una lengua concreta. Así, encontramos dos teorías. • La teoría general de las gramáticas: disciplina que estudia los instrumentos teóricos (es decir, las gramáticas) ideados por los lingüistas para estudiar todas las lenguas humanas. • La teoría particular de la gramática: disciplina que estudia los instrumentos teóricos (de nuevo las gramáticas) que los lingüistas han ideado para estudiar una lengua particular. 5.2. Enfoque empírico Se trata de una lingüística que ya no estudiará las gramáticas, sino las lenguas, ya sea en su variedad (lingüística general) o en su especificidad (lingüística particular). Centrándonos en este enfoque, también encontramos dos tipos de teoría. • La teoría general de las lenguas: disciplina que investiga qué fenómenos lingüísticos son comunes en la enorme diversidad lingüística del mundo. Esto se denomina caracterización general de las lenguas. • La teoría particular de la lengua: disciplina que investiga lo variable, diferente o particular en una lengua determinada. Esto se denomina caracterización particular de una lengua. 6. TEORÍA GENERAL DEL LENGUAJE Estos dos sentidos de la lingüística no tienen que ver tanto con el lenguaje como fenómeno humano como con las lenguas como manifestaciones concretas de este susodicho fenómeno. Sin embargo, también se puede concebir la disciplina de la lingüística como una teoría general del lenguaje humano, investigándolo desde todos los puntos de vista posibles que puedan arrojar luz sobre él. De esto se ocupan disciplinas como la psicolingüística, que estudia cómo la especie humana adquiere y utiliza el lenguaje; o la sociolingüística, que analiza los distintos aspectos de la sociedad que influyen en el uso de la lengua (normas culturales, contexto en el que se desenvuelven los hablantes…). 7. LINGÜÍSTICA EXTERNA E INTERNA Debido a la dialéctica entre lenguaje y lengua que se establece en la determinación del objeto de estudio, se desprenden dos orientaciones de la lingüística: • Lingüística externa. Se enfrenta con la capacidad lingüística humana, es decir, el lenguaje, en sus relaciones con el entorno en el que esta capacidad se hereda, desarrolla y pone de manifiesto. • Lingüística interna. Se enfrenta con la manifestación concreta de esta capacidad, es decir, la lengua, en un sistema de signos estructurado en una serie de niveles. 8. VÍAS DE ACERCAMIENTO A LA LINGÜÍSTICA Existen tres vías de acercamiento: • Teoría del lenguaje. Resulta un tanto idealista, pero nos lleva al mejor conocimiento del lenguaje al plantearlo desde diversos puntos de vista (social, simbólico…). • Teoría de la lengua. Resulta más realista, y pretende establecer las diferentes características de la lengua (descriptivas, históricas, tipológicas…). • Teoría de la gramática. Resulta epistemológica, y se ocupa de los métodos y enfoques creados para estudiar el objeto. señales comunicativas existe una intención expresa de comunicar algo. No obstante, casi un 70% de la información que transmitimos se realiza a través del lenguaje no verbal, por lo que no podemos considerarlo como poco importante. 2.1. Los parámetros del lenguaje Estos provienen en gran medida del estudio de Hockett, en el que estableció 15 características básicas del lenguaje. Sin embargo, al analizarlas se decidió que podían agruparse en tres grupos o parámetros fundamentales que definen el lenguaje humano articulado. Dentro de cada uno de ellos podríamos incluir algunos de los rasgos distintivos que Hockett había determinado previamente. Así, estos tres parámetros son: • Economía. Provocada por las limitaciones físicas y psíquicas del ser humano. • Creatividad. Capacidad que posee el ser humano de emitir y entender expresiones totalmente nuevas para él. • Simbolismo. Provocado debido a que las expresiones del lenguaje constituyen símbolos de una realidad ajena a él. 3. ECONOMÍA La economía en el lenguaje es debida a las limitaciones que posee un ser humano. Es decir, tan solo podemos emitir y diferenciar de forma eficiente un número determinado de sonidos. Además, nuestra capacidad de memoria (tanto a corto como a largo plazo), así como nuestra capacidad de procesamiento de información, también son limitadas. Dentro de la economía se distinguen tres propiedades. 3.1. Intercambiabilidad El lenguaje humano no exige códigos o reglas diferentes para el emisor y el receptor de los mensajes, al contrario de lo que ocurre en determinadas ocasiones en el reino animal (especies en el que el macho es el emisor y la hembra se convierte meramente en receptora). Un miembro de una comunidad lingüística puede ser indistintamente emisor o receptor, de ahí la intercambiabilidad de roles. 3.2. Dualidad La dualidad (como la denomina Hockett) o doble articulación (nombre establecido por Martinet) se trata de la propiedad reina del lenguaje humano, la que nos caracteriza en todos los sentidos. Esta permite ordenar las unidades mínimas en las que se divide la lengua para atender a nuestras necesidades comunicativas. La primera articulación alcanza las unidades mínimas con significado, es decir, monemas y morfemas. Por ejemplo, la palabra jardinero, se puede dividir de la siguiente forma: jardin-er-o En este nivel no puede descomponerse más, pero podemos crear unidades superiores (como el jardinero) en las que todas las partículas tienen significado. La segunda articulación comprende la descomposición de los monemas en sus fonemas correspondientes, es decir, sus unidades mínimas sin significado. Siguiendo con el mismo ejemplo, quedaría así: /x/ /a/ /r/ /d/ /i/ /n/ /e/ /r/ /o/ El lenguaje es simbólico, ya que remite a una realidad distinta de la de sí mismo. Existen diversas propiedades en relación con los lazos que unen estos símbolos con la realidad. 5.1. Especialización El lenguaje es altamente especializado, ya que nuestro sistema de comunicación es biológicamente irrelevante. Esto es debido a que no existe ninguna relación directa entre la emisión de sonidos y el propósito biológico, tan solo se persigue señalar el significado de lo que se dice. 5.2. Semanticidad Las expresiones lingüísticas poseen un lazo que las une con la realidad de un modo convencional. Es decir, estas significan algo diferente de sí mismas y están conectadas simbólicamente con elementos de la realidad. 5.3. Arbitrariedad Designa que no es posible establecer una relación motivada entre el signo lingüístico y aquello que denota. Esta arbitrariedad surge del carácter simbólico del lenguaje y del requisito de economía, y a su vez requiere de la creatividad. En todas las lenguas existen palabras, denominadas onomatopeyas, que pretenden imitar el sonido de la realidad a la que se refieren, pero son relativamente escasas. 5.4. Desplazamiento Los mensajes lingüísticos pueden referirse a cosas remotas en el tiempo o en el espacio. No hace falta que las entidades estén presentes para poder denotarlas. Además, el lenguaje humano también puede referirse a cosas y lugares de cuya existencia no estamos seguros e incluso a realidades inventadas. Esto es lo que permite crear ficción y describir posibles mundos futuros. 5.5. Prevaricación Significa falsedad, ya que los mensajes lingüísticos pueden ser falsos. También tiene relación con el uso creativo del lenguaje debido a la posibilidad de creación de mundos ficticios. 5.6. Reflexividad El lenguaje permite referirse a sí mismo. 6. CONCLUSIONES Por una parte, nuestros medios lingüísticos son escasos, por lo que debemos hacer uso de la economía para conseguir transmitir los mensajes que deseamos. Por otra, el rasgo simbólico del lenguaje implica una denotación de todo lo que hay en el mundo. Estas dos características se compaginan a través de la creatividad, que permite designar el mayor número posible de realidades con el mínimo de medios. *OTRAS PROPIEDADES (YULE) Transmisión cultural A pesar de la predisposición innata que supuestamente posee el ser humano para adquirir el lenguaje, para aprender una lengua es necesaria que esta sea transmitida de generación en generación. A esto se le conoce como transmisión cultural. Sin embargo, en la comunicación animal, la impresión general es que las señales emitidas son instintivas. Esta partición del estudio del lenguaje guarda íntima relación con la definición del circuito de la palabra establecida por Saussure, cuyo esquema es el siguiente: Sien do A y B dos pers onas en conv ersación (el núm ero mínimo para que esto ocurra), imag inemos que el punt o de partida de la charl a ocurre en el cere bro de alguno de ellos (por ejemplo, A), en donde se encuentra no solo el sentido de lo que queremos expresar, sino también las imágenes acústicas (imágenes mentales subjetivas que cada persona evoca ante un estímulo sonoro). Se trata de un fenómeno enteramente psíquico. Dado que el interlocutor pretende expresar un determinado concepto (ya sea una idea, un sentimiento, una emoción…), esto origina una suerte de impulso cerebral dirigido a los órganos de fonación que emiten un determinado sonido relacionado de alguna manera con aquello que desea expresar. Esto constituye, junto con la recepción del sonido por parte del colocutor, al que denominamos B, el fenómeno puramente fisiológico. Por último, el fenómeno físico está constituido por aquellas ondas sonoras surgidas del aparato fonador de A que se trasladarán en el aire para ser recibidas por los órganos auditivos del sujeto B. Este proceso se repite una y otra vez de forma sucesiva, dando lugar a un circuito comunicativo tal como el que se encuentra representado en el siguiente esquema: Audición Fonación Fonación Audición Este circuito de la palabra explicado por Saussure en su Curso de lingüística general representa, en exclusiva, el fenómeno del habla, es decir, la puesta en práctica del código (cada una de las lenguas concretas) y, por tanto, la manifestación y el único aspecto observable del lenguaje. Sin embargo, para el lingüista, el objeto de estudio de la disciplina lingüística debe ser la lengua y no el habla, lo cual complica las cosas. Esto es debido a que las hablas proporcionan los datos pero, sin embargo, no constituyen la parte esencial. La lingüística debe ignorar los aspectos particulares de las hablas y centrarse en aquellas características comunes que comparten todos los hablantes, pues son las que hacen posible que todos ellos se entiendan. 3. CHOMSKY: COMPETENCIA Y ACTUACIÓN Aunque traten conceptos diferentes, los planteamientos de Saussure y los de Chomsky son obtenido el hablante y el grado de dominio que este posea sobre la misma. Está relacionada con los sociolectos, en los que se distinguen tres niveles: alto o culto, medio y bajo o vulgar. • Variedades diafásicas. Se trata de las diferentes modalidades lingüísticas determinadas por la situación comunicativa: según el medio, la materia tratada, la relación entre los interlocutores… Está relacionada con los registros: coloquial, formal, familiar, especializado (tecnolectos), espontáneo, jergas y argot. • Variedades individuales. Habla de cada uno de los individuos particulares. Se denominan idiolectos. Cada persona posee el suyo propio, con sus características exclusivas e individuales. Sin embargo, no siempre hablamos de diferentes normas relacionadas con estas diferentes variedades. Claramente sí que existe diversidad de normas entre los dialectos (variedades diatópicas), pero conforme vamos bajando en la lista nos encontramos cada vez más incluidos en el nivel del habla. 4.2. El concepto de tipo El tipo se sitúa entre la lengua y el lenguaje humano, e incluye aquello que es común a diferentes sistemas lingüísticos o lenguas. Al igual que ocurre con la norma, dentro de un mismo tipo pueden encontrarse varios subtipos atendiendo a determinada agrupación de lenguas. Esta comprende un conjunto de sistemas lingüísticos que comparten más características afines entre ellos que con el resto de lenguas pertenecientes al tipo. Ej. Tipo -> indoeuropeo Subtipos -> germánico, céltico, románico… Románico -> francés, italiano, portugués… 5. EL PROCESO DE ABSTRACCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN LINGÜÍSTICA Gracias a la abstracción podemos ascender desde los idiolectos hasta las características generales del lenguaje humano, como podemos observar en el esquema de la derecha. Primero, se deben establecer diferentes idiolectos de personas que pertenezcan al mismo grupo social, y a partir de las características que compartan, establecer un sociolecto. Aquellos sociolectos que correspondan a personas que viven en un mismo lugar se agrupan en dialectos. El estudio de varios dialectos determina una lengua, aunque normalmente se considera a tan solo uno de ellos como el “oficial” para establecer lo que se considera como lengua estándar. A su vez, el estudio de varias lenguas configura un tipo, que considera lo común y compartido por un conjunto de lenguas (incluso podríamos incluir antes el subtipo). Por último, a partir del estudio de varios de estos tipos (o todos) podríamos considerar el establecer las características generales del lenguaje humano, cuya definición es el verdadero objetivo de la lingüística. Los niveles más básicos y fundamentales que se establecen son aquellos que distinguen, por un lado, el aspecto material y físico del habla (el sonido) y, por otro, los aspectos a los que el lenguaje se refieren. A este primer nivel lo denominaremos forma y, al segundo, significado. Los diferentes sistemas lingüísticos establecen una relación entre una serie de sonidos y otra de conceptos: utilizan una forma para referirse a un significado. Sin embargo, la clasificación más utilizada es aquella que reconoce cuatro niveles: Fonético -> Sonidos FORMA Fonológico -> Fonemas Gramática Morfología SIGNIFICADO Sintaxis Semántica Los niveles fonético y fonológico se corresponderían con el nivel de la forma establecido en el punto anterior, es decir, se refieren al aspecto material del lenguaje. El nivel fonético estudia los sonidos reales que emite el hombre para comunicarse, y el nivel fonológico se ocupa de la diferenciación de las unidades sonoras usadas por el ser humano. Se trata de conceptos diferentes, ya que una cosa es la realización efectiva de los sonidos y otra el continuum, es decir, la ristra de sonidos que los hablantes utilizan para comunicarse y aquellos aspectos que consideramos comunes o que reconocemos como los mismos todos los hablantes de la lengua. Los niveles gramatical y semántico se corresponderían con la categoría de significado definida anteriormente. El nivel gramatical se ocupa de la organización y funcionamiento de las unidades de significado. En nivel semántico, por otro lado, se encarga de la significación acordada por la comunidad de hablantes de la que es portadora cada una de las unidades de la lengua. En ocasiones se distinguen, también, dos niveles más dentro del nivel gramatical: la morfología y la sintaxis. El nivel morfológico se ocupa de cómo están formadas las palabras, mientras que el nivel sintáctico estudia la ordenación de estas palabras dentro de la oración. Sin embargo, llega un momento en el que esta fragmentación deja de ser útil, ya que, cuanto más subdividamos los niveles, más difícil será la posterior recombinación de los distintos elementos de la lengua. Por ello, lo más habitual es mantener los primeros cuatro niveles, correspondientes a la doble articulación (la gramática y la semántica se refieren a la primera articulación y la fonética y la fonología a la segunda articulación). 2. FONÉTICA Y FONOLOGÍA La fonética y la fonología conforman el nivel de la segunda articulación. La distinción entre ambas disciplinas está basada en la diferenciación que estableció Saussure entre lengua y habla. Así, mientras que la fonética se ocupa del estudio de los sonidos concretos como fenómenos físicos, la fonología se centra en las señales fónicas utilizadas como medios de comprensión. Esto último se refiere a que la fonología estudia las características comunes que poseen los diferentes sonidos de una lengua y que facilitan que los diversos hablantes de la comunidad se entiendan entre sí, a pesar de que cada uno de ellos pronuncia estos sonidos con sus peculiaridades individuales. Por todo ello, aunque exista independencia entre ambas disciplinas, se produce a la vez una complementariedad entre las mismas. 2.1. Fonética La fonética, como hemos dicho, se ocupa del acto concreto de manifestación de un sonido. Dentro de ella se pueden distinguir dos subdivisiones: la fonética articulatoria y la fonética acústica. 3.1. Clases de morfemas Los morfemas se pueden clasificar atendiendo a distintos criterios. En primer lugar, encontramos el criterio semántico, que divide los morfemas en léxicos y gramaticales. Los morfemas léxicos son aquellos que aportan un significado pleno, mientras que los morfemas gramaticales son aquellos que solo aportan significado gramatical, es decir, informan sobre el género, el número… Bloomfield fue el primero en clasificar los morfemas según el criterio sintáctico, es decir, atendiendo a su autonomía con respecto a la construcción sintáctica en la que aparecen. Los morfemas libres son aquellos que pueden aparecer incluso como un enunciado por sí solos. Por otro lado, los morfemas ligados son aquellos que siempre van a aparecer junto a otros morfemas. El lingüista Yule hace, sin embargo, una suerte de combinación entre ambos criterios de clasificiación y, aunque distingue entre morfemas libres y morfemas ligados, los subdivide a su vez a cada uno en dos tipos. Dentro de los morfemas libres encontramos los morfemas léxicos y los morfemas funcionales. Los morfemas léxicos son aquellos que tienen significado por sí mismos, mientras que los morfemas funcionales son aquellos cuya función es estrictamente gramatical (conjunciones, preposiciones, artículos, pronombres…). Por otro lado, dentro de los morfemas ligados encontramos los morfemas derivativos y los morfemas flexivos. Los morfemas derivativos son aquellos que, añadidos a una palabra determinada, crean otras nuevas, mientras que los morfemas flexivos son aquellos que, a pesar de modificar la palabra, no la convierten en otra diferente. Léxico tigre Libre Funcional que Derivativo -ción Ligado Flexivo -s Han existido otras clasificaciones, aunque estas resultan las más importantes. 3.2. Radicales y afijos El radical de una palabra es la parte que aporta el significado principal de la misma. A este se le añaden los afijos para modificarla, que pueden ser o bien sufijos o bien prefijos. Los radicales y los afijos son ambos signos lingüísticos que, unidos, forman una unidad superior: la palabra. Sin embargo, cabe destacar que, aunque el radical contenga el significado principal y los afijos tan solo lo modifiquen, ambos tipos son unidades significativas de la lengua y, por tanto, con una misma importancia capital. No obstante, sí que existe una jerarquía en la formación de palabras que debemos tener en cuenta para el análisis morfológico. Ej. El análisis de una palabra como “rebuscamientos” no se puede realizar, simplemente, estableciendo que sus partes son re-busc-a-miento-s. La jerarquización de esta palabra sería la siguiente: [re-[[busc-a]-miento]-s] En una palabra como “inutilizable”, la jerarquía es diferente según el significado que otorguemos a la palabra. in utilizable Utiliza ble utili za inutiliz able inutili za in util Consideramos que ya no se Puede ser fácilmente inutilizado La ventaja de estas formas de análisis es que, además de establecer la jerarquía de la oración, también indican la clase gramatical de los constituyentes que la componen. En el caso de este último diagrama arbóreo también se observa cómo estos constituyentes están compuestos a su vez por otras palabras y la clase de estas. 4.1. El sintagma Cada una de las casillas o nudos de los diagramas anteriores (excepto el primero, que corresponde a la oración) constituye un sintagma. Un sintagma es una palabra o secuencia de palabras que funcionan en conjunto como una unidad dentro de la oración. Dentro de estos, se establecen relaciones de dependencia: existe un elemento dominador, llamado núcleo (que puede funcionar por sí solo sin desestabilizar la secuencia) y otros dominados que funcionan como modificadores, a los que podemos denominar determinantes, adyacentes, complementos… También existen, sin embargo, los sintagmas coordinados, en los que existe más de un núcleo. Además, un sintagma puede comprender, a su vez, uno o más sintagmas menos extensos, y puede ser contenido por un sintagma aún más extenso. El sintagma es la unidad principal considerada tras las palabras, ya que ocupa una función dentro de la oración. 4.2. Oración Resulta difícil definir lo que se entiende por frase u oración. Para Bühler, una oración es una secuencia de palabras dotada de significado completo. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué se considera como significado completo o no? Desde el punto de vista formal, algunos lingüistas opinan que la oración es una unidad lingüística dotada de autonomía sintáctica y semántica articulada en un sujeto y un predicado. Para Bloomfield, sin embargo, se trata de una “forma lingüística independiente, que no queda comprendida mediante ninguna construcción gramatical en otra forma lingüística mayor”. No obstante, se pone en duda esto de que no forma parte de otras unidades superiores, ya que existe una disciplina, denominada lingüística del texto, que estudia las relaciones que se establecen entre un conjunto de oraciones. Otro concepto importante es el de cláusula, que Simone define como un “agrupamiento de palabras que tiene un predicado y que forma parte de una frase más extensa”. Es decir, sirve para establecer las diferentes frases que existen dentro de una oración compleja. Entre las Connotativo. Transmitido por asocia ciones inducidas por el objeto referid o. Estas connotaciones varían según la sociedad, la época, los sujetos interlocutores… • Estilístico. Ej. Corcel, rocín, jamelgo, potro. En todas las ocasiones nos referimos a un caballo, pero en el plano estilístico no parecen lo mismo. • Afectivo. Es el significado que transmite nuestro tono de voz, la velocidad a la que hablamos… Ej. No es lo mismo decir algo de forma pausada que enfadado. • Reflejo. Lo transmitido en virtud de las asociaciones con otras denotaciones que posee la misma palabra (ej. La gente “mal pensada”). • Conlocativo. Transmitido por la asociación de la expresión utilizada con otras junto a las que suele aparecer. • Temático. Según la posición de la frase. Los lingüistas se ocupan, en principio, tan solo del significado conceptual, es decir, lo comunicado intencionalmente, por muy interesante que resulte el estudio de los diferentes significados asociativos. 5.2. Sentido y significado Está claro que en nuestros mensajes conviven aspectos puramente informativos codificados (presentes en la señal lingüística) junto a otra serie de datos e informaciones que son aportadas por la intención, el contexto o la situación: los indicios. Estas informaciones que acompañan a la expresión y al significado literal de las palabras se conocen como sentido, al que podríamos definir como la totalidad de la información transmitida. De él se ocupa la pragmática lingüística. La semántica, por otro lado, se ocupa tan solo del significado codificado o literal. 5.3. Análisis del significado Un método del análisis del significado muy utilizado, sobre todo por los estructuralistas, es el análisis componencial. Se trata de un planteamiento muy parecido al de las matrices de rasgos en fonología, solo que trasladado al plano de la semántica, por lo que lo que se forma es una matriz semántica. Este tipo de análisis está basado en la creencia de que los significados están constituidos por rasgos distintivos de significación, por lo que las palabras podrían descomponerse en estos rasgos. Es la presencia o no de un determinado componente semántico lo que diferencia unas palabras de otras. Esta unidad semántica mínima es el de sema, y estos semas juntos forman un conjunto de rasgos sistematizado. Pottier consideraba que el significado de una palabra, al que denominaba senema, estaba formado de la siguiente manera: Sema1+Sema2+…+Seman. Los semas están también jerarquizados, ya que existen semas que implican otros semas. Por ejemplo, +animado está implicado en +humano. Este tipo de análisis, sin embargo, posee también sus críticas. Por ejemplo, para delimitar la palabra “cosa” existe un número enorme de componentes. No obstante, también posibilita el entender por qué son inviables determinadas frases, como “Bebí un vaso de jamón”. En este ejemplo existe una imposibilidad entre los componentes semánticos que posee “beber” (que implica líquido) y “jamón” (sólido). Descomponer el significado en rasgos semánticos no sirve para establecer listas de matrices semánticas, sino que se utiliza para especificar las relaciones entre un grupo de elementos que tienen rasgos comunes: se agrupan los significados con rasgos compartidos y se especifica en qué componente se diferencian unos de otros. Esto se conoce como campos semánticos. “El valor de la palabra viene delimitado por el de las palabras vecinas que se le oponen” Trier. Además de cómo contenedores de significado, las palabras también se pueden analizar por las verdadera historia de la lingüística. Algunos creen que su inicio se sitúa cuando se empieza a considerar la lingüística como una ciencia, otros, entre finales del s.XVIII y principios del s.XIX. Hay quienes piensan que empieza en 1916, con la publicación del Curso de Saussure, ya que fue entonces cuando se concibió el estructuralismo y se estableció la lingüística como disciplina independiente al delimitarse su objeto de estudio y las relaciones paradigmáticas y sintagmáticas. Otros, sin embargo, sitúan el inicio de la historia de la lingüística en 1957 con la publicación de otra obra: Estructuras sintácticas de Chomsky. En esta se establece el generativismo o la gramática generativa y se critica al estructuralismo, sobre todo el americano, ya que tan solo se había dedicado a la clasificación de las unidades y sus relaciones, olvidando el estudio de la competencia lingüística. Hay algunos autores, por otro lado, que opinan que esta historia debe ser considerada como un “largo proceso gradual”. Gazdaru, por ejemplo, considera la historia de la lingüística de una forma un tanto “evolutiva”, y habla de una especie de “edificio de la lingüística” formado por cinco fases o etapas. 1 Análisis. Etapa propiamente filológica más que lingüística. Es característica de la época grecolatina, y se continuó en la etapa medieval. Se trataba de establecer las distintas clases de palabras, de elementos de la oración… Es decir, aplicar reflexiones filosóficas para necesidades filológicas. 1 Comparación y 3. Evolución. Estas dos etapas están íntimamente relacionadas, ya que los planteamientos de la primera desembocaron en los de la segunda. Comenzaron durante el romanticismo, cuando existía un interés comercial en la comparación de las lenguas. Esto desembocó en un interés por las lenguas exóticas, el pasado y el origen del lenguaje y la reconstrucción de las lenguas. Se creó, entonces, la historicidad o lingüística histórico- comparada. Estas tres primeras etapas son denominadas por Gazdaru gramáticas, y opina que tan solo a partir de las siguientes, las denominadas etapas lingüísticas, se podría comenzar a hablar de lingüística como disciplina autónoma. 1 Evolución. Comienza cuando se intenta que la lingüística empiece a ser una ciencia empírica, es decir, que posea características de las ciencias físico-naturales. Por ello, se comienza a investigar qué provocaba los diversos cambios lingüísticos y a establecer leyes que explicaban cómo eran las lenguas. 1 Causas. La última etapa de este “edificio”. Muchas veces se ha establecido que es una simple aspiración y que los lingüistas no han conseguido nunca alcanzarla. En ella se pretende llegar al máximo deseo de no solo describir las lenguas, sino de averiguar también que es lo que ha causado que sean así. Es decir, llegar a no solo clasificar las lenguas sino explicar cómo poseemos este conocimiento. Este ascenso gradual, sin embargo, no significa que cada etapa anule a la anterior, sino que se trata de un apilamiento. Por ello, es preciso contemplar este esquema como un proceso de acumulación de etapas. Aquí consideraremos como historia de la lingüística no solo desde cuando la ciencia es lenguaje, sino como la exposición que muestra la reflexión sobre el lenguaje a lo largo del tiempo, ya que en muchas ocasiones, lo que se intentaba hacer en el plano lingüístico (como en la época grecolatina o la Edad Media) ha servido como punto de partida para muchas teorías surgidas ya en el s.XX. puro. Sin embargo, este planteamiento no hace sino dejar la puerta abierta a la postura convencionalista. Esta aparente renuncia posterior de Platón a la postura naturalista permitiría en un futuro a su discípulo Aristóteles a defender la convencionalidad del lenguaje, a pesar de haber seguido los planteamientos de su maestro. Hoy en día, se considera que esta cuestión está absolutamente superada, ya que en todas partes se estudia y se entiende que la relación que existe entre la palabra y la realidad designada es totalmente arbitraria. Sin embargo, los lingüistas no han eliminado del todo la hipótesis naturalista. Por ejemplo, Chomsky plantea que el lenguaje es una habilidad biológica que nos viene dado por naturaleza. Siguiendo las líneas de este planteamiento, encontraríamos otro punto de discrepancia entre los diferentes pensadores griegos. Esta controversia la encontramos entre los siglos III y II a.C., y plantea una cuestión interesante: ¿qué grado de importancia tiene el orden (cosmos) en las distintas lenguas y cuál poseen las irregularidades (caos)? Las distintas posiciones se forman con las ciudades de Pérgamo y Alejandría como centros. En Pérgamo se encontraban sobre todo filósofos estoicos, interesados en el significado de las palabras, mientras que los alejandrinos se preocupaban más por la lectura correcta de los textos. Por ello, los estoicos se situaron en una postura anomalista, es decir, creían en la importancia de la irregularidad de la lengua. Estaban interesados en cuestiones de lógica y retórica, por lo que daban una importancia capital al uso oral y diario, en el que observaron numerosos desajustes. Por otro lado, los filósofos de Alejandría defendieron el analogismo, y con él, la regularidad de la lengua. Eran a su vez convencionalistas, es decir, creían que la lengua había sido creada por el hombre de forma regular. Basaban su estudio en los textos, en los que veían numerosos datos regulares. La postura analogista terminaría consolidándose, lo cual llevaría a su vez al establecimiento y presentación de formas a partir de los datos aportados por los textos. Es decir, los analogistas tenían necesidad de una herramienta que les permitiera entender y corregir los textos que estudiaban: la gramática. Los lingüistas hablan de un lento proceso de constitución de la gramática. Como gran representante de la configuración de la gramática durante la época griega encontramos a Dionisio de Tracia. Se trataba, por supuesto, de un filósofo alejandrino y, por tanto, analogista. Su obra Téchné gramatiké es una suerte de compendio de todos los conocimientos alejandrinos del momento sobre la lengua griega. Fue difundida posteriormente por los árabes y resultó la base de las gramáticas posteriores. Se trata de una obra muy breve, de unas 15 páginas, en la que se ofrece información gramatical esquemática. Entre otras cosas, se establecen las partes de la oración. Esta clasificación alcanzó tal prestigio que durante numerosos siglos se siguió para analizar todas las lenguas, incluso aquellas cuya estructura no se asemejaba a la de la griega. Otro punto a destacar de esta obra es la importancia que se le otorga a la sistematización de la lengua. Hasta ese momento, se habían analizado los textos sin un mecanismo concreto. La gramática proporciona una herramienta que podía servir una y otra vez en el enfrentamiento con los distintos textos a estudiar. El gran prestigio de la gramática establecida por los griegos determinó una larga tradición de copia mimética: los gramáticos romanos eran, en gran medida, tan solo unos imitadores y seguidores de los gramáticos griegos, para algunos, unos simples transmisores de Dionisio de Tracia. Sin embargo, los romanos se convirtieron en la gran autoridad gramática durante la Edad Media. Donato es el autor de la obra De octo partibus orationes ars minor (Tratado elemental de las ocho partes de la oración), que de algún modo se convirtió en parte fundamental del Trivium medieval (primer estadio de los estudios, centrado en la gramática, la dialéctica y la retórica). Destaca el tono escolar de la obra, ya que su forma es la de un manual básico para comprender la gramática. Incluso se organiza a modo de preguntas y respuestas. Prisciano, no obstante, resulta más importante. Divide su obra, Institutiones Grammaticae, en tres grandes bloques: letras y sílabas, partes de la oración y el equivalente a la actual sintaxis. La gran aportación de Prisciano es que acompaña sus escritos con ejemplos de textos de grandes autores, Se debían aplicar las oportunas correlaciones flexivas (lo que llamamos hoy concordancia). 7 Las palabras debían ajustarse al principio de colocabilidad (es decir, resultaba importante la forma en la que se colocaban las palabras, adelantándose a la semántica). Estas posiciones filosóficas universalistas deben entenderse como las primeras investigaciones de teoría del lenguaje, y coexistieron con reflexiones básicas. Así, en definitiva, la orientación de la lingüística en la Edad Media estaba dividida en dos (teoría y práctica), cuyo espíritu perduraría hasta nuestros días. Por un lado, encontrábamos a los modistas, que comenzaban a crear una especie de teoría del lenguaje universal. Hoy en día pretendemos investigar los universales lingüísticos. Por otro lado, encontramos la importancia que se le daba a la enseñanza del latín, que si bien no ha perdurado, mantiene el mismo espíritu que la preocupación que sienten actualmente los lingüistas acerca de la enseñanza y el aprendizaje de lenguas. En función de las necesidades prácticas, encontramos dos obras “sorprendentes” en esta época. A la primera la denominaremos el Anónimo islandés, un breve tratado de reforma ortográfica del s.XII al que podemos considerar como el primer tratado sobre una lengua no clásica. Trata de adaptar el alfabeto latino a la escritura de la lengua islandesa, aunque se encuentra con algunos problemas (por ejemplo, la escritura de las numerosas vocales que el autor distingue en islandés frente a las cinco que proporciona el alfabeto latino; esto lo soluciona escribiendo las vocales con enclíticos). Sin embargo, lo más interesante de esta obra es la aparición de una metodología revolucionaria: la utilización de la verificación por “pares mínimos”, un anticipo de hasta 8 siglos a la fonología del s.XX. El propio autor del tratado escribe “Tomaré estas letras y las pondré unas después de otras entre las mismas consonantes. Con esos ejemplos demostraré como cada vocal cuando se encuentra sostenida por las mismas consonantes tendrá un significado diferente”. Esta obra en realidad no fue publicada hasta principios del s.XX, ya que hasta finales del s.XIX no había sido descubierta. Fue un manuscrito olvidado durante mucho tiempo ya que, al ser exclusivo de la lengua islandesa, no interesaba a las gramáticas de otras lenguas. La segunda obra “sorprendente” de esta época medieval es la llamada De vulgari eloquentiae (escrita en latín) de Dante, una figura más bien literaria, motivo por el cual esta obra es a menudo no considerada dentro de la Historia de la Lingüística. El propósito de esta obra es justificar la escritura literaria en lengua vulgar y encontrar la lengua literaria ideal de la península itálica. Destaca por su paso de los pensamientos medievales a los renacentistas. Esta búsqueda de Dante de la “lengua vulgar ilustre” (en la que se puedan tratar los temas más nobles de la literatura) está llena de prejuicios lingüísticos. La plantea de forma concéntrica (de lo más amplio a lo más particular), y establece preguntas sobre el lenguaje hasta llegar a la evaluación de todas las variedades lingüísticas de la península itálica. Acaba valorando el toscano (su propio dialecto) y el boloñés como los más apropiados para convertirse en esa “lengua vulgar ilustre” para hacer literatura. Esta obra sirve de antecedente a los estudios dialectológicos y precursora de los estudios históricos y comparados, ya que además de realizar la comparación entre las diversas variedades de la península Itálica estudia el surgimiento de las lenguas romances, de las itálicas a partir de estas, luego de los dialectos de estas últimas… 2. EL RENACIMIENTO Tenemos que insistir en la presencia de dos orientaciones, del mismo modo que en la Edad Media y en la época grecolatina: una especulativa y teórica, y otra práctica. Dentro de la orientación práctica distinguimos dos fases: una de elaboración de gramáticas de corte tradicional, y una segunda fase en la que se produce una enorme proliferación de gramáticas en lenguas romances. Posteriormente, al igual que ocurrió en la Edad Media con la aparición de los modistas, surgirá una fase teórica. En primer lugar, aparece Lorenzo Valla, que reivindicó en su obra Elegantiae latini sermonis el retorno al latín clásico . Pensaba que el latín medieval estaba bastante alejado de los grandes escritores del pasado, y que se debía intentar volver al latín de Cicerón. La latinitas es el nombre que se le da a este latín clásico utilizado por los grandes autores de la época antigua. Así, esta obra suele marcar el comienzo del Renacimiento (mediados del s.XV) y, del mismo modo, otra obra, la gramática de Port Royal, que veremos posteriormente, marca el final (mediados del s.XVII). En la misma orientación práctica que la obra de Lorenzo Valle, debemos señalar una segunda fase: la actuación. Se comenzó a pensar que el latín gozaba de tanto prestigio porque los gramáticos se habían ocupado de ello por lo que, si querían darle prestigio a sus lenguas romances, debían crear sus propias gramáticas. Se comenzó entonces a aplicar la metodología de la gramática latina al tratamiento de las lenguas vulgares. La primera gramática renacentista de una lengua romance la presentaría Elio Antonio de Nebrija en 1492, referida a la lengua castellana. Fue la única gramática española surgida en el s.XV, aunque durante el siglo siguiente surgieron muchas más, a la vez que proliferaban enormemente las gramáticas escritas en numerosas lenguas romances (francés, italiano…). La estructura de estas gramáticas, por supuesto, seguía el molde de la gramática tradicional latina (como la establecida por Prisciano, con la división de su gramática en tres partes: letras y sílabas, morfología y sintaxis). Estas gramáticas romances se caracterizaban y diferenciaban de las latinas por su presentación: tenían un prólogo, que solía estar dedicado a justificar la necesidad de hacer una gramática para dar prestigio a su lengua. También solían incluir una parte final en la que describían barbarismos, incorrecciones e incluso figuras poéticas para explicar cómo hacer un uso de la lengua romance correspondiente de forma correcta. Sobre 1530 se comienza a pensar que hasta aquel momento se habían hecho tantas gramáticas que ya era hora de abrir nuevos caminos de reflexión. Es entonces cuando aparecen lo que se denominan gramáticas de causis, que podría traducirse por algo así como “gramáticas de fundamentos”. Se trata de gramáticas filosóficas y racionales que no pretenden introducir a un estudiante al estudio de una lengua determinada, sino utilizar la lengua latina como base para una reflexión sobre el lenguaje, al margen de cualquier fin educativo. No trataban, por ejemplo, de describir las partes de la oración, sino preguntarse por qué son esas las partes de la oración, todo ello aplicando filosóficamente la dialéctica de Aristóteles a la cuestión del lenguaje. Los autores más representativos de esta corriente son Julio César Escaligero (De causis linguae latinae) y Francisco Sánchez de las Brozas, cuya obra Minerva se considera una joya tanto de la disciplina lingüística como de la crítica literaria. Dentro de estas gramáticas racionalistas debemos destacar la llamada gramática de Port Royal (cuyo verdadero título es Grammaire générale et raisonnée), ya que se puede considerar que en ella es donde esta actitud racionalista sobre el lenguaje alcanza su punto culminante. Sus autores eran Lancelot y Arnauld, el primero un gramático y el segundo un filósofo, por lo que observamos esta mezcla de estilos de trabajo. Fue redactada en 1660 y publicada en la abadía de Port Royal, por lo que se suelen referir a ella con este nombre. Además, es examinada desde la lógica e insiste en la búsqueda de los universales lingüísticos. Al igual que pasaba con los modistas, aquí se mezcla la metodología lógico-filosófica con la búsqueda de la gramática universal. De esta obra, debemos destacar algunos aspectos. Por primera vez, es una gramática no tiene intenciones normativas, y los ejemplos que se incluyen en ellas no pertenecen a escritos de autoridades literarias, sino que son inventados por los propios autores. Aunque no se puede decir que se haya pasado a un estudio del uso oral, sí que se tiene intención de poner ejemplos basados en el uso general de la lengua. Debemos destacar como la parte más importante de la obra, sobre todo por la influencia que posteriormente adquirió, la definición que dieron al lenguaje: parten de que este es la manifestación de las operaciones básicas que realiza la mente y, por tanto, los autores dicen que hablar es una afirmación (es), que se trata de una confirmación o negación de la atribución del concepto redonda al concepto tierra. Esto lleva a los autores a describir las distintas partes de la oración: conceptos (objetos de nuestro pensamiento -> nombres) y afirmaciones (modos de decir o afirmar con respecto a este pensamiento -> verbo). En un principio, los verbos son pensados solo como el verbo atributivo ser, con lo que hubiera sido más que suficiente para todas las expresiones del lenguaje. Sin embargo, dicen que el ser humano tiene tendencia a reducir, por lo que aparecen los demás verbos predicativos, que no son sino la una unión del verbo ser con un objeto. Ej. Juan vive -> Juan es viviente Los autores de esta gramática también distinguen entre dos conceptos a la hora de hacer juicios: concebir es captar, conocer las cosas. Ej. La redondez de la Tierra. Juzgar, por otro lado, es afirmar lo que concebimos. Esto significa que hablar no es simplemente expresar pensamientos, sino expresar los juicios que hacemos sobre las cosas que concebimos. Resulta normal que en esta gramática, puramente racionalista, se pretenda demostrar que lo que dicen es válido para cualquier lengua. Creían que la estructura de la lengua tan solo reflejaba la estructura de la mente, y, como esta es la misma en todas partes, las distintas lenguas tan solo serían variantes de un esquema general. Por ello, muchas veces se ofrecen ejemplos de hasta 7 lenguas diferentes. El hallazgo más moderno y por el que se ha insistido tanto en esta gramática es porque en ella se encuentra el origen de las estructuras de Chomsky. Este publicó en 1966 un libro denominado Lingüística cartesiana en el que defendía la Gramática de Port Royal, ya que decía que en ella se encontraban las bases de muchos de sus planteamientos del modelo generativo. Estas estructuras se refieren a la existencia de dos niveles de descripción de las oraciones: uno que podríamos llamar físico, superficial, que se atiene exclusivamente a la forma que tiene la oración; y un segundo nivel abstracto, más profundo, que podríamos llamar del significado (mental). Este planteamiento ya estaba presentado en 1660 en la Gramática de Port Royal. Sus autores opinaban que en una frase como, por ejemplo, Dios invisible ha creado el mundo visible existían tres juicios: 1 Algo predicado sobre Dios invisible: Dios ha creado el mundo. 2 Algo predicado sobre Dios: Dios es invisible. 3 Algo predicado sobre el mundo: El mundo es visible. Las estructuras 2 y 3 son incidentes en 1. Para recuperar la estructura explícita de lo explícito en esta oración, se debe transformar en una con estructura de relativo: Dios, que es invisible, ha creado el mundo, que es visible. La gramática de Port Royal será editada múltiples veces y adquirirá muchísima influencia durante los siglos posteriores a su publicación debido a su modernidad a pesar de la lejana época en la que fue concebida. TEMA 8. HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA. ILUSTRACIÓN Y EL ROMANTICISMO. 1. INTRODUCCIÓN Según Mounin, “el espacio de tiempo comprendido entre la segunda mitad del s.XVII y comienzos del s.XIX se caracteriza por un progresivo ensanchamiento del campo de los estudios lingüísticos”. Es decir, durante la Ilustración, existe la preocupación acerca de asuntos muy variados del campo del lenguaje, diversificando los temas enormemente. Una característica fundamental de este período es la abundancia de tratados ensayísticos, fundamentalmente elaborados por filósofos, en los que se expresan las opiniones de sus autores sin contrastarlas, es decir, no partiendo de datos, sino simplemente de las creencias del escritor. Destaca la presencia de la importantísima obra francesa L’Encyclopédie, con gran influencia en toda la historia posterior del pensamiento. Aunque tarda mucho en terminarse (se va publicando desde 1751 hasta 1765), incluía un gran compendio de saberes. Nos vamos a detener en tres de los numerosos temas que se plantearon en esta época: la discusión sobre los orígenes del lenguaje, los trabajos de compilación de las lenguas y la relación entre lenguas, pueblos y cultura. Elegimos estos tres por volver a ser recurrentes durante los s.XIX y XX. 2. ORÍGENES DEL LENGUAJE Hasta el s.XVIII existía una larga tradición ligada a los pensamientos bíblicos que llevó a pensar que la primera lengua existente había sido el hebreo. Sin embargo, esta tesis entró en crisis y en la época de la Ilustración comenzó a abrirse paso el planteamiento del origen del lenguaje humano sobre una base de gritos y gestos. Rousseau, en su obra Essai sur l’origine des langues, estableció que “las necesidades [físicas] dictaron los primeros gestos; las pasiones [morales], las primeras voces”. Es decir, es a partir de gestos como cubrimos las necesidades físicas, pero con la aparición de la pasión y/o la moralidad apareció también la necesidad de establecer comunicación. Poco a poco, las voces comenzaron a tornarse monótonas, se perdió esa espontaneidad primera y esa conexión natural y estas voces terminaron siendo un acuerdo o convención: el contrato social. Herder (Tratado sobre el origen del lenguaje) también creía que primero había sido el grito y luego la expresión, pero expresa esta idea Existe una controversia en la interpretación de la relación entre pueblos, lenguas y culturas diferentes. En ocasiones, se exponía que el clima era el responsable de la naturaleza de los pueblos y esta de su tipo de lengua. Condillac, en su obra Essai sur l’origine des connaissances humaines, dice que “Dos cosas determinan la formación del carácter de los pueblos: el clima y el gobierno. El clima les aporta o bien vivacidad, o bien más flema, y por eso predispone a un tipo de gobierno, o a otro. […] El gobierno, a su vez, influye sobre el carácter de los pueblos, y el carácter de los pueblos influye sobre las lenguas”. Sin embargo, estas ideas terminan desembocando en tesis como la siguiente: los climas fríos dan lugar a lenguas aptas para la racionalidad y las ciencias, mientras que los climas cálidos dan lugar a lenguas aptas para el teatro y las mentiras. Esta afirmación, claramente marcada por unos fuertes prejuicios lingüísticos, fue enunciada nada menos que por Denis Diderot, uno de los autores de la famosa Encyclopédie francesa. Consideraba, a su vez, que existían las llamadas lenguas del norte, perfectas; y lenguas del sur, salvajes y muy rudimentarias. Para afirmar esto, se basa incluso en características internas de las lenguas. Por ejemplo, para Diderot, el francés posee un orden oracional fijo, más “apropiado” para la expresión de los pensamientos, mientras que existen otras lenguas que presentan cierto “desorden” o una forma muy diversa, y estas, por tanto, no serían apropiadas para la cientifidad. Esto se trata de un menosprecio lingüístico hacia determinadas lenguas por razones para nada científicas ni basadas en datos objetivos y con un planteamiento fundamentado en criterios un tanto peregrinos. TEMA 9. HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA. LAS IDEAS LINGÜÍSTICAS DEL XIX. 1. INTRODUCCIÓN Una de las características del s.XIX es la euforia científica, es decir, se produjo una gran cantidad de avances científicos. Este siglo también estuvo dominado por la filosofía positivista presentada por Comte, una corriente de pensamiento basada en la observación de los hechos. A partir de esta, se podrían nombrar leyes basadas en la observación. Los positivistas consideraban que este método era el único capaz de otorgar un conocimiento positivo del mundo, por lo que había que abandonar las especulaciones. En este clima general, la lingüística también se contagia de esta actitud y se convierte en una disciplina empírica, es decir, basada en la observación de los datos. Es por esto que muchos autores consideran que la lingüística como ciencia no comienza hasta el s.XIX. El trabajo lingüístico que se realiza en esta época está orientado hacia el interés por la comparación de lenguas y la reconstrucción histórica para poder retroceder hasta un antepasado común a partir de las semejanzas entre distintas lenguas. Esto es debido a lo siguiente: • El interés romántico por las antiguas civilizaciones, especialmente germánicas y orientales debido a la fascinación que sentían los románticos por lo exótico. • La identificación entre lengua y carácter nacional y la curiosidad por las etapas primitivas del lenguaje a partir de las cuales se ha creado nuestra propia lengua. • El descubrimiento del sánscrito a finales del XVIII. Se encontraron muchas semejanzas entre esta lengua y otras muy diferentes y alejadas en el tiempo, lo que hizo pensar que todas ellas tenían un antepasado común. 2. LA METODOLOGÍA LINGÜÍSTICA DEL XIX El sánscrito es una lengua antigua. Se cree que se hablaba en la India sobre el 1500 a.C. Su gran peculiaridad es que quedó detenido en su evolución debido a que se convirtió en un idioma sacralizado, y permaneció por tanto fosilizado en los textos religiosos y la literatura culta. Sin embargo, si nos encontramos con dos lenguas más, d (antiguo ingles) y e (antiguo sajón) y observamos que entre estas dos hay más semejanza que con a, b y c, a pesar de no tener registros de una etapa común, consideraremos que d y e provienen de la misma lengua, a la que denominaremos Y (germánico primitivo). Dado que entre a y e, por ejemplo, seguimos encontrando semejanzas, al igual que entre X e Y, consideraremos también que todas estas lenguas provienen de un antepasado común, al que denominaremos A: el supuesto indoeuropeo. Sin embargo, cabe destacar que los investigadores no solo encontraron múltiples semejanzas entre las distintas lenguas, sino también diferencias sorprendentes. Por ejemplo: Ante estos casos, los distintos autores, sin embargo, no se conformaron con aceptar estas irregularidades, y hubo algunos, como Jacob Grimm, que trabajaron en una teoría para demostrar que estas diferencias no son aleatorias, sino sistemáticas y regulares. Este lingüista publicó en 1822 la Ley de Grimm, mediante la cual intentaba mostrar el proceso de regularidad de estas diferencias. Este se basa en la rotación consonántica, es decir, la alternancia entre los diferentes tipos de oclusivas sordas, sonoras y fricativas en las diferentes lenguas. Sin embargo, se comprobó que esta ley solo se cumplía cuando el acento recaía en la misma sílaba que la consonante en cuestión, y no en todos los casos. Por ello, diferentes autores modificaron y perfeccionaron la ley a lo largo de los años. Se puede considerar que método histórico comparado se iría afinando progresivamente y quedaría totalmente establecido a mediados del s.XIX, cuando todos los estudiosos del lenguaje siguieron este modelo riguroso, empírico y científico. Es por ello que muchos autores posteriores consideran que la lingüística como ciencia se establece a partir de esta época. Las principales tareas de esta lingüística se pueden resumir en cuatro apartados: • Reconstrucción de la lengua original a partir de la comparación. • Ramificación (árbol genealógico). La teoría de los árboles genealógicos de lenguas se establece a partir del planteamiento de la formación de las lenguas actuales a partir de lenguas anteriores. • Reconstrucción de la gramática. Es decir, no solo se conformaban con saber de dónde provenían las lenguas, sino que también buscaban mostrar su estructura. • Clasificación de las lenguas. Aprovechando la elaboración de árboles genealógicos, se estableció una clasificación de las lenguas en distintas familias unidas a su vez por otra relación de parentesco, es decir, la proveniencia de un tronco común. También debemos tener en cuenta la publicación en esa época de las teorías darwinianas, referidas al campo de la biología aunque rápidamente contagiadas a otras disciplinas, incluso a las ciencias humanas. Se empezó empezar que la evolución no era característica única de los seres vivos, sino también de las lenguas. El lingüista Schleicher, de hecho, decía que él también estudiaba la naturaleza, ya que consideraba al lenguaje como uno de los organismos naturales del mundo, al que debía tratarse con una metodología similar a la de las ciencias naturales. Propone entonces un modelo arborescente, a partir del cual proliferaría el presentar la genealogía de las lenguas de esa manera. Insiste también en que esa posible lengua original podría ser reconstruida a partir de las semejanzas que las distintas lenguas que derivan de ella y llega, de hecho, a escribir una fábula en indoeuropeo (La oveja y los caballos). A partir de entonces, se perseguiría que las gramáticas fueran menos comparadas y más históricas. No se estudiarían, por ello, estadios concretos, sino las sucesivas etapas de su evolución. 2.1. Los neogramáticos En el último cuarto del S.XIX aparecen los neogramáticos, un grupo de lingüistas que se caracterizaron por intentar solucionar algunos problemas que encontraron en la metodología histórico-comparada. En alemán se les denominaba junggrammatiker (jóvenes gramáticos) de forma un tanto despectiva, ya que se trataba de teóricos muy jóvenes. Sus planteamientos fundamentales se basaban en la búsqueda de una total precisión en las leyes de los cambios fonéticos. Quizá pecando de una excesiva rigurosidad, buscaban que no existiera una regla con múltiples excepciones, sino una regla sin ninguna desviación. En muchas ocasiones en las que se observaban excepciones, por ejemplo, establecían que estas podían explicarse a partir de la analogía con los grupos de palabras con los que se relaciona. Por ejemplo: LUNAE – Lunes MARTIS – Martes MERCURII – Miércoles JOVIS – Jueves VENERIS – Viernes Esto abrió el camino al estructuralismo posterior, también basado en muchas ocasiones en la analogía para explicar cambios. La principal crítica que los neogramáticos hacían al método histórico-comparado era la debilidad que estos encontraban en los datos con los que trabajaban: testimonios escritos de lenguas separadas en el tiempo (8 siglos de separación entre el sánscrito y el griego, otros 8 siglos entre este último y el gótico). Son los primeros que dirían que las letras tan solo eran una “imagen grosera” de los sonidos fonéticos y que la escritura era demasiado conservadora. Además, por los testimonios escritos no se podía asegurar que no hubiera habido contacto con otras lenguas diferentes. Los neogramáticos se sitúan casi en los límites de la lingüística contemporánea. Además, han sido tachados de atomistas y de excesivamente meticulosos. Sin embargo, a pesar de estas críticas, debemos recordar que grandes lingüistas del s.XX fueron educados bajo los preceptos de los neogramáticos: Sapir, Bloomfield… En resumen, el s.XIX fue un siglo fundamentalmente diacrónico, en el que por primera vez se establecieron un método y una teoría lingüística. La crítica fundamental a este período es que en ningún momento se plantea el estudiar los elementos en sí mismos y por sí mismos, sino tan solo de dónde vienen y a dónde van. 3. HUMBOLDT, UN LINGÜISTA AISLADO El lingüista Humboldt fue considerado en su tiempo, seguramente, como una persona excéntrica, ya que no seguía las mismas pautas que todos los investigadores de su época. Sin embargo, posteriormente se le ha dado mucha importancia, y ha sido muy estudiado a lo largo de todo el s.XX. Lingüista aislado, como decimos, se ocupaba de comparar lenguas extrañas ( tagalo, quechua…), aunque siempre con el tono general de la época. Sus ideas son precursoras de la lingüística del S.XX. Su concepción del lenguaje es que este es creativo: la lengua no es obra o ergon, sino actividad o energeia. El lenguaje está para él íntimamente ligado al carácter racional, y la lengua es representativa de la racionalidad. Otra característica de los pensamientos de Humboldt, adelantada al estructuralismo, es que la estructuración del mundo está determinada por la estructuración de la lengua. Cada lengua presenta su propia estructuración gramatical, y esto constituye su propia ordenación del mundo. que una simple combinación de elementos, se designa un todo formado por fenómenos solidarios, en el sentido de que cada uno depende de los otros. Cualquier cambio en uno de los elementos afecta a los que lo rodean. “Cada sistema está formado por unidades que se condicionan mutuamente; la disposición interna de estas unidades constituye su estructura y esta disposición es la que lo distingue de otros sistemas”. Benveniste. Con esta definición, diferenciamos entre sistema y estructura. Todas las lenguas son sistemas. Por estructura entendemos la disposición de los elementos dentro de ese sistema. 1.1. La Gestalttheorie La Gestalttheorie fue una teoría psicológica surgida en alrededor de 1910 que suponía que “el todo es más o incluso una cosa distinta a la suma de sus partes” (como cita el lingüista Melmberg). Contagiaría posteriormente a la lingüística en el sentido de que se sustituyó el estudio de los detalles por el de las relaciones entre las partes. 2. PRINCIPIOS QUE ARRANCAN DEL CURSO Saussure delimitaría el objeto de la lingüística y, situado en el plano de la lengua, marcaría el rumbo de la lingüística europea. El principio fundamental del estructuralismo sería la consideración de la lengua como un sistema, un conjunto estructurado de elementos interdependientes cuyo valor depende de las relaciones que mantienen entre sí. Los métodos para estudiarlos serían puramente lingüísticos, y no tomados prestados de otras disciplinas. Se produce también un intento de clasificar la lingüística dentro de las ciencias sociales, dándole así un lugar entre las disciplinas científicas. Se incluye, así, la lingüística dentro del estudio general del signo, la semiología. Existe, además, otra serie de distinciones básicas del estructuralismo. Las dicotomías estructuralistas sausserianas son una serie de parejas de elementos en los que estos se oponen entre sí. La primera de ellas sería la distinción entre lenguaje (“heteróclito y multiforme”, a la vez físico, psicológico y psíquico) y lengua (producto social, conjunto de convenciones). Otra dicotomía básica sería la distinción entre lengua y habla (realización concreta de la lengua). Saussure dice que “al separar la lengua del habla (langue et parole), se separa a la vez: 1º lo que es social de lo que es individual; 2º lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental”. Saussure establece prácticamente todo su pensamiento a partir del establecimiento de una teoría general del signo lingüístico. Para él, el signo lingüístico está compuesto de dos planos inseparables: el significante o “imagen acústica” y el significado o “imagen mental” (el concepto en cuestión). Desde el punto de vista del habla, la imagen acústica puede ser pronunciada de muy diversas maneras, pero, sin embargo, todos la entendemos. Tienen que existir, por tanto, una serie de características comunes en la infinita serie de posibles pronunciaciones. Relacionado con el establecimiento del signo lingüístico está la característica de la arbitrariedad. Las diferentes lenguas estructuran y conceptualizan la realidad de maneras distintas. Por tanto, no existe arbitrariedad tan solo en la expresión fónica de un concepto, sino también en la estructuración de la realidad y los conceptos de la lengua. Ej. forêt Bosque selva El significante tiene, además, carácter lineal, y es a la vez mutable e inmutable. De esta última característica había hablado ya incluso Dante: el signo original fue cambiando a lo largo de la historia. La razón de esto es, para Saussure, el mismo carácter arbitrario de la lengua. Sin embargo, a su vez, debido a que el signo es una convención social permanece “inalterado” para permitir la comunicación. Resulta también muy importante la distinción entre forma (sistema estructurado) y sustancia (realidad no estructurada). Para Saussure, la forma es el sistema. Existe una sustancia fónica y semántica (mundo de los sonidos y mundo de los pensamientos, es decir, todos los sonidos y son un sistema y poseen una estructura, una organización, una gramática. Por ello, desde el punto de vista de la lingüística, todas las lenguas son iguales y pueden ser, por tanto, objeto de estudio. • Método inductivo basado en la observación directa. En este, se va desde lo particular a lo general: se estudian los elementos y a partir de ellos se crean generalizaciones y conclusiones. • Prioridad otorgada a la descripción. El estructuralismo tan solo pretende describir los diferentes elementos que componen una lengua y describir sus relaciones. Los lingüistas son taxonómicos, realizan sus clasificaciones. Por tanto, se olvidan de la prescripción, es decir, dejan de decir las cosas de forma normativa. Explica cómo son los elementos, no cómo deberían ser. Además, otros logros importantes del método estructuralista son los siguientes: • Prioridad de la lengua oral sobre la escrita. “Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos; la única razón de ser del segundo es la de representar al primero; el objeto lingüístico no queda definido por la combinación de la palabra escrita y la palabra hablada; esta última es la que constituye por sí sola el objeto de la lingüística. Pero la palabra escrita se mezcla tan íntimamente a la palabra hablada de que es imagen, que acaba por usurparle el papel principal; y se llega a dar a la representación del signo vocal tanta importancia como a este signo mismo. Es como si se creyera que, para conocer a alguien, es mejor mirar su fotografía que su cara”. Saussure. • No a la prescripción. Es decir, se considera que no hay “buenos” y “malos” usos de la lengua. TEMA 11. ESTRUCTURALISMO EUROPEO (POSTSAUSSUREANO) 1. INTRODUCCIÓN. ESCUELA DE GINEBRA Durante el s.XX se produjo un desarrollo de la lingüística europea a partir de las ideas aparecidas en el Curso. Fundamentalmente, destacamos dos escuelas: la de Copenhague y la de Praga. A la Escuela de Ginebra, sin embargo, se le suele dar menos importancia porque los lingüistas que surgieron de ella se limitaron a extender las ideas del Curso de Saussure, sin apenas cambiar nada. De hecho, fueron dos discípulos del propio Saussure, A. Séchéhaye y Ch. Bally los que reunieron los apuntes de Saussure y publicaron en 1916 el Curso tal y como todos lo conocemos. R. Godel, además, publicó en 1955 Les sources manuscrites du cours de linguistique générale, en el que añadió al Curso más apuntes de las clases que había dado Saussure. En él se aclaran muchas cuestiones que no habían quedado claras en el Curso. 3. ESCUELA DE PRAGA Los orígenes de la Escuela de Praga se remontan a la fundación del Círculo Lingüístico de Praga en 1926 por parte de lingüistas checos y rusos. Este se dio a conocer en 1929 con la publicación de las famosas Tesis de Praga, que contienen las ideas principales de este grupo de lingüistas. Esta Escuela se va a caracterizar fundamentalmente por impulsar las ideas expuestas en el Curso de Saussure. Entienden la lengua, por tanto, desde el punto de vista de la estructura, pero se van a distinguir por incorporar una perspectiva funcionalista. Consideraban que tan solo se estudiaba el lenguaje porque este tenía una función: la de establecer comunicación, un lazo de unión, un vínculo comunicativo entre el emisor y el receptor. Para ellos, la finalidad lingüística era la esencia del lenguaje. Los miembros de la Escuela de Praga van a destacar fundamentalmente en las investigaciones de las áreas de la fonética y la fonología, ya que son los primeros en aplicar la metodología estructuralista expuesta en el Curso del Saussure a estos campos. En Principios de fonología, Trubetzkoy establece, basándose en la dicotomía lengua y habla, una diferencia entre el significante de la lengua y el significante del habla. Esta distinción es la que permite diferenciar entre fonética y fonología: el significante de la lengua se corresponde con sonidos abstractos que todos consideramos como iguales (fonología), mientras que el significante del habla son todas aquellas realizaciones individuales que el ser humano hace efectivas durante el acto del habla (fonética). Trubetzkoy también presenta lo que denomina como oposiciones distintivas y el principio de la conmutación: “Si dos sonidos aparecen en la misma posición fónica y no pueden ser sustituidos el uno al otro sin modificar la significación de las palabras […], entonces estos dos sonidos son realizaciones de fonemas diferentes”. Jakobson fue un lingüista, fonólogo y teórico de la literatura ruso que se vio obligado a emigrar a Praga por razones políticas. Es sobre todo conocido por su conferencia “Lingüística y Poética”, en la que criticó la concepción tradicional de estos dos términos que los consideraba totalmente opuestos. Jakobson sostenía que toda conducta verbal es intencional y que está dirigida a un fin. Había, por tanto, que estudiar el lenguaje en toda su variedad de funciones. Por ello, plantea que en el circuito de la comunicación existe un emisor que envía un mensaje a un receptor utilizando un canal con un determinado código y haciendo referencia a una realidad. A partir de estos elementos que componen la comunicación, establecería una función representativa de cada uno de ellos. Estas funciones del lenguaje han sido muy extendidas y, se estudian, de hecho, incluso en los colegios. Están basadas en las tres funciones del lenguaje que estableció Bühler, pero se encuentran ampliadas. Jakobson también trabajó en fonología. Destacamos fundamentalmente su teoría de la oposición binaria o binarismo, en la que diferencia entre el miembro marcado y no marcado y con la cual aplicaría los planteamientos de la fonología en la morfología. Por último, destacamos al lingüista y psicólogo austríaco Bühler. Este presentó en 1934 su teoría del lenguaje, tan simple y evidente que nunca nadie se la había planteado: el habla humana precisa de un hablante, uno o más oyentes y de un tema. Esto le lleva a decir, entonces, que toda manifestación lingüística tiene tres aspectos: es una manifestación del hablante, una llamada al oyente y una representación del hecho. (“engranaje”), formada por unidades mínimas dotadas de significante y significado denominadas monemas (o morfemas); y una segunda articulación, formada por unidades más pequeñas que ya no poseen significado pero sí son distintivas, los fonemas. Los elementos de la primera articulación forman una lista abierta, son ilimitados; mientas que los que componen la segunda articulación conforman una lista cerrada, con elementos limitados. La doble articulación también implica que describir una lengua es describir un conjunto de elecciones de dos tipos. Esto le otorga un aspecto dinámico, pues tanto el hablante al emitir como el oyente al descodificar realizan dos selecciones: la de las unidades de la primera articulación utilizadas, formadas a su vez por selecciones de la segunda articulación. Esto lleva a Martinet a considerar que existen dos componentes esenciales para la descripción de una lengua. La fonología se encargará de las unidades de la segunda articulación: establece los fonemas existentes en una lengua y cómo se pueden combinar. La sintaxis (que corresponde con lo que hemos llamado en ocasiones gramática: tanto sintaxis como morfología), por otro lado, trata de analizar los componentes de la primera articulación. Martinet, en su libro Economía de los cambios fonéticos, también establece el principio de la economía del lenguaje. Para él, los hablantes tienen unas necesidades comunicativas que los llevan a precisar de muchas unidades diferentes, casi un número ilimitado de ellas, para poder comunicar lo que necesitan. Sin embargo, a su vez, también poseen una tendencia al mínimo esfuerzo debido a sus limitaciones físicas y psíquicas. Por ello, pretenden encontrar el equilibrio entre esta amplia necesidad de unidades y las limitaciones del ser humano. La mejor forma de compaginar ambas es lograr con el mínimo esfuerzo el máximo rendimiento. Esta ley la aplica al planteamiento de los sistemas fonéticos, y muestra que cualquier sistema fonético que posea muchas distinciones será más difícil de aprender y utilizar que otro que no las tenga. TEMA 12. ESTRUCTURALISMO NORTEAMERICANO 1. INTRODUCCIÓN La lingüística estructuralista norteamericana se caracteriza en sus inicios por intentar seguir los principios del estructuralismo europeo, pero al mismo tiempo adquiere un rasgo muy particular: su metodología de campo (práctica) para la descripción de las lenguas amerindias. Estas se trataban de lenguas carentes de escritura, de las que nadie sabía apenas nada (ni las unidades de las que constaban, ni su estructura…), por lo que era necesario describirlas. Debemos destacar también que, en un principio, esta lingüística estaba planteada como una disciplina auxiliar de otros campos, como la antropología o la etnología, ya que se desarrollaba para descubrir y conocer la cultura de diferentes pueblos. Destacan dos posturas teóricas en el estructuralismo norteamericano: el determinismo y el descriptivismo. El determinismo es muy caracterísitico de esta corriente lingüística, sobre todo en sus orígenes. Por otro lado, el descriptivismo es el que en cierto modo da nombre y aporta sus características esenciales al estructuralismo norteamericano. 2. DETERMINISMO LINGÜÍSTICO 2.1. F. Boas Trabaja en física, geografía, matemáticas… Cuando se muda a EEUU se dedica a la antropología y al estudio de las culturas aborígenes, y se convierte en un especialista en lenguas amerindias. De hecho, publica, en tres grandes volúmenes, su obra Manual de lenguas indioamericanas, en el que compendia todo lo que se había investigado hasta la fecha en relación a las lenguas indígenas americanas. Insistirá en que solo a partir del conocimiento científico de las lenguas se puede llegar al conocimiento de sus pueblos y su cultura.
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